Si bien la industria es uno de los sectores económicos que viene liderando la recuperación -aunque en los últimos meses muy suavemente- hay una importante heterogeneidad sectorial y por magnitud de empresa. Con aumento de productividad y mayor capacidad de financiamiento, las firmas más grandes han podido sobrellevar mejor la fuerte suba de costos que generó la pandemia y la gran mayoría está produciendo más que antes de la irrupción del Covid. Las pymes, en cambio, sufren más las restricciones de oferta provocadas por el personal dispensado por razones sanitarias, la escasez de capital de trabajo y la falta de insumos críticos que se origina por la actual dinámica del mercado internacional y el mercado de divisas.
“Estos límites contribuyen a la presión alcista de los precios y a la postergación de la recuperación del nivel de producción prepandemia para este segmento empresarial”, dice un informe de la Fundación Observatorio Pyme (FOP) al que accedió Infobae.
De acuerdo con el relevamiento, que incluyó a 1.025 empresas, no más del 20% logró recuperar algo de los márgenes de rentabilidad disminuyendo el impacto negativo de los mayores costos mediante una reorganización del trabajo que permitió aumentar la productividad y producir hoy aproximadamente un 2% más que en el período prepandemia. Un pequeño núcleo constituido por el 9% de las empresas, precisó el estudio, logró producir un 23% más que en la prepandemia, aún con un importante porcentaje del personal inactivo que ronda en promedio el 15% del staff. Pero este grupo de compañías que logró una reorganización productiva y subas de productividad está conformado básicamente por firmas medianas (entre 51 y 250 ocupados) y medianas-grandes (entre 251 y 800 ocupados), predominantemente del sector manufacturero y del sector agropecuario y recursos naturales.
Considerando todos los sectores de la economía, desde el agro a la industria, pasando por la construcción, los servicios y el comercio, las perspectivas de consolidación definitiva de la reactivación depende de la vuelta a la operatividad total del 33% de las empresas que aún permanecen en estado “parcialmente operativa”
Pero el 80% restante del sector MiPyME no pudo disminuir estos mayores costos y sortear las dificultades de la reorganización productiva durante la pandemia. Y si bien enfrentan una demanda consistente, en muchos casos no llegan a satisfacerla. “Considerando todos los sectores de la economía, desde el agro a la industria, pasando por la construcción, los servicios y el comercio, las perspectivas de consolidación definitiva de la reactivación depende de la vuelta a la operatividad total del 33% de las empresas que aún permanecen en estado “parcialmente operativa”, dice la FOP. Las empresas parcialmente operativas eran el 59% a mediados de 2020, disminuyeron al 46% en octubre, para llegar al 33% actual. Este porcentaje debería disminuir a niveles cercanos a cero para asegurar una reactivación sostenible, según el informe.
Aquellas empresas que operan solo parcialmente han producido casi un tercio menos (-28%) que en la prepandemia y el 77% de las firmas consultadas afronta costos adicionales derivados de la situación sanitaria. En particular, el 40% del segmento incurre en gastos extraordinarios por licencias y acuerdos de suspensión. El efecto inmediato es la restricción de oferta e intentos de traslado a precios de los mayores costos.
Desde la UIA reconocieron que las pymes afrontan con mayor dificultad los límites que impuso la pandemia y que derivó en mayores costos para todas las empresas, pero también admitieron que en algunos casos también tiene que ver con falta de iniciativa para tecnificarse y arriesgarse a tomar créditos para financiarse. “La pandemia nos está comiendo capital de trabajo a todas las empresas y eso se ve muy reflejado en las pequeñas y medianas empresas, que es donde más se siente. Si la empresa no entró bien parada a esta pandemia, hoy enfrenta muchos problemas”, dijo un dirigente industrial.
Y agregó: “Si antes del Covid yo pedía una mercadería al exterior con dos o tres meses de anticipación, ahora eso implica 20 semanas y muchas veces con el precio abierto. No hay mercadería”. Por otro lado, respecto del financiamiento, frente a que ya es escaso el crédito bancario al sector privado (10% del PBI), en las pequeñas apenas alcanza al 2 por ciento, dijo el empresario. Si no tiene cómo pagar sus insumos o no los consigue por la escasez mundial, necesariamente tiene que producir menos.
A su vez, el coordinador del Departamento de Estudios Económicos de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), Demián Dalle, coincidió en que el crecimiento se está dando de forma muy heterogénea y adelantó algunos datos de una reciente encuesta realizada a poco más de 1.000 firmas que marca que si bien habrá una recuperación, las compañías no tienen previsto sumar personal en los próximos seis meses.
“Vemos signos de recuperación, pero eso no va a implicar en el corto plazo una inversión adicional por parte de los empresarios ni en términos de empleo ni de oferta. El uso de la capacidad instalada aún está en niveles bajos. Se está invirtiendo cada vez más en reacondicionar los establecimientos, pero no tanto en contratación de mano de obra. La pyme todavía tiene miedo y está a la espera de que avance a paso firme la vacunación”, dijo el analista.
Según el informe de la FOP, la expectativa de total “normalidad” entre las pymes (10-250 ocupados) manufactureras se espera recién para 2022, cuando el último 15% de las empresas del sector recupere su nivel de producción prepandemia. “No obstante, es importante destacar que existe un grupo de 8% de las PyME manufactureras que estiman que no lograrán volver nunca más a los niveles anteriores. Estas empresas consideran, también, que no podrán asumir las nuevas modalidades de trabajo emergentes de la crisis, modalidades basadas en nuevas tecnologías organizativas, como el trabajo remoto, limitadas solo a ciertas funciones de producción y cierto nivel de formación de los recursos humanos de las empresas”, plantea el documento.
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