Era casi una fija que a medida que se acercara el cobro del medio aguinaldo el tipo de cambio se pondría más picante. La escalada de las últimas jornadas llevó finalmente al dólar libre a $175 (cerró en $174 ayer viernes), el valor más alto del 2021 aunque todavía algo lejos de aquel nivel de $195 que llegó a tocar a fin de octubre. Ahora la brecha con el tipo de cambio oficial supera el 76%, una escalada que genera fuerte preocupación en el equipo económico.
El tipo de cambio libre se puso por encima del dólar “tarjeta”, es decir del “solidario”. Esto significa que en caso de que siga aumentando la brecha
El aumento de la brecha cambiaria acelerar la devaluación del tipo de cambio oficial. Sucede que crece el incentivo para importar (porque el dólar oficial a $95,5 se empieza a ver como subsidiado) y a su vez cae el interés por exportar, ya que los dólares entran a un tipo de cambio que poco tiene que ver con el nivel de la “calle”.
Otro dato relevante es que el dólar libre pasó a cotizar por encima del “contado con liquidación”, que se ubica levemente por debajo de los 165 pesos. Esto deja en claro que la mayor presión del tipo de cambio proviene de compras minoristas, que son las que empujan el dólar libre. Esto es diferente a lo sucedido en abril y mayo, cuando el tipo de cambio libre mostraba mayor estabilidad y la presión venía sobre todo del “contado con liquidación” y del dólar Bolsa, que llegaron a estar casi 10 pesos por encima.
Además, el tipo de cambio libre se puso por encima del dólar “tarjeta”, es decir del “solidario”. Esto significa que en caso de que siga aumentando la brecha, empezará a crecer el gasto en el exterior, lo que también impactaría sobre el nivel de reservas.
Una brecha cambiaria arriba del 75% incentiva las importaciones y crecerá el consumo con tarjeta de crédito en el exterior, lo que tendrá un impacto negativo en las reservas. El mercado empieza a descontar que el dólar oficial tendrá una importante aceleración luego de las elecciones
El ministro de Economía, Martín Guzmán, había señalado la semana pasada que se sentía relativamente cómodo con el actual nivel de la brecha cambiaria (había señalado del 65% al 70%). En esa misma presentación en el Cicyp había calificado como “insostenible” niveles del 120% al 150 por ciento. Aquellos valores se habían registrado en el momento de mayor presión, a fines de octubre del año pasado.
Guzmán también reiteró esta semana que “no hay motivos” para pensar en una devaluación, en referencia al tipo de cambio oficial. En realidad, el ministro se refiere a la posibilidad de que se produzca un salto brusco del dólar. De hecho, el Gobierno redujo sustancialmente el ritmo de aumento del tipo de cambio oficial, desde casi el 4% mensual a sólo 1,3% mensual en los últimos dos meses.
Una brecha en ascenso impacta sobre las expectativas de devaluación futura del tipo de cambio oficial. A su vez también puede alentar un mayor aumento de precios, si la expectativa es que el Gobierno acelere el aumento del dólar oficial después de las elecciones.
A medida que pasen los meses, con este nivel de brecha el mercado comenzará a descontar una aceleración del dólar oficial. Esto sucedería obviamente luego de las elecciones legislativas, que se realizarán el 14 de noviembre. Desde el Gobierno descartan un salto discreto del tipo de cambio, como el sucedido en 2014, pero es inviable mantener el actual ritmo de suba de apenas 1,3% mensual en medio de un contexto de elevada inflación.
El objetivo es “planchar” todo lo posible el dólar oficial en los próximos meses y que actúe como ancla contra la inflación. Un informe para inversores del economista jefe de TPCG, Juan Manuel Pazos, advirtió que la fuerte reducción del ritmo de devaluación no es suficiente para bajar la inflación con mucha rapidez. “Para que se cumpla con la previsión de inflación de 48% anual haría falta que desde julio a diciembre el índice se ubique por debajo del 2,8% mensual. Vemos esto poco probable, por lo que esperamos que la inflación se ubique en niveles cercanos al 55% para todo 2021”.
Las miradas de los inversores se concentran ahora en ambas puntas de la brecha, es decir tanto la evolución de los dólares financieros como del tipo de cambio oficial. Y en los dos extremos se notan tensiones.
Desde el Gobierno descartan un salto discreto del tipo de cambio, como el sucedido en 2014, pero es inviable mantener el actual ritmo de suba de apenas 1,3% mensual en medio de un contexto de elevada inflación
El dólar libre se viene moviendo con tendencia claramente alcista en los últimos tres meses: tras bajar de los $140 a principios de abril, la suba es sostenida y ahora ya está en 170 pesos. Desde entonces, la evolución de la cotización viene superando cómodamente a la inflación.
¿Hasta dónde lo dejará subir el BCRA? El titular de la entidad, Miguel Pesce, ya demostró que tiene “poder de fuego” para evitar aumentos excesivos del dólar financiero o bursátil. Pero también es verdad que al Central no le sobra nada: si bien logró subir USD 3.300 millones el nivel de reservas en el primer semestre, pero se trata de un “colchón” exiguo ante las presiones cambiarias que se esperan para la previa electoral.
Se calcula que desde octubre el BCRA utilizó unos USD 700 millones para calmar el contado con liquidación y lo logró por un tiempo. Pero ahora vuelve a tener presiones y seguramente se verá obligado a aumentar la intervención vía mercado de bonos dolarizados. Pero ese “rulo” cambiario al final del día implica más pérdida de reservas líquidas, lo que va acotando el “colchón” para intervenir, en un contexto de menor ingreso de divisas de la cosecha gruesa.
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