El resultado del pago parcial de USD 430 millones para evitar caer en default con el Club de París el último día hábil de julio fue una medida que permitió ganar tiempo, pero no tranquilizó al mercado que se lo hizo ver al ministro de Economía, Martín Guzmán. Por eso, el Banco Central se esforzó con todos sus instrumentos para bajar a los dólares financieros y evitar que empañen lo que ellos consideraban una buena noticia.
El Gobierno subestimó al mercado que esperaba una medida más profunda porque este pago solo gana tiempo, pero mantiene en la superficie los temas que más preocupan: el acuerdo con el FMI y el del Club de París. Por eso se derrumbaron los bonos de la deuda en dólares. Los que tienen ley extranjera tuvieron caídas de hasta 2,42% como fue el caso del GD30. El riesgo país respondió con un aumento de 33 unidades (+2,2%) a 1.535 puntos básicos.
La novedad impactó sobre los dólares financieros donde la intervención fue tan elevada como la de los peores momentos del año. El Banco Central vendió USD 30 millones nominales de AL30C -el bono que utiliza para intervenir- que equivalen a USD 11 millones en billetes- desde la apertura porque los dólares abrieron con elevadas alzas.
El contado con liquidación había comenzado el día por encima de $168 y cuando se acerco a $169 el Central salió con toda la artillería a derribarlo hasta que lo llevaron a $163,98, un valor $1,03 más bajo que el cierre del viernes. El dólar MEP con elevados negocios por USD 39,3 millones cerró con un alza de 43 centavos a $160,63.
En la plaza de las mesas de dinero, el dólar cerró equilibrado por la caída del GD30, el bono que se utiliza para escapar a las restricciones del Banco Central. El contado con liquidación quedó en $166,37 y el MEP en $161,32 con una suba de $1,02. El “blue” en el mercado libre con escasos negocios sumó $1 y cerró a $165, el valor más alto del año.
Todo indica que el mercado está esperando una suba de la divisa, aunque casi todos coinciden que el escaso pago al Club de París tuvo la virtud de no mermar las reservas para que puedan aguantar el cimbronazo de las elecciones sin devaluar y mantener a los dólares financieros controlados.
Sin embargo, Buenos Aires Valores SA (BAVSA), en un informe semanal, no es tan optimista y advierte que “espera que esta dinámica siga las próximas semanas, aunque hay que estar atentos a lo que sucederá en el MULC (el mercado oficial de cambios) a partir de julio”.
“La disminución de compras por parte del Banco Central en esa época es estacional y se agudizan cuando hay cepo, porque disminuyen las liquidaciones del agro” señaló Nicolás Rivas, trader de BAVSA.
En la plaza mayorista, el dólar subió 12 centavos -4 centavos menos de lo que se esperaba- a $95,50. Los negocios sumaron USD 212 millones y el Central compró USD 40 millones que no pudieron impedir que las reservas bajaran USD 37 millones a 42.374 millones por la baja del oro y pagos puntuales a Brasil para compensar operaciones de comercio exterior.
Los más favorecidos fueron los bonos que indexan por el CER que tuvieron alzas en los plazos más cortos de 0,25% porque pocos creen en una inflación decreciente hasta fin de año y apuestan a que rondará 50%.
La que respondió al pago que se hizo al Club de París fue la Bolsa, que venía en baja hasta que se conoció la noticia. Con un volumen algo más elevado que en las ruedas anteriores por $1.431 millones, el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, aumentó 1,17%. El piso lo tocó a las 13.00 y a partir de allí remontó la caída inicial. Los papeles más destacados fueron los de Pampa (+4%), Comercial del Plata (+3,76%) e YPF (+3,11%).
Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- volvieron a sus mejores épocas al operar $ 2.770 millones. Los certificados argentinos tuvieron una rueda positiva. Lo mejor pasó por Edenor (+4,72%), YPF (+3,57%) y Galicia (+3,07%).
Para hoy se espera un rebote de los bonos porque su baja parece exagerada. La presión sobre el dólar continuará, aunque saben que no hay chances para torcerle por unos meses el brazo al Banco Central, las grandes manos van dejando lugar a las divisas en sus carteras para cubrirse de una economía cada vez más impredecible.
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