Seis claves para entender por qué el Gobierno colocará más deuda a los bancos y cuál es el riesgo que conlleva

El Banco Central permitirá que los bancos utilicen títulos del Tesoro para integrar encajes, en lugar de Leliq. Para analistas, eso le dará más acceso a financiamiento al Tesoro. Y supondrá más emisión monetaria

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El Banco Central facilita que el Tesoro se financie en el mercado. REUTERS/Agustin Marcarian
El Banco Central facilita que el Tesoro se financie en el mercado. REUTERS/Agustin Marcarian

El Banco Central sacudió al mercado financiero ayer cuando anunció que desde junio permitirá a los bancos tomar más deuda del Tesoro y utilizarla para cumplir con requisitos de encajes, una posibilidad que hasta ahora estaba limitada a sus tenencias de Leliq y otros activos específicos.

La medida, que fue leída como una forma de ayudar al ministro de Economía, Martín Guzmán, a conseguir financiamiento en pesos en el mercado de deuda recurriendo a la liquidez bancaria, levantó críticas opositoras porque juega con medidas de seguridad “macroprudenciales” que tienen como objetivo proteger a los bancos de los repetidos default soberanos. Sin embargo en el sistema financiero valoran que se trata de una oferta voluntaria y no compulsiva, señalan que el aumento del riesgo dependerá del nivel de exposición que tomen los bancos y, alertan, terminará aumentando la cantidad de dinero en circulación.

¿Qué decidió el Banco Central?

A través de una comunicación dada a conocer ayer, la entidad conducida por Miguel Pesce anunció que desde el primero de junio los bancos van a poder integrar la porción de encajes que actualmente mantienen en letras Leliq con títulos en pesos del Tesoro nacional.

Los encajes son una porción de los depósitos de los ahorristas que los bancos están obligados a inmovilizar en el Banco Central como medida de seguridad ante retiros masivos por parte de sus clientes. Ese “efectivo mínimo”, además, es usado para regular la cantidad de dinero en circulación, ya que aunque forma parte de la base monetaria no es dinero circulante. Es dinero por el que los bancos no obtienen rendimientos, salvo por las excepciones que les permiten que parte de esos encajes estén invertidos en activos que arrojan una tasa.

El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, se ve obligado a salir en ayuda del Tesoro cada vez que hay que cubrir el déficit. El viernes pasado transfirió $50.000 millones para ese fin
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, se ve obligado a salir en ayuda del Tesoro cada vez que hay que cubrir el déficit. El viernes pasado transfirió $50.000 millones para ese fin

En la actualidad, esas excepciones permiten cumplir con los requisitos mínimos de liquidez mediante depósitos en cuenta corriente, Leliq y un bono, el Bonte 2022. Ahora, podrán utilizar muchos otros títulos emitidos por el Tesoro con el mismo fin. Los requisitos son que no sean dollar-linked –si pueden ser bonos CER– y que tengan un plazo no menor de 180 días ni mayor de 450 días.

Pero hay un punto más que se establece en la Comunicación A 7290: los nuevos bonos del Tesoro que se apliquen para encajes estarán excluidos de las normas que limitan el “Financiamiento al Sector Público No Financiero”. Es decir, estas nuevas compras de títulos no computarán para el cálculo de hasta 75% de la responsabilidad patrimonial computable –el patrimonio– que los bancos pueden tener de instrumentos del Tesoro. Este es el que más críticas generó.

Qué busca el Gobierno

Este año el Tesoro tiene presupuestado que el Banco Central tendrá que emitir cerca de $1,4 billones para ayudar al fisco a cubrir el déficit de 4,5 puntos del PBI. Además, necesitará conseguir financiamiento por otros $600.000 millones en el mercado, a través de colocaciones periódicas de títulos en pesos, para cerrar ese mismo bache.

“Termina siendo monetariamente expansivo porque vos tenés un encaje bancario que es dinero depositado en el Banco Central, que no está circulando” (Caamaño)

La emisión monetaria disponible tiene sus límites, la Carta Orgánica del BCRA pone topes a los adelantos transitorios y giros de utilidades que se pueden hacer, mientras que conseguir financiamiento en el mercado no ha sido una tarea sencilla en lo que va del año.

Para conseguir financiamiento fresco, el Tesoro tiene que conseguir que el mercado –aseguradoras, fondos comunes de inversión, empresas y particulares– coloque dinero en sus licitaciones periódicas de activos en pesos que sea, primero, suficiente para pagar los vencimientos de emisiones previas y, segundo, que supere la cifra de vencimientos. Cada peso extra por encima de los vencimientos es financiamiento neto.

