Con un mayor avance de la vacunación y menores restricciones en materia de actividad, la agenda económica del Gobierno pasa hoy por lanzar medidas que le mejoren el poder adquisitivo a la sociedad, fuertemente golpeada por los vaivenes de los últimos años y recientemente por la pandemia. Varios anuncios realizados en las últimas semanas dan cuenta de ello, así como también la convalidación de paritarias en torno al 45% y la confirmación oficial de que se buscará que los salarios le ganen a la inflación. El objetivo es lograr dinamizar el consumo en los próximos meses y generar una sensación de mayor bienestar en la gente antes de las elecciones legislativas, más aún en un contexto en el que algunas encuestas no le están jugando una buena pasada al oficialismo.
Por eso, anunciaron los cambios en el impuesto a las Ganancias para los trabajadores en relación de dependencia, la mejora de las escalas del monotributo y la eliminación de la retroactividad, el bono de $ 6.000 para los trabajadores de la economía popular, el refuerzo de la Tarjeta Alimentar, la prórroga del reintegro del 15% para las compras con tarjeta de débito a jubilados y beneficiarios de la AUH y la AUE, el posible nuevo bono a los jubilados de la mínima que se cobraría en julio y agosto, los acuerdos de precios y la suspensión de la exportación de algunos cortes de carne para abaratarlos en el mercado interno, entre otros. Y seguramente haya más anuncios en los meses que restan hasta los comicios.
¿Cómo impactarán estas medidas en el consumo? ¿Lo impulsarán, como busca el Gobierno, en un contexto aún crítico para la economía? ¿Y qué pasará con los precios si ello sucede? Otra alternativa es el dólar como mecanismo de ahorro, para aquellos sectores que tengan algo de margen, por ejemplo, con el cobro del medio aguinaldo a fin de mes.
Analistas consultados por Infobae coincidieron en que la persona que pueda ahorrar algo lo hará -especialmente los que cobren el aguinaldo-, pero también habrá un consumo que se dinamizará, no sólo por el mayor dinero en el bolsillo que tendrán algunos sectores sino también porque eso coincidirá con un segundo semestre de menores restricciones sanitarias producto de un mayor avance de la vacunación.
“Yo veo más consumo que dolarización, pero habrá un poco de las dos cosas. El aguinaldo para mucha gente va a ser la posibilidad de ahorrar algo. Lo que vimos también es que en últimos meses cayó mucho el crédito y eso va a ayudar a fomentar más el consumo porque muchas veces lo que sucede es que esos fondos extra se usaban para pagar la cuota del crédito”, afirmó el economista jefe de Econviews, Andrés Borenstein.
Además, remarcó que “mucha gente la está pasando mal” y que “ese mayor dinero en los bolsillos coincidirá con una mayor apertura de actividades”. “Nuestros números muestran que el segundo trimestre será más flojo, pero el tercero ya será de crecimiento, y mucho más el cuarto”, dijo el economista. Para Econviews, el PBI trepará 6% este año, con un una caída trimestral del 4% entre abril y junio y un repunte en los dos períodos siguientes de 1% y 5,5%, respectivamente.
A su vez, Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, coincidió en que el consumo mejorará en el segundo semestre porque ve al Gobierno con una clara estrategia de vacunar a la mayor cantidad de gente posible antes de las elecciones y aumentar el poder adquisitivo de las familias, que ha estado muy golpeado.
“El golpe fue doble el año pasado, porque no sólo cayó por tercer año consecutivo el salario en términos reales, sino que se destruyeron muchos puestos de trabajo, básicamente informales y cuentapropistas. Entonces, en este sentido veo un gasto que empieza a soltarse, el crédito empezando a crecer; el empleo recuperándose lentamente y un gobierno que ya rompió su propia pauta salarial y avaló aumentos del 40%. Eso sumado a medidas para frenar la inflación, que se concentran básicamente en contener tarifas y tipo de cambio, el poder adquisitivo debería mejorar en el segundo semestre”, explicó el economista, quien agregó que estiman una recuperación de 2 a 2,5 puntos porcentuales.
Para Matías Rajnerman, de Ecolatina, “el impacto de las medidas será acotado porque aún las propuestas no son muy ambiciosas” y “la recuperación de la actividad va a depender más de las menores restricciones sanitarias que existan que de la plata que se pueda poner en el bolsillo de la gente”. La misma percepción tiene con respecto a lo que pueda suceder con el dólar. Si bien avizora una “cierta aceleración”, no imagina una disparada de la brecha antes de las elecciones. “El dólar oficial sigue controlado y el Banco Central tiene capacidad de intervenir en los mercados paralelos”, aclaró.
En cuanto al consumo masivo, el titular de la consultora Scentia, Osvaldo del Río, afirmó que “si bien podría recuperarse un poco con las medidas que se tomen, no va a explotar”. Recordó lo sucedido en 2020, cuando existían el IFE y el ATP y el consumo de alimentos, bebidas y artículos de tocador y limpieza sólo creció durante la etapa de stockeo y luego se fue cayendo. La consultora mantiene su proyección entre -1% y +1% para este año, ya que en los primeros cinco meses las ventas en los supermercados y autoservicios acumulan una caída del 8,4 por ciento.
Consultados respecto de si el mayor consumo podría impactar en un mayor nivel de inflación, los analistas coincidieron en que el dólar planchado sumado a la austeridad monetaria y fiscal del primer trimestre harán que los precios se ubiquen en niveles más cercanos al 3% que al 4% de la primera parte del año. “Algo puede impactar, pero la cuarentena de este año fue más chica, por lo que el efecto de la apertura es menor”, dijo Borenstein. “Vemos la inflación desacelerándose. La inflación en la Argentina es más por falta de oferta que por demanda. Entonces una recuperación del consumo no recalentaría tanto los precios, como sí podría hacerlo que se reabrieran de manera generalizada las paritarias y se logran buenos aumentos, lo que presionaría sobre los costos”, sostuvo el economista de Ecolatina.
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