El Gobierno oficializó este martes el aumento de 6% para las tarifas de gas en promedio que terminará así con poco más de dos años de congelamiento en el precio ese servicio público. El ala del Frente de Todos que responde a Cristina Kirchner defendió el reajuste que se verá reflejado en las boletas desde julio y profundizó así la división con el ministro de Economía Martín Guzmán, que buscaba este año implementar subas más pronunciadas.
El interventor del Ente Nacional Regulador del Gas Federico Bernal y dirigente cercano a la vicepresidenta, consideró que el aumento del 6% en las tarifas de gas es “insignificante e ínfimo”. “En realidad no es un aumento, sino un abaratamiento respecto de lo que hubiéramos pagado de seguir vigente la tarifa de (el expresidente Mauricio) Macri”, sostuvo el funcionario.
“Esta actualización es insignificante, aunque como abarcará los meses de invierno, cuando se pague en septiembre y octubre se va a ver un salto porque se consumió más, pero no por la suba de la tarifa, que es ínfima”, enfatizó el titular del Enargas. En declaraciones radiales, Bernal puntualizó que “la revisión integral iniciada en 2016, que desembocó en una tarifa nueva en 2017, con los aumentos siderales que conocimos, debía regir hasta abril de 2022, con lo cual ahora estaríamos pagando un 135% más”.
El interventor del Ente Nacional Regulador del Gas Federico Bernal y dirigente cercano a la vicepresidenta, consideró que el aumento del 6% en las tarifas de gas es “insignificante e ínfimo”.
“Cómo hablar entonces de un aumento, cuando la actualización dispuesta es de 6% para un usuario residencial, y el promedio baja a 5,5% si se incluye a las pequeñas y medianas empresas”, evaluó. Y añadió que este Gobierno encontró “una tarifa injusta, imposible de pagar, insostenible, que endeudó a 3 de cada 10 hogares y a 5 de cada 10 pymes”.
En un acto en San Martín, Alberto Fernández dijo que los aumentos se hicieron de tal manera de no afectar “el ingreso de los argentinos” en un momento en el que la “economía y la inflación apremian”. ”Durante todo un año la tarifa estuvo congelada, y cuando debimos corregirla, la corregimos lo mínimo necesario para que no afecte el ingreso de los argentinos en un momento en el que yo sé que la economía y la inflación apremia. Yo no dejo de atender ese problema, lo asumo como un problema que tenemos pendiente de resolución”, afirmó.
“Si hubiera seguido con lo que indicaba la normativa en materia de regulación tarifaria que dejó vigente el gobierno que nos precedió, tendríamos que haber aumentado un 180% la tarifa de electricidad y un 160% la de gas”.”Ese 160% de gas se convirtió en 6% y ese 180% se convirtió en 9%. Sabemos que los argentinos hicieron un enorme esfuerzo y no podemos pedirle más esfuerzo todavía”, concluyó.
Hace poco más de un mes estalló la interna en el gabinete nacional entre Guzmán y el cristinismo. Si bien las dos visiones diferenciadas sobre la política tarifaria convivió durante meses, el dique se rompió a fines de abril cuando llegó el momento de implementar el deshielo de tarifas.
El ministro de Economía abogó desde fines del año pasado a que este 2021 sea un año en que la cuenta de subsidios no aumente en términos reales medidas contra el PBI. Así lo dejó plasmado en el Presupuesto y, aseguraba Guzmán, como fue aprobado por todo el bloque oficialista más allá de las distintas tribus, tenía en los papeles el aval general del Frente de Todos.
Pero ese supuesto implicaba que las tarifas deberían aumentarse en un ritmo similar a la inflación, algo que desde la conducción política de la coalición de Gobierno consideraban inviable en medio de un año eleccionario y de una crisis económica como la actual. Las pretensiones de subas de tarifas intentaron llegar a un punto medio. Desde el Ministerio de Economía incluso llegaron a “ofertar” al otro sector del Frente de Todos un aumento de 15% en dos tramos a lo largo del año.
