El banco Morgan Stanley proyecta que el Gobierno podría llevar a cabo una estrategia similar a la que utilizó el Banco Central, en 2014, durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner. Entonces, cuando también se había impuesto en la economía argentina un rígido control de cambios, el BCRA aplicó una abrupta devaluación del peso del 19% en dos días, entre el 21 y el 23 de enero de 2014, pasadas las elecciones legislativas de medio término, en octubre del año anterior.
En ese entonces, el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, dio curso a un salto del dólar mayorista de los 6,50 a 8 pesos en sólo tres días. Aunque el entonces ministro de Economía, Áxel Kicillof, aseguró que dicha devaluación no se iba a trasladar a los precios internos, la inflación anual de 2014 alcanzó el 38,5% y fue la más elevada desde la crisis de 2002.
Morgan Stanley estimó que la Argentina podría concretar una devaluación más acelerada del peso a inicios de 2022, tras las elecciones legislativas
Para Morgan Stanley, este año “las métricas fiscales, la posición de las reservas de divisas y la dinámica monetaria se deteriorarán a medida que los responsables de la formulación de políticas continúen con su estrategia de salida hacia las elecciones. A pesar de la reestructuración, la deuda es más alta y se centra principalmente en el tipo de cambio. Dado que los vientos de cola recientes de los bonos deberían desvanecerse, preferimos una postura neutral”.
El informe de Morgan Stanley subraya que “aunque la primera mitad (del año) apunta a un buen desempeño de algunas variables macro, es probable que la segunda mitad se vuelva mucho más difícil. Se prevé que las métricas fiscales se deterioren debido a un mayor gasto en subsidios, inversiones de capital, pensiones, salarios y programas sociales. Con una brecha fiscal más amplia y mayores necesidades de refinanciamiento, el Tesoro tendrá que restaurar transferencias más significativas desde el Banco Central. A menos que este aumento en la oferta monetaria no esté completamente esterilizado (esto también tiene limitaciones dados los puntos de partida), podría haber nuevas presiones cambiarias y una brecha cambiaria más amplia, lo que a su vez perjudicaría la posición de reservas de divisas del Banco Central.
El banco norteamericano señaló que cuanto más sólida sea la posición de las reservas, menos apremiante será el acuerdo del FMI para las autoridades
El banco norteamericano prevé que “las entradas de divisas se desvanecerán considerablemente en el segundo semestre de 2021, ya que la cosecha habrá terminado a mediados de julio. Creemos que la buena primera mitad del año ayuda a los responsables políticos a superar la temporada electoral, pero la segunda mitad presenta riesgos”.
“Después de las elecciones del 14 de noviembre, sospechamos que la posición de las reservas de divisas desempeñará un papel importante en la combinación de políticas futuras. Cuanto más fuerte sea la posición, más probable es que se extienda el paso a paso. Vemos un programa ‘suave’ del FMI acordado a fines del primer trimestre de 2022 o temprano en el segundo trimestre de 2022″, añadió.
De esta forma, la entidad financiera cree que se podría repetir la estrategia devaluatoria del inicio de 2014. “Con las elecciones aplazadas hasta mediados de noviembre, ya no vemos un ajuste único del tipo de cambio oficial este año. Sospechamos que es una decisión política difícil de tomar, ya que un movimiento único del tipo de cambio en noviembre o diciembre se traduciría en un pico de inflación antes de las vacaciones de fin de año, generalmente un período sensible desde una perspectiva social”.
Entre el 21 de enero y el 23 de enero de 2014 el tipo de cambio oficial subió 23%, de los 6,50 a los 8 pesos por dólar
“Al igual que en 2014, bajo el mismo gobierno, esperamos que cualquier movimiento único del tipo de cambio oficial se produzca a principios de 2022, antes de un eventual programa del FMI. La magnitud del movimiento es difícil de predecir, pero es razonable esperar algo similar al de 2014”, consideró Morgan Stanley.
El informe -firmado por los economistas Fernando Sedano y Lucas Almeida- señaló además que ”al FMI le gustaría ver una brecha cambiaria más pequeña para cuando entre en vigor un nuevo programa. Además, que aumenten las reservas y que haya una reducción gradual de los controles al capital y a las importaciones deberían ser características clave del eventual programa de facilidades extendidas”, añadió.
Morgan Stanley espera que “las autoridades estén de acuerdo en la necesidad de consolidar las cuentas fiscales, aunque es poco probable que esto se logre con una reducción considerable del gasto, ya que este gobierno es propenso a una mayor intervención estatal. Dada la necesidad de reducir la brecha fiscal, no esperamos una relajación de la carga fiscal del país, lo que no augura nada bueno para la inversión”.
Creemos que habrá un acuerdo y un programa blando con el FMI, pero no podemos descartar la posibilidad de que no haya acuerdo y Argentina entre en mora
El análisis de Morgan Stanley refirió que “el Gobierno cree que la confianza del mercado no se recuperará ni siquiera bajo un marco macroeconómico sellado por el FMI y, por lo tanto, una menor independencia de las políticas, bajo un programa del FMI, es de hecho una alternativa más riesgosa”.
“Si bien creemos que habrá un acuerdo y un programa blando, no podemos descartar la posibilidad de que no haya acuerdo y la Argentina entre en mora con el FMI. Este sería el escenario de autarquía, en el que el Gobierno, con un colchón de reservas de divisas mayor que el esperado, intenta profundizar las políticas poco ortodoxas y posponer un reequilibrio macroeconómico. Consideramos esto arriesgado, ya que las reservas de divisas han mejorado, pero no a niveles que justificarían el éxito en la autarquía”, concluyó el banco.
Perspectiva negativa para las monedas emergentes
Morgan Stanley también recortó su perspectiva sobre las divisas y el crédito de los mercados emergentes a “bajista” y las tasas de interés locales a “neutral”, al afirmar que han aumentado los riesgos del taper tantrum o la reducción del estímulo monetario efectuado por la Reserva Federal de los EEUU.
“La ventana de estabilidad para los mercados emergentes se ha achicado, ya que la presión del dólar estadounidense y de las tasas reales que esperábamos hacia finales de año ha comenzado a mostrarse en los mercados emergentes”, indicó la banca.
El dólar norteamericano está cerca de máximos de dos meses y un indicador de las divisas de los mercados emergentes languidece cerca de los mínimos de un mes desde que la Fed dijo el miércoles que los responsables de política monetaria preveían dos subidas de tasas en 2023.
Esto llevó a algunos inversores a revisar sus apuestas de que la Reserva Federal mantendrá las tasas cerca de cero durante los próximos años para apoyar un rebote económico de la pandemia de COVID-19.
Una Fed con una perspectiva más optimista sobre la solidez del crecimiento económico probablemente signifique un importante cambio de régimen que traiga consigo mayores rendimientos reales y la fortaleza del dólar estadounidense, dijo Morgan Stanley en su nota.
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