Dólar electoral: los seis factores de los que dependerá la estabilidad cambiaria en el segundo semestre

El BCRA mantiene un sesgo de atraso del tipo de cambio oficial respecto de la inflación, pero muchos analistas advierten que la estrategia se verá limitada por la merma estacional de la oferta de divisas del agro en la segunda parte del año

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En la primera mitad de
En la primera mitad de 2021 el precio del dólar mayorista avanza menos que la inflación (EFE)

Gracias al estricto control de cambios y las intervenciones en el mercado mayorista, el Banco Central consiguió en la primera mitad del 2021 mantener una devaluación gradual a menor ritmo que la inflación, y a la vez acumular reservas.

Este ciclo favorable, beneficiado por las liquidaciones récord de exportadores del agro, se estima será más difícil de sostener en el segundo semestre, por cuanto hay en juego seis factores relevantes que incidirán sobre la estabilidad cambiaria.

1) Un cepo “duro”. Ante la dolarización que caracteriza los períodos preelectorales, la entidad sostendrá un estricto control de cambios para evitar un movimiento disruptivo del dólar. “No espero ningún salto brusco para el dólar oficial en el año. De acá a las elecciones me parece que va a seguir en el ritmo actual o sea creciendo muy por debajo del ritmo de la inflación. Luego podrá aumentar un poco su tasa de devaluación diaria, pero no creo que sea nada brusco ni alarmante”, explicó el analista financiero Christian Buteler.

“Obviamente, esto se puede hacer por el fuerte nivel de cepo, lo que le permite al Banco Central manejar el precio a su gusto, teniendo en cuenta que prácticamente es el único que puede comprar: está muy limitado para las personas físicas, las empresas no pueden acceder para atesoramiento, a las importaciones -si se pone dura la cosa- también las restringe. En esas condiciones, el BCRA puede colocar el dólar en el precio que quiere”, explicó Buteler a Infobae.

Un informe de la firma de inversiones AdCap enfatizó que el mundo juega a favor del Banco Central”, porque la entidad “continúa aprovechando la bonanza y todo juega a su favor. El precio de la soja arriba de USD 500, la apreciación del real, los flujos de entrada a la región, los DEG que entran en septiembre -solo por participar- y la cuenta sigue. La autoridad monetaria mantiene a raya la devaluación, aumentó las reservas brutas, netas y líquidas; pudo bajar la brecha en las últimas sesiones y cerró en cero la posición de futuros. En definitiva, también logró bajar las expectativas de devaluación hasta el punto, que ya algunos creen que ni en este año se daría el tan temido salto discreto del tipo de cambio”.

En este sentido, un informe de GMA Capital resaltó que según el REM del BCRA, “el mercado espera que el dólar oficial se mueva un 31% en 2021, por lo que para fines de diciembre valdría 110,2 pesos”. Y añadió que “tomando en cuenta la dinámica inflacionaria que prevé el REM, la variación acumulada del precio del dólar marcaría 16,5% desde junio hasta diciembre, mientras que respecto de la inflación viajaría 5,1 puntos porcentuales debajo de ella en el mismo período. En este sentido, la apreciación real del tipo de cambio pareciera ser un hecho”.

2) Presión sobre los dólares paralelos. Así como el cepo permitirá la regulación de la devaluación oficial, los analistas no descartan una presión mayor sobre los dólares alternativos, por la cobertura que suele producirse antes de las elecciones. Es decir que la historia del dólar libre y los operados en la Bolsa podría tener otros desenlaces muy diferentes al oficial.

La historia del dólar libre y los operados en la Bolsa podría tener otros desenlaces muy diferentes al oficial

“Con los dólares alternativos la historia es un poco distinta. Primero porque se termina la temporada alta de entrada de dólares, empiezan a mermar un poco las liquidaciones y, con eso, el poder de fuego del BCRA para intervenir en el ‘contado con liquidación’. Por otro lado, el segundo semestre suele ser peor en materia fiscal. Y es lógico esperar que parte de ese deterioro en materia fiscal sea financiado con emisión de pesos. Más emisión nos va a dar mayor presión sobre el tipo de cambio”, describió Christian Buteler.

