Aunque desde hace prácticamente un año el Ministerio de Economía logra mes a mes no sólo renovar los vencimientos de deuda en el mercado doméstico sino también captar fondos adicionales -lo que en vez de nuevo endeudamiento prefiere definir como “financiamiento neto positivo”-, los funcionarios de la cartera deberán a partir de ahora literalmente redoblar los esfuerzos para cumplir el programa financiero planteado a principio de año. En lo que queda de 2021 el Gobierno deberá captar recursos por el doble del monto que obtuvo en las licitaciones de deuda durante los primeros cinco meses del año. En ese período, consiguió unos $200.000 millones, por lo que le resta como mínimo obtener unos $400.000 millones más para hacer frente a un calendario de vencimientos más exigente y cumplir la previsión original del ministro Martín Guzmán. Esa estimación implica que el déficit fiscal se financiará al menos en un 40% en el mercado y el resto vía la asistencia del Banco Central.
Esa fórmula, que en algún momento el titular del Palacio de Hacienda aseguró se buscaba modificar para ampliar la proporción deuda en detrimento de la emisión monetaria, fue definida, vale aclarar, antes de registrar el ingreso de los recursos extraordinarios que implican en estos meses la liquidación de la cosecha con un nivel de precios récord. Esos recursos, sin embargo, ya están destinados a un gasto que tampoco estaba previsto al momento de proyectar de cuánto sería y cómo se financiaría el desequilibrio de las cuentas públicas este año.
“El Gobierno está financiando 25% del déficit primario con las colocaciones de mercado versus el 40% planteado en el Presupuesto. Para compensar en los meses siguientes, necesitaría colocar unos $70.000 millones por mes. Pero si logra colocar entre $45.000 y $50.000 millones mensuales, se mantendría en el porcentaje actual, lo que no está mal aunque podría ser mejor si se esforzaran por dar una señal de tasas de interés e instrumentos más acordes a la demanda”, explicó Juan Ignacio Paolicchi, analista de la consultora Empiria. Es decir que, si se mantiene el ritmo actual de colocaciones de deuda, Guzmán tendría dos caminos: aprovechar los ingresos no previstos para achicar el déficit o bien suplantar ese faltante con emisión monetaria.
La “bola de nieve” en la que volvió a convertirse para el Banco Central el stock de Leliqs tiene un efecto que puede considerarse transitorio. Más temprano que tarde, el Tesoro gastará esos recursos que, eventualmente, el BCRA debe esterilizar
En principio, la estrategia apunta a evitar ambas alternativas y obtener más fondos frescos del mercado. En ese marco se interpretó la polémica medida del Banco Central que permitirá a los bancos integrar con bonos del Tesoro la porción de encajes que hoy mantienen en Leliqs, unos $750.000 millones. El cambio normativo, que le asegura mayor liquidez a Guzmán, podría resultar más atractivo para los bancos ya que la tasa es mayor. Además, esos títulos están exentos del impuesto a los Ingresos Brutos que cobra desde principios de año la administración porteña. Asimismo, contribuiría a un desarme de la “bola de nieve” en la que volvió a convertirse para el Banco Central el stock de Leliqs y otros pasivos monetarios (cuyo monto total de $3,6 billones supera en 40% la base monetaria), aunque ese efecto sería transitorio. Más temprano que tarde, el Tesoro gastará esos recursos que, eventualmente, el BCRA debe esterilizar.
“La nueva normativa permite al Tesoro colocar títulos públicos de entre 180 a 450 días para ser integrados en los encajes bancarios. Este mecanismo voluntario refuerza la intención de impulsar el ‘esfuerzo compartido’, donde el Tesoro obtiene liquidez que antes estaba en la hoja de balance del BCRA, con la novedad que el cambio de deudor ahora se incentiva con un mix de regulación favorable y mejores tasas de interés efectivas para los bancos”, aseguró la consultora financiera Delphos en su último reporte semanal.
“Permite tener mayor disponibilidad de financiamiento para el Tesoro en meses con altos vencimientos, pero no permitiría extender los plazos de las colocaciones, que siguen concentradas a menos de un año. En el corto plazo, los pasivos no monetarios podrían reducirse momentáneamente pero cuando el Tesoro vuelva a circular los pesos que provienen del desarme de Leliqs el BCRA, deberá contraer nuevamente la base monetaria. En síntesis, estas operaciones de cambio de deudor entre el BCRA y el Tesoro mantienen el nivel de pasivos monetarios a mediano plazo”, agregó el reporte, donde se destaca que, al mismo tiempo, el Tesoro incrementa la deuda interna y apenas modera la emisión monetaria.
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