El financiamiento que concedió China para la construcción de dos represas en Santa Cruz es el más reciente dolor de cabeza financiero para el Gobierno. Los bancos que concedieron un crédito por USD 4.700 millones a 15 años, y que ya desembolsaron alrededor de USD 1.500 millones quieren empezar a cobrar los primeros vencimientos. Esos pagos estaban previstos para hacerse cuando las obras generaran ingresos a través de la venta de energía eléctrica, pero las construcciones no avanzaron y las condiciones del préstamos apremian. Sin dólares de sobra, el Gobierno negocia una adenda para evitar caer en default.
La construcción de las represas Carlos Cepernic y Néstor Kirchner sufrió serias demoras. Según técnicos que asesoran en las obras, el proyecto planificado originalmente varias décadas atrás, tuvo vicios a la hora de realizar los estudios de suelo previos. Uno de los terraplenes que se construyen para cerrar el embalse se derrumbó como consecuencia de esto y la obra no sólo se demoró sino que requerirá unos USD 200 millones extra para rehacerlo.
Uno de los terraplenes que se construyen para cerrar el embalse se derrumbó y la obra no sólo se demoró sino que requerirá unos USD 200 millones extra
Desde entonces, hay un conflicto entre el consorcio que forman la empresa china Ghesouba junto con Electroingeniería e Hidrocuyo, concesionarias del proyecto, y IEASA, la heredera de Enarsa que encarga la construcción que el secretario de energía, Darío Martínez, deberá dirimir. Gira alrededor de quién deberá hacerse cargo de esos costos extra.
En medio de esas demoras y discusiones, llegaron los primeros vencimientos del crédito facilitado por bancos chinos. Son unos USD 4.700 millones otorgados por el China Development Bank Corporation (CDB), el Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) y el Bank of China Limited (BOC). Cumplidos 66 meses del primer desembolso, llega la hora de pagar.
El plan original era que las represas estuvieran produciendo energía para este momento y, con ello, hacer más económica la devolución. Pero la puesta en funcionamiento de esas centrales hidroeléctricas no está cerca.
“El financiamiento chino está suspendido, pero la obra no está parada ni lo estará. Los bancos pusieron algunas nuevas condiciones en la negociación, porque implica más fondos, y Economía las considera aceptables”, confió una fuente oficial.
“El tema tiene un horizonte corto de resolución. Se aceleró en los últimos meses y se va a arreglar. Ellos aceptaron que el Tesoro pague por el momento y que luego recupere esos fondos”
“Se está negociando una adenda al contrato con los bancos porque hubo un tema geológico importante en la obra hace varios meses. Venció lo que se llama período de disponibilidad y los chinos aceptaron que el Tesoro financie la obra mientras se negocia (por ahora con fondos propios de reasignaciones presupuestarias de Energía). Cuando se termine de negociar, esos fondos volverán al Estado”, agregó la misma fuente.
El problema es acuciante porque las condiciones del préstamo son, como mínimo, exigentes. Todos los préstamos concedidos al país –como los que se extendieron para el Belgrano Cargas y otras obras– tienen cláusulas de cross default: si la Argentina se atrasa en uno, caen todos y fuerzan a una dura renegociación.
El tema ya trajo problemas al ministro de Economía, Martín Guzmán, quien negoció una extensión del plazo de pago de los USD 2.400 millones que vencieron este año con el Club de París en medio de reproches porque, mientras tanto, nunca se detuvieron los pagos de deuda a China. Ya pagó USD 440 millones a acreedores de ese origen, mientras que logró una solución de compromiso con el Club de Paris con el pago de USD 430 millones y el condicionamiento de alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo antes de marzo de 2022.
En el Gobierno, sin embargo, sostienen que la solución para la novela de las represas de Santa Cruz está cerca. “El tema tiene un horizonte corto de resolución. Se aceleró en los últimos meses y se va a arreglar”, aseguró una fuente oficial.
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