La primera piedra la lanzó, públicamente, el gobierno de Japón. A través de su embajador en la Argentina, Takahiro Nakamae, dijo que “el consenso del Club de París es que quieren que Argentina llegue o por lo menos haga su mejor esfuerzo para llegar a un acuerdo sobre un programa con el Fondo Monetario antes del fin del año o los primeros meses del año que viene y otro es la comparabilidad, lo que llamamos la comparabilidad”.
Sin nombrar a China, dio a entender que los miembros del Club no querían que la Argentina le pagara más a este régimen autoritario que al resto de sus acreedores oficiales. La deuda en ese caso es de USD 445 millones este año.
Y estas fueron, justamente, las palabras que utilizó el ministro Martin Guzmán cuando anunció ayer el acuerdo con el Club de París para que el país no caiga en default el mes próximo a través de un pago adelantado de USD 430 millones sobre el vencimiento de USD 2400 millones, que se concretará en dos cuotas: uno en julio y otro en febrero.
El secretario general del club, Schwan Badirou-Gafari, dijo a Bloomberg que el gobierno argentino se comprometió “a llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional a más tardar a fines de marzo como parte de un entendimiento con el Club de París”, aunque el ministro ayer evitó dar fechas.
“Dados los compromisos asumidos por las autoridades en cuanto a la conclusión de un acuerdo con el FMI lo antes posible y no más allá de marzo de 2022, así como su compromiso de cumplir con la comparabilidad de trato, el Club de París estaría en condiciones de evitar la declaración de impago a finales de julio”, dijo Badirou-Gafari. Un acuerdo con el FMI se entiende como la suscripción de un nuevo programa crediticio con la entidad con sede en Washington, agregó Badirou-Gafari.
La cifra acordada con el Club responde, justamente, al cronograma de pagos que el país tiene con China. Es decir, según indicaron a Infobae calificadas fuentes oficiales, el Gobierno decidió respetar el pedido de los miembros del Club -Alemania y Japón son los principales acreedores- y pagarles casi “lo mismo y en los mismos plazos” que los vencimientos previstos con el régimen de Xi Jinping.
Este mensaje fue transmitido por los principales ministros de finanzas y jefes de estado en Europa tanto al ministro Martín Guzmán como al presidente Alberto Fernández. “La comparabilidad es con China”, indicó la fuente.
De ahora hasta marzo del año próximo, el Palacio de Hacienda estableció el plazo para encarar la renegociación de fondo con el Club de París, ya que por ahora solo logró evitar el default con esta promesa de un pago parcial.
De este modo, según la fuente oficial, se ahorró la penalidad de unos USD 500 millones por la tasa de interés acordada por el ministro Axel Kicillof en 2014, que, según se preocupan por destacar en el gobierno, “se disparó por el incumplimiento del gobierno de Mauricio Macri” de una de las cuotas del acuerdo.
Esto significa que los países del Club no le cobrarán a la Argentina el retroactivo por no pagar los USD 2400 millones mientras se trabaja sobre la solución de fondo. Sin embargo, este “alivio” no significa que la deuda en cuestión se haya desvanecido: simplemente se postergó.
Esto se debe a que, como le expresaron también los países del Club a Guzmán y a Fernández, la Argentina todavía no llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la postergación del pago de la deuda de USD 45.000 millones y ni siquiera aceptó la revisión anual del artículo IV que el organismo realiza a sus países.
Ayer el ministro dijo que este trámite burocrático no se hizo por la pandemia, pero en realidad el Fondo siguió con estas revisiones en forma virtual. Si la hubiera concretado, habría podido conseguir un plan de pagos más conveniente y no un “parche”.
Pero las fuentes oficiales afirman que ni al FMI ni al Gobierno le interesa avanzar en una revisión de la economía bajo los términos del artículo IV. “No es una prioridad ni hay apetito político en el directorio; puede ser una demanda de alguien en Wall Street, pero no en el FMI”, explican. Mañana, el vocero del organismo, Gerry Rice, podría decir algo al respecto en su habitual conferencia de prensa desde Washington; también, podría decir algo al respecto el ministro de relaciones exteriores de Alemania, Heiko Maas, que comenzará mañana su visita oficial en Buenos Aires.