En lo que va del año, Guzmán consiguió unos $198.000 millones más de lo que vencía. La cifra es una foto que puede variar al convertirse en película, en parte porque todavía quedan 7 meses de licitaciones y en parte porque bastante de lo que consiguió vence este mismo año, y tiene que ser renovado una vez más.

El programa financiero del ministro de Economía, Martín Guzmán, requiere que cada mes el Tesoro consiga colocar deuda por cerca de $50.000 millones más de los vencimientos que tiene que pagar. Y
en los próximos tres meses los vencimientos se complican REUTERS/Mariana Greif
El programa financiero del ministro de Economía, Martín Guzmán, requiere que cada mes el Tesoro consiga colocar deuda por cerca de $50.000 millones más de los vencimientos que tiene que pagar. Y en los próximos tres meses los vencimientos se complican REUTERS/Mariana Greif

Peor aún, los próximos tres meses aparecen como complicados. En junio vencen $231.000 millones, en julio $226.000 millones y en agosto otros $362.000 millones. Cifras altas que obligan a conseguir entre $40.000 millones y $60.000 millones por encima de ellas para mantener el curso en dirección a cumplir con el programa financiero.

Esta es la dificultad principal que busca zanjar el cambio de reglas para los bancos. Con $2 billones de los bancos colocados en Leliq del Banco Central, lograr mover parte de esa liquidez a las licitaciones de Guzmán facilitaría alcanzar ese objetivo. A nivel secundario, además, le permitiría al Central desarmar parte de su “bola de Leliq” que cada mes crece porque los intereses que paga por ellas, del 38% anual, son más emisión monetaria que hay que sacar de la calle con más Leliq para evitar fogonear aún más a la inflación.

Por qué los bancos pueden considerarlo atractivo

Son tiempos poco comunes para los bancos argentinos. La rentabilidad de su negocio está en el nivel más bajo de una década. Según un análisis de Econviews, “en los últimos meses los beneficios cayeron considerablemente. En enero y febrero, el sistema ganó una media de 5.000 millones de pesos al mes, lo que supone un descenso del 80% respecto a la media de 2020 o casi un 90% menos que el beneficio mensual medio de 2019, todo ello en dinero constante”.

“En los últimos meses los beneficios [de los bancos] cayeron considerablemente. En enero y febrero, el sistema ganó una media de 5.000 millones de pesos al mes, lo que supone un descenso del 80% respecto a la media de 2020″ (Econviews)

La rentabilidad del sector está presionada por distintos tipos de regulaciones. El Banco Central les pone tope a las tasas que pueden cobrar en algunas de sus líneas principales de crédito. Ahora 12 los deja sin el mercado de préstamos para el consumo. Y hasta las tasas que pagan por tomar fondos a personas físicas también están reguladas: pagan 37% por plazos fijos.

Pero además, la caída de la actividad hizo que el crédito cayera en los últimos meses dado que las familias y empresas cancelan endeudamiento sin tomar nuevo. Uno de sus ingresos más importantes pasa a ser así el 38% de interés anual que paga el BCRA con sus Leliq. Ingreso que, además, quedó golpeado por la pelea entre Nación y Ciudad que llevó a esta última a subir Ingresos Brutos a esos activos, lo que baja la tasa que perciben en los hechos a cerca del 35%.

En sus licitaciones de deuda el Tesoro está pagando cerca del 40% anual, cinco puntos más que los que perciben hoy por las Leliq. La diferencia es favorable, pero hay un problema de plazos: las Leliq duran 30 días mientras que estos títulos tendrán un plazo mínimo de 180 días. Un descalce temporal que no es menor para los bancos y que el Banco Central busca subsanar con una “ventanilla de liquidez”: ofrecerá a los bancos la recompra de esos títulos a cambio de efectivo inmediato en caso de necesidad, como lo anunció en otra norma también dada a conocer ayer.

Hasta el momento, el Tesoro consiguió $198.000 millones de financiamiento extra, de en torno a $600.000 millones que necesitará en el año. Pero como mucho fue a plazos cortos, se acumularon vencimientos altos a pagar en los próximos tres meses. En la infografía de Econviews se ve en azul cuál era el perfil de vencimientos en pesos en diciembre y cuál es ahora
Hasta el momento, el Tesoro consiguió $198.000 millones de financiamiento extra, de en torno a $600.000 millones que necesitará en el año. Pero como mucho fue a plazos cortos, se acumularon vencimientos altos a pagar en los próximos tres meses. En la infografía de Econviews se ve en azul cuál era el perfil de vencimientos en pesos en diciembre y cuál es ahora

“La zanahoria para los bancos está en mejorar el margen financiero al tener la opción de ir a un título con mejor tasa (aunque con distinto perfil de riesgo y liquidez versus una letra del BCRA) además de evitar el pago de Ingresos Brutos”, analizó Federico Furiase de EcoGo.