Pero esa solución de compromiso nunca llegó. El intento de desplazamiento de Guzmán al subsecretario de Energía y ex titular del ENRE Federico Basualdo rasgó la superficie y salieron a la luz las diferencias entre ambos lados. Basualdo permaneció en su puesto y el Gobierno llevó adelante el plan de descongelamiento del kirchnerismo, que tanto en luz como en gas no alcanzarán los dos dígitos durante 2021.
Si bien las dos visiones diferenciadas dentro del Gobierno sobre la política tarifaria convivió durante meses, el dique se rompió a fines de abril cuando llegó el momento de implementar el deshielo de tarifas.
Una semana después de ese pedido de renuncia que no llegó a llevarse a cabo el jefe del Palacio de Hacienda rompió el silencio en su primera aparición pública en el Consejo contra el Hambre en el que se anunció el aumento de la Tarjeta Alimentar e insistió con su postura.
En el encuentro, Guzmán planteó que el Gobierno necesitaba “ser autocrítico” respecto al gasto en subsidios energéticos “en los cuales se gasta una parte importante del presupuesto”. “Hoy tenemos un sistema de subsidios energéticos que es pro-rico. En un país con 57% de pobreza infantil, estamos gastando en subsidiar el consumo de luz y de gas en una parte de nuestra población que hoy no es prioritario que reciba esos subsidios, barrios en donde vive gente de altos ingresos, cuando esos recursos tienen que ser utilizados para aquellos que más necesitan”, subrayó el ministro.
La cuenta de subsidios tuvo en los últimos dos años, producto de ese congelamiento, una fuerte suba. Tal como consignó Infobae, según datos oficiales, en los primeros cuatro meses del año las erogaciones para subvenciones crecieron un 51% en términos nominales en relación con el primer cuatrimestre de 2020, y lo hicieron un 230% al comparar la partida presupuestaria utilizada en ese lapso de 2019, cuando tuvo lugar el último ajuste.
En ese sentido, un estudio reciente realizado por los economistas especializados en energía Alejandro Einstoss y Julián Rojo marcó que en los últimos 24 meses los subsidios (medidos en dólares) crecieron a un ritmo del 50% anual. El informe alertó sobre el riesgo de que esa aceleración “se transforme en un ‘tsunami’ de subsidios como el que ya enfrentó la economía entre el 2010 y 2015″.
Tras el ruidoso choque en público entre Guzmán y los dirigentes cercanos a Cristina Kirchner, la continuidad de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y con los países integrantes del Club de París desviaron al ministro de Economía del tema tarifas y lo devolvió a la arena en la que se siente más cómodo.
Según datos oficiales, en los primeros cuatro meses del año las erogaciones para subvenciones crecieron un 51% en términos nominales en relación con el primer cuatrimestre de 2020, y lo hicieron un 230% al comparar la partida presupuestaria utilizada en ese lapso de 2019.
Incluso en los últimos días el presidente Alberto Fernández buscó dar por terminado ese capítulo. El jefe de Estado dijo que “hubo un desencuentro innecesario” entre funcionarios, pero que no se va “a discutir más este tema”. En ese sentido, mencionó que el incremento de los servicios estuvo “hablado” con Guzmán y juntos decidieron “fijar un incremento del 9 por ciento, y punto”.
“Además, también es cierto que por ahora no vamos a discutir más ese tema. Porque la verdad es que nosotros nos enfrentamos a un presupuesto que no preveía que iba a pasar esto, no preveía que íbamos a tener la carne creciendo al precio que crece, no preveía que íbamos a tener a las empresas alimenticias aumentando precios sin ton ni son, ganando con unas ganancias extraordinarias. Y no preveíamos que el coronavirus nos iba a atacar de nuevo como atacó”, concluyó el presidente.
En el Palacio de Hacienda consideran que el affaire tarifas y salida de Basualdo quedó en un tenso stand by pero que Guzmán no insistirá en su postura: “La cuestión se va a definir más arriba, ya no depende de nosotros”, reflexionaban en Hipólito Yrigoyen 250. La libreta roja que Guzmán lleva a todas sus reuniones pasó de página y se concentrará en renegociar en las próximas semanas los USD 2.400 millones que el país no le pagó al Club de París este lunes y los USD 45.000 millones con el Fondo Monetario.
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