Representantes de la construcción privada de viviendas dedicaron un encuentro sectorial al llamado Triple Impacto en los desarrollos urbanos en obra y en los que vendrán y cómo incorporar finalidades ambientales y sociales al corazón de sus modelos de negocio y actividades.
Se deben trabajar, concluyeron, en un nuevo esquema para llevar adelante la actividad con negocios transparentes y comprometidos con la sociedad. Actualmente edifican más de 1 millón de m2, y se propusieron repensar el formato entendiendo que los proyectos inmobiliarios producen el Triple Impacto, dejando una marca inmediata en una zona determinada, barrio o comunidad.
“Estamos trabajando en equipo para proporcionar a nuestros asociados una herramienta guía que invite a conocer el impacto que nuestro sector genera y poder modificarlo” (Ballester)
En la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos de la República Argentina (CEDU) estos temas están a cargo de la Subcomisión de Mejores Prácticas Empresariales, que encabeza Rodrigo Ballester, CEO de Desisco + B. “Estamos trabajando en equipo para proporcionar a nuestros asociados una herramienta guía que invite a conocer el impacto que nuestro sector genera y poder modificarlo”, explicó.
La subcomisión, que transita sus primeros pasos, se planteó una serie de metas que incluyen, entre otros aspectos, la elaboración de un manual que invite a otros a ser protagonistas de una agenda mundial que busca planificar emprendimientos sostenibles; la confección de un plan de comunicación y un proyecto de capacitación mensual para las empresas; y la confección de un sistema de puntuación o valoración de lineamientos cumplidos.
Expertos de la cámara, coinciden que es importante comprender que cuando se habla del desarrollo inmobiliario no solo se trata de uno de los sectores económicos más representativos del país, sino que refieren de muchas actividades que se encuentran relacionadas con la creación de hábitat digno. Entre ellas las finanzas, la arquitectura, la ingeniería, la construcción y la comercialización de proyectos.
“Desde hace unos meses estamos trabajando en el desarrollo de proyectos sustentables, pero nos faltaba un marco de acción que nos ordene y que nos permita cuantificar acciones que nosotros creíamos relevantes en cuanto al impacto que generaban”, contó Santiago Vitali, de Grupo Klover.
Sustentables
Varias compañías trabajan para que los nuevos proyectos sean sustentables desde el origen y apunten a reducir la huella de carbono. Además, tienen como objetivo generar convenios de pasantías con universidades e institutos locales para brindar una primera experiencia laboral a jóvenes estudiantes y ampliar así sus posibilidades dentro de un mercado laboral cada vez más saturado.
Lucas Salvatore, de Idero, dijo: “Nos caracterizamos por hacer foco en generar valor en toda la cadena, tanto en lo económico como en lo social y ambiental. Generar trabajo y triple impacto, es el hilo rector como la innovación. Apostamos por capacitar a la gente para que crezca con nosotros”.
Además de focalizarse en lo sustentable, entienden que hay nuevas tecnologías incorporadas en la cadena de valor y la industrialización de gran cantidad de insumos que normalizados y certificados, garantizan la utilización técnica y altos estándares de calidad.
Desde la llegada del virus
Ballester se refirió al presente y el efecto pandemia, “como toda actividad económica de nuestro país el sector se ha visto fuertemente impactado, afrontando los confinamientos con total responsabilidad empresaria, y reconfigurando los procedimientos y proyectos para hacerlos acordes a las nuevas necesidades de los usuarios. Muchas empresas replantearon sus modelos de negocios y las unidades a ofrecer al mercado”.
Por otro lado, prácticamente no existen diferencias de costos entre los distintos sistemas constructivos, la industrialización de gran parte de los insumos y la eficiencia alcanzada. Se estima que el valor del m2 de edificación oscila los 850 dólares. Y que tanto el sistema tradicional o en seco, son similares en cuanto al precio. Lo sustentable, según los expertos puede ser un 15 o 20% más caro.
“Todos los sistemas han aportado mejoras en sus productos tanto estructurales como de terminación, a los efectos de encontrar la manera de consumir menores recursos naturales en su producción. El acero es un actor que viene tomando protagonismo, siendo empleado como portante de grandes estructuras, steel frame y en otros casos, para emprendimientos de menores escalas. Tiene una importante eficiencia en materia de reducción de impacto ambiental al provenir en gran parte del reciclado del mismo y sumando sus niveles de aislación térmica y acústica, hacen un producto con buenas prestaciones en muros y cubiertas”, detalló Ballester.
Otros materiales fundamentales son los que con mayor frecuencia se empiezan a ver en los distintos proyectos como paneles solares, por ejemplo, que tienen la capacidad de autogeneración de energía y los insumos de tratamientos de afluentes. Estos son primordiales a la hora de reducir infraestructura de generación y distribución de energía minimizando el impacto ambiental.
Financiamiento, un reclamo
Para apalancar el desarrollo inmobiliario y el avance en materia de construcción de viviendas, es fundamental el financiamiento, algo muy escaso en la Argentina.
“La falta de crédito hipotecario accesible es un gran obstáculo, pero lo cierto es que los bancos tampoco financian a los desarrolladores y lo poco que hay, es a tasas de intereses muy altas. Por el lado del mercado de capitales, hay avances pero aún son tibios”, dijo a Infobae Damián Tabakman, titular de la CEDU.
Ante esa carencia, los proyectos recurren a la preventa para financiarse, pero esa modalidad limita la actividad al segmento socioeconómico más alto. “Para que se puedan edificar viviendas en volumen, deberíamos tener un sistema crediticio orientado al sector muy diferente del actual, especializado y bien fondeado, tal como sucede en otros países de la región”, concluyó Tabakman.
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