De todos modos, la distancia entre Washington y Nueva York es corta, ya que el propio ministro argentino admitió que se llegó al acuerdo con el Club para evitar mayor incertidumbre en el mercado cambiario en los próximos meses, antes de las elecciones legislativas.
Al respecto, la consultora LCG indicó en un informe que el anuncio de Guzmán “es una decisión salomónica al interior del Gobierno. Al no haber acuerdo político de cómo enfrentar esta situación, de esta manera no hay ni ganadores ni perdedores dentro de la coalición oficialista”.
Además, “esta decisión también es una señal de cara al FMI. Argentina tiene que mostrar voluntad de pago además de capacidad. Incluso al no tener una capacidad holgada, se debe exagerar en la voluntad a fin de cuentas de dar una señal concreta de que el país tiene vocación por resolver el problema integral de la deuda. El FMI aplaudirá la decisión de Argentina”.
“En tercer lugar, el BCRA acumuló USD 3.700 M sumado a los USD 4.400 M que recibirá en concepto de DEG. El excedente de pesos que podría haber debido a una avalancha de emisión previa a las elecciones lo estimamos en torno a un equivalente a USD 7.000 M. Estos números dejaría un espacio para hacer un pago parcial”, indicó.
De todos modos, advirtió que “sin resolver la cuestión de fondo que, valga la redundancia, es la del FMI, Argentina seguirá siendo vista con desconfianza de cara a una comunidad financiera internacional que pricea los títulos de la deuda en valores de default. Aun así, creemos que es una buena señal la de haber mostrado vocación de diálogo y un compromiso certero a pesar de las dificultades internas y externas. Así, se termina de despejar un acertijo para el 2021 respecto a la cuestión de acuerdo con organismos: Argentina resolverá sus problemas en 2022, una vez pasadas las elecciones y la segunda ola”.
El diálogo con el FMI
Las fuentes oficiales aclaran que se sigue dialogando con el staff del FMI con miras al mencionado programa, aunque sin fecha cierta para su firma. Las posiciones se están acercando en torno de las meta fiscales y de crecimiento; faltan las proyecciones de mediano plazo, necesarias para firmar un acuerdo a 10 años como el que pretende el Gobierno.
Parte de esta discusión se dará entre Guzmán y la subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, en la cumbre del G20 en Venecia, a fin de este mes. Previamente, llegará al directorio del Fondo la primera definición sobre la ampliación de los Derechos Especiales de Giro (DEGs) que la Argentina espera con mucha ansiedad, ya que le permitirá recibir USD 4300 millones. Esta semana se tratará en ese cuerpo, en julio-agosto en la junta de gobernadores (ministros y presidentes de bancos centrales) y, entre 45 y 60 días más tarde, el dinero se girará a cada país miembro del FMI.
De esta manera, es poco probable que el dinero llegue antes del vencimiento de capital de USD 1900 millones que el país enfrenta con el Fondo en septiembre próximo sin un nuevo acuerdo firmado. Habrá que ver qué decisión toma el Gobierno, tomando en cuenta que el país nunca dejó de pagarle al Fondo en toda su historia.
Una vez que los DEGs lleguen a las reservas del Banco Central, el Gobierno acelerará las conversaciones con otros socios del FMI para ver si le pueden girar parte de estos recursos a una tasa baja, si los mantienen ociosos. Pero ese será un acuerdo bilateral con cada uno de los potenciales prestamistas de la Argentina.
Más lentamente transcurrirá la discusión en torno de los “sobrecargos” que planteó la Argentina con otros países, para no tener que pagar la sobretasa que se activó porque el país pidió un préstamo mayor a su cuota en el Fondo. “Se habla lateralmente del tema y todavía no hay definiciones; la pelota está en el aire” dijo la fuente, con una destacada prudencia, para no tener que apurarse o quedar en off side en el futuro.
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