“También, un posible repunte de la economía, en la medida que vaya mejorando la vacunación, también podría llevar a quienes obtienen esas rentas adicionales a dolarizar, además de lo que generalmente ya de por sí suele suceder con temas electorales. Por lo tanto, ahí lo veo creciendo por arriba de lo que puede ser el dólar oficial y eso va a ampliar las brechas. Y depende del nivel de emisión más el nivel de confianza o desconfianza que pueda generar el Gobierno hasta dónde pueden crecer estas brechas. También va a ser muy importante tener el resultado de la negociación con el Club de París y el FMI: no es lo mismo un Banco central que tenga que desembolsar USD 2.500 millones para pagarle al Club de París que manteniendo esas reservas”, apuntó Buteler.

Desde GMA Capital aportaron que “a la hora de proyectar la dinámica del ‘contado con liqui’ en lo que resta de 2021, los desafíos son mayores. La volatilidad de los flujos financieros y la enorme dependencia de eventos que aún no ocurrieron le dan opacidad a cualquier simulación. Adicionalmente, es complejo predecir el timing de los cambios de tendencia, especialmente en temporada alta de comicios y una situación de pandemia cambiante día a día”.

“Para quienes piensen que el contado con liquidación se acomodará por encima de la cota de $200 a fin de año, la dolarización parecería ser la opción más lógica. Sin embargo, una alternativa podría ser superadora en el caso de que exista la convicción de asumir ‘riesgo precio’ en bonos soberanos en dólares”, apuntó el informe de GMA Capital.

3) Menos dólares del agro. Las exportaciones del agro e industrias derivadas es fundamental para entender el reciente comportamiento pasivo del dólar. En los casi siete meses transcurridos desde diciembre del año pasado, el BCRA compró en el mercado un saldo neto de unos USD 7.000 millones, gracias a los ingresos récord del sector, por casi USD 17.000 millones en ese lapso. Es improbable que este ritmo exportador se sostenga durante el segundo semestre de 2021, por cuestiones estacionales.

En los casi siete meses transcurridos desde diciembre del año pasado, el BCRA compró en el mercado un saldo neto de unos USD 7.000 millones

Un reporte de Idesa (Instituto para el Desarrollo Social Argentino) fundamentó que “en octubre del año pasado empezó a subir sostenidamente el precio de la soja -principal complejo exportador de la Argentina-. Desde un valor relativamente bueno de USD 380 la tonelada, en enero alcanzó los USD 500 y llegó a los USD 580 en la actualidad. Además, crecieron también los precios internacionales del trigo y el maíz, otros dos productos con alto impacto en las exportaciones. Se trata de excelentes noticias frente a la exacerbada escasez de divisas”.

“El alto precio de la soja no alcanza todavía para revertir la pérdida de reservas ocasionada desde que asumió el nuevo Gobierno. El motivo no es que no hay liquidación de divisas sino que hubo que hacer frente a obligaciones en dólares del Tesoro -fundamentalmente con organismos internacionales- y del propio Banco Central -deudas en dólares que tiene con los bancos nacionales y extranjeros-. A esto se suma la venta de divisas para pagar las importaciones. Por eso las reservas no crecen”, acotó Idesa.

4) Pagos de deuda. Como antecedente, el Gobierno ha cumplido este año con los pagos de deuda con organismos multilaterales, por cuanto puede anticiparse que lo seguirá haciendo en lo que resta del año. En agosto hay un vencimiento con el FMI por USD 400 millones, más los primeros pagos por el stand by de USD 44.000 millones otorgado en 2018 y 2019. Serán dos cuotas de unos USD 1.900 millones que recaen en septiembre y diciembre. Asimismo, quedan pendientes los USD 2.400 millones a pagar al Club de París. Es decir que los pagos pendientes con estas entidades totalizan unos USD 6.600 millones, prácticamente el total de reservas netas del BCRA, incluido el oro. En este sentido, tendrá un rol principal la ampliación este año de los Derechos Especiales de Giro (DEG) por unos USD 4.300 millones que el FMI le otorgará a la Argentina y que podrían utilizarse para cancelar vencimientos.

En el primer semestre el BCRA mantuvo a raya la devaluación y aumentó las reservas brutas, netas y liquidas

Además, los analistas de Research for Traders subrayaron que “sin haber llegado aún a un acuerdo con el FMI, Argentina comenzará a abonar en julio la deuda que reestructuró el Gobierno en septiembre de 2020. El próximo 9 de julio vencerá la primera cuota de intereses de los nuevos bonos Globales y Bonares por unos USD 155 millones”.