Cuál es el riesgo que genera

Las críticas a la decisión de ir a buscar financiamiento en la liquidez de los bancos se enfocaron en el hecho de que apunta a aumentar la exposición de las entidades financieras al riesgo de un default del Gobierno. El ex presidente del Banco Central, Guido Sandleris, hizo hincapié sobre este punto. Las Leliq son emisiones de deuda del Banco Central, la entidad que en principio tiene la capacidad de crear dinero, con lo cual son lo más cercano a “riesgo cero” que existe en la Argentina. El Banco Central nunca entró en default.

En cambio, los bonos del Tesoro son otra historia. Por supuesto, ante la falta de fondos para pagarlo el Gobierno puede pedirle al Banco Central asistencia monetaria –pasó el viernes pasado con una transferencia de $50.000 millones para cubrir un vencimiento que las licitaciones de bonos no llegaron a refinanciar–, pero en principio el riesgo es mayor. Para prueba, basta con remitirse a 2019, cuando se concretó el reperfilamiento de las Lecap (letras del Tesoro) decidido por el entonces ministro de Economía, Hernán Lacunza, cuando Sandleris presidía el Central. Sólo uno de los defaults del Tesoro.

“Hace menos de dos años el Tesoro reperfiló las Lecap, mientras que el BCRA continuó pagando normalmente las Leliq” (1816)

“Recordar que hace menos de dos años el Tesoro reperfiló las Lecap, mientras que el BCRA continuó pagando normalmente las Leliq”, puntualizó un informe de 1816.

En el margen, cargar a los bancos con más deuda del Tesoro implica asociar al sistema financiero a la suerte de la deuda pública. El antecedente de 2001 dejó claro ese aprendizaje, cuando la combinación de exposición a deuda pública más el hecho de haber colocado préstamos en dólares a empresas y personas con ingresos en pesos colapsó al sector bancario. El riesgo, si el volumen de deuda terminara siendo excesivo, es el de transformar una eventual crisis de deuda en una crisis sistémica.

Por lo bajo, desde el BCRA reniegan de estas críticas. Y citan como antecedente cuando Luis Caputo en 2018 encabezó una operación para integrar bonos del Tesoro (Bote) en los encajes de los bancos.

“Sandleris se olvidó que en junio de 2018 (era viceministro y representante del Ministerio de Economía en el Directorio del BCRA) se aprobó la Comunicación A6526. En el Punto 3 se permite integrar los Efectivos Mínimos con BOTE y en el punto 4 se los excluye del fraccionamiento sector público. Con una diferencia no menor, la norma de ayer sí es realmente voluntaria, porque los bancos eligen entre títulos o Leliq al 38%. La de 2018 no tenía nada de voluntario en la práctica, ya que la opción era BOTE o cuenta corriente a tasa 0. Y además, ahora está la opción de recompra automática de esos títulos si la entidad necesita liquidez”, dijeron fuentes de la entidad.

¿Cuál será el impacto monetario?

Que este año va a terminar con un déficit abultado es un hecho aceptado hasta por la Ley de Presupuesto. Dado eso por hecho, el partido en juego es cómo se va a financiar ese déficit: si es con emisión monetaria o con la colocación de deuda en el mercado. Con más de $2 billones de emisión monetaria en 2020 y en torno a $1,4 billón extra planificada para este año, cada peso que se pueda conseguir por deuda es un peso menos que se crea.

Por eso es que cada colocación de deuda del Tesoro es seguida de cerca en el mercado. Más emisión, razonan, es más inflación y más inestabilidad cambiaria a futuro.

“La zanahoria para los bancos está en mejorar el margen financiero al tener la opción de ir a un título con mejor tasa (aunque con distinto perfil de riesgo y liquidez versus una letra del BCRA) además de evitar el pago de Ingresos Brutos” (Furiase)

En esa lógica, el efecto de la decisión de financiarse con la liquidez de los bancos es contradictoria. Porque si bien es probable que ayude al Tesoro a tener más éxito en futuras colocaciones de deuda, lo hace de una manera que aumenta la oferta de dinero: en el fondo, es más emisión monetaria. Porque el dinero en Leliq no forma parte de la base monetaria y, si se desarman tenencias de Leliq, la base crece.

“Termina siendo monetariamente expansivo porque vos tenés un encaje bancario que es dinero depositado en el Banco Central, que no está circulando. Se permitía que parte de eso se coloque en Leliq, que son instrumentos de regