Contra lo que muchos empresarios pensaban, el Gobierno finalmente cumplió con su palabra y dejó caer la polémica resolución 100, que mantenía prácticamente congelados los precios de todos los productos de consumo masivo. Lo hizo el mismo día en que anunció el lanzamiento de Súper Cerca, la nueva canasta de 70 productos que estará disponible en aproximadamente un mes en las cadenas y comercios de cercanía con el precio fijo en la etiqueta y congelado por seis meses.
La Secretaría de Comercio ya venía desarmando el programa, aunque gradualmente, desde octubre del año pasado. Pero cada listado de productos que quedaban liberados de la norma seguía controlado por el Gobierno, con autorizaciones de aumentos no superiores a un dígito. Esta semana, con el fin del régimen, salieron del corset las últimas categorías que aún permanecían por tratarse de productos de la canasta básica, y los aumentos permitidos para junio oscilan entre el 6% y el 8%.
En el primer grupo, se ubican los limpiadores de cocina, vidrio y baño; los tampones, las toallitas húmedas; el azúcar; los caldos y el puré. Recibieron 7% de suba los cereales, las conservas de atún y caballa; de durazno y de vegetales y legumbres; el mate cocido; el puré y las conservas de tomates (excepto las salsas listas) y el té (excepto los saborizados). En el caso de las aguas y aguas saborizadas, el ajuste autorizado depende de la empresa pero oscila entre el 6%, en el caso de Coca Cola y Danone, y el 7% en el Quilmes.
“Sabemos que nos irán dando ajustes de un dígito cada dos o tres meses. Es mejor que nada y preferimos eso a seguir con Precios Máximos”, reconocieron en una empresa líder de consumo masivo
Finalmente, las categorías más beneficiadas en esta oportunidad fueron las que recibieron 8%: entre ellas, los aderezos (mayonesa, vinagre, mostaza y salsas varias); el arroz largo fino; las galletitas dulces y saladas; la harina de maíz; la harina de trigo 000 y 0000; las pastas secas (excepto las rellenas, al huevo y las importadas); y la leche en polvo de Nestlé, las leches de Danone (chocolatada Cindor) y las larga vida de Mastellone, que todavía quedaban dentro de Precios Máximos a pesar de que habían salido ya la mayoría de los productos lácteos.
La pregunta que se hacen las empresas, muy satisfechas con el fin de la resolución 100, es ¿y ahora cómo se sigue? Y tal como preveían, seguirá habiendo un control por parte del Gobierno. La titular de Comercio Interior, Paula Español, mantuvo durante todo el día de ayer reuniones con distintas entidades que nuclean al supermercadismo y a proveedores para transmitirles, por un lado, las recientes subas permitidas, y por otro, que la intención hacia adelante es ir convocando a las distintas empresas para analizar la proyección de incrementos para lo que resta del año. Así, recibió a las autoridades de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU); de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal); de la Cámara Argentina de la Industria de Cosmética y Perfumería (CAPA) y de la Asociación de Industrias Productoras de Artículos de Limpieza Personal, del Hogar y Afines (Alpha).
“Español comentó que a partir de la semana que viene iba a convocar a las empresas para tener reuniones acerca de cómo manejarse en esta nueva etapa sin Precios Máximos”, dijeron fuentes empresarias. El objetivo oficial es ir permitiendo mayores subas en la medida en que la inflación vaya mostrando señales de desaceleración.
En el Gobierno están convencidos de que entre fines del año pasado y el primer semestre de 2021 muchas empresas, violando el control vigente, fueron recuperando los atrasos de precios, por lo que ahora restaría ajustar en base a los costos de este año, según fuentes oficiales. Pero no en todos los casos las empresas reconocen que haya sido así y en algunas categorías los atrasos persisten. “Sabemos que nos irán dando ajustes de un dígito cada dos o tres meses. Es mejor que nada y preferimos eso a seguir con Precios Máximos”, reconocieron en una empresa líder de consumo masivo.
¿Impacto en la inflación?
La inflación en el rubro alimentos mostró una notoria desaceleración durante mayo, después de haber mostrado, según el Indec, una suba de 4,2% en abril y de 4,6% en marzo. El dato oficial se conocerá en los próximos días, pero así lo reflejan las cifras privadas. Para la consultora LCG, por ejemplo, de 4,4% que habían trepado los alimentos en abril, en mayo lo hicieron 3,2%. Pero junio empezó con una inflación de entre 0,6% y 1%, dependiendo del relevamiento, durante la primera semana. ¿Cómo influirá el desarme de Precios Máximos en esta tendencia de desaceleración? Es el gran temor del Gobierno, por lo cual antes de otorgar nuevas subas irá monitoreando cómo evoluciona el Indice de Precios al Consumidor (IPC).
“Los precios han venido subiendo. El dato de la primera semana no te muestra un número muy bueno. Subieron 1% y si comparamos con la primera semana de mayo, el aumento de los alimentos asciende al 4%”, dijo el economista de FIEL, Juan Luis Bour. Sobre la nueva canasta Súper Cerca y la liberación de Precios Máximos, precisó: “Todo esto es poner la arena en el engranaje de los precios para que no suban mucho. Pero las empresas tratan de hacer un rebalanceo, subir anticipadamente los precios que te van a controlar en el futuro. La experiencia indica que cuando vos ponés un precio que la empresa no puede proveer, finalmente empieza a haber atrasos en las entregas y desabastecimiento”, remarcó.
Según Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, el programa de Precios Máximos funcionó durante muchos meses el año pasado, pero luego ya comenzó a haber desvíos. “Los precios vienen subiendo muy fuerte y estos precios congelados ni el Indec los medía; eran cada vez menos; cuando te alejabas de las grandes cadenas y de los grandes centros urbanos, el incumplimiento era menor”, dijo el economista, en alusión a que la situación ahora, con el fin del programa, no cambiará demasiado. Agregó que varias empresas ya hicieron algo de recomposición y si bien “puede quedar algo, es menor”. “Por otra parte, se vienen las elecciones y no creo que el Gobierno permita descontroles”, remarcó.
A su vez, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, coincidió con su colega en el hecho de que si bien el fin de los Precios Máximos “puede impactar un poco, ya venía alta la inflación y el programa ya tenía un cumplimiento raro. Alimentos y bebidas siempre estaba por encima del nivel de inflación general”. “Puede tener un impacto, pero tampoco les queda a las empresas tanto terreno por recomponer”, añadió.
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