Para Pedro Siaba Serrate, estratega de Renta Fija en Portfolio Personal Inversiones, “por más reducción de estrés que muestran los precios (de acciones y bonos), el mercado descuenta que Argentina va a sufrir un evento de crédito en los próximos años. Un eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el Club de París sería una señal. Con un plan estructural detrás y cierta racionalidad, Argentina podría retomar el rumbo, generar recursos y volver al mercado, que pide previsibilidad. Ese es el camino a seguir”.

Ecolatina puntualizó que en términos fiscales “ingresaría otro 1% del Producto por transferencias del FMI, debido a la emisión de DEG que el organismo planea realizar a todos los países miembro. Estos recursos no deben devolverse, por lo que no modifican los pasivos del Tesoro, pudiendo contabilizarse ‘sobre la línea’ como una transferencia corriente -es decir, reducirán el déficit fiscal primario-. Ese fue el criterio utilizado en 2009, cuando para paliar la crisis internacional el organismo multilateral realizó una asignación extraordinaria DEG que benefició a Argentina con alrededor de USD 2.700 millones”.

5) Expansión monetaria por covid-19. Un punto aún por definir y que será clave para el equilibrio cambiario es el de la expansión monetaria en lo que resta del año, debido a las necesidades fiscales para atender los efectos de la crisis sanitaria y sostener los ingresos de una amplia porción empobrecida de la sociedad.

Ecolatina consideró que “Hacienda cambió la forma de conseguir estos recursos: mientras que el año pasado recibió asistencia del BCRA por más de la totalidad del déficit primario (7,5% del Producto), este año los giros se minimizaron, y tuvieron -hasta ahora- una magnitud menor al monto de financiamiento neto que consiguió el Tesoro por endeudamiento en el mercado”, donde obtuvo cerca de $400.000 millones por colocación de bonos y monetizó otros 240.000 millones de pesos. En este sentido, señaló que “se vienen consiguiendo buenos resultados en este frente: sin subir la tasa, mantiene un rollover promedio de 115% hasta mayo” y de “127% si consideramos también los recursos captados en la primera licitación de junio”.

Para Invecq Consultora Económica la “reducción del déficit fiscal de casi 40% en términos reales” en el primer tramo de 2021 hace “dudar de la sostenibilidad de este proceso”, porque “la propia dinámica futura de algunas partidas del presupuesto, como las de las jubilaciones, ya está determinada como consecuencia de las fórmulas automáticas de actualización. El caso particular de las jubilaciones hace prever un incremento en estos gastos a partir del mes de septiembre próximo”.

En la segunda mitad de 2021 restan pagos a organismos por USD 6.600 millones, compensados en parte por la ampliación de DEG por USD 4.300 millones

“Pero más allá de las partidas que ‘están jugadas de antemano’, lo que veíamos es que sería bastante improbable que un Gobierno con las características conocidas como el actual en cuanto al manejo del gasto público se mantenga en una trayectoria conservadora en plena campaña electoral de medio término. Es decir, la prudencia que (el ministro Martín) Guzmán habría conseguido mostrar durante los primeros meses del año desaparecería a partir de la segunda mitad; debido a que ‘el ala política’ tomaría el control mediante distintas herramientas de inyección fiscal”, apuntó Invecq.

6) Fortaleza de monedas emergentes. Un factor que contribuyó a la estabilización cambiaria en 2021 fue el de la revalorización de las divisas de importantes socios comerciales de la Argentina, como Brasil y China, movimiento que ayudó a una mejora del tipo de cambio real multilateral de nuestro país, es decir, la competitividad cambiaria en el frente externo.

Desde los mínimos de 2021, a principios de marzo, el real brasileño acumula una apreciación de 15% en cuatro meses respecto del dólar norteamericano. Y el yuan chino se apreció cerca de 3% respecto de sus mínimos del año, a fines de marzo.

Por eso, aunque el dólar oficial en Argentina evolucionó a un ritmo inferior al de la inflación, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (Itcrm) que mide el BCRA se sostiene sobre los 100 puntos, un nivel considerado de equilibrio. Hoy el Itcrm alcanza los 116 puntos, con un retroceso de ocho puntos respecto de enero y en su nivel más bajo desde julio de 2020, pero aún 16 enteros por encima de un nivel de equilibrio teórico, que implica una ventaja competitiva para exportar.

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