En el imaginario popular, el ahorro en dólares en efectivo siempre es un resguardo contra el avance de la inflación, incluso en períodos en los que el control de cambios oficial restringe la operatoria en moneda extranjera.
Sin embargo, la tenencia de divisas no fue precisamente buen negocio en el último año, aún con emisión rampante y una crisis económica que anotó su tercer año seguido, profundizada por el golpe sobre la actividad que significó la pandemia.
Si bien el dólar “solidario” le ganó ampliamente a la inflación, fue por causas artificiales, debido a que en septiembre pasado tuvo un brusco salto del 35% en el precio de venta al público en bancos, por imposición de una percepción a cuenta de Ganancias, que se sumó al 30% de recargo vigente desde diciembre de 2019 por el impuesto PAIS.
Así, en los últimos doce meses, el dólar minorista se encareció un 75,2%, desde los $94,48 que se pagaba en el promedio de bancos el 16 de junio del año pasado a los $165,81 de este lunes. Unos 28 puntos más que el 47% de inflación acumulada en ese lapso.
Pero en estrictos términos de inversión, la apuesta por el dólar “solidario” no termina de ser del todo conveniente, pues el precio de compra que pagan las entidades financieras a sus clientes por el billete, hoy en $94,21, no contempla el sacrificio impositivo inicial.
Quienes se desprendan de sus dólares por los canales alternativos, recibirán $154 en la plaza informal o unos $164 si realizan la operación a través del “contado con liquidación” bursátil.
En 12 meses, el dólar “solidario” se encareció 28 puntos más que la inflación, mientras que el dólar libre perdió por 20 puntos ante el avance de los precios minoristas
En este caso, aquellos que compraron divisas en el banco hace un año y hoy se desprenden de las mismas por el circuito paralelo, concretan una ganancia entre 63 y 74 por ciento. Aunque, a la vez, se obtiene a través del “blue” un precio 10 pesos inferior al del “solidario”, un spread que hoy desalienta por completo las ventas de divisas por el mercado formal que -recordemos-, tiene un límite de USD 200 mensual desde el 28 de octubre de 2019.
Esto también explica por qué el dólar libre no repunta -hay más oferta que demanda- y por qué la demanda neta de billetes de “Personas humanas” relevada por el Banco Central en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) alcanzó apenas los USD 152 millones en abril pasado -último dato disponible- el monto más bajo desde el “cepo” del segundo gobierno de Cristina Kirchner.
Además de la carga impositiva, la evolución del dólar “solidario” está directamente vinculada al avance del dólar mayorista, regulada por el Banco Central a través de sus intervenciones de compraventa. El tipo de cambio oficial subió en el último año un 36,8% -unos diez puntos por debajo de la inflación del INDEC- de 69,61 a 95,26 pesos.
El dólar libre conserva una baja de ocho pesos o 4,8% en 2021, mientras que en los últimos doce meses el billete informal se apreció solo 26,4%, desde los $125 para la venta del 16 de junio de 2020, unos 20 puntos por debajo de la inflación anualizada en torno al 47 por ciento. Esto implica, en términos reales, que el ahorrista que se quedó con los dólares perdió en el último año un 14% de poder de compra de los mismos.
En las últimas horas el dólar “solidario” también quedó como el más caro de todos, debido a que después de siete bajas consecutivas, las paridades bursátiles ajustaron en la zona de $165 para el “contado con liquidación” y los $159 para el dólar MEP. En el último año, el “contado con liqui” ganó un 51,2%, solo cuatro puntos más que la inflación, desde los $109,12 del 16 de junio del año pasado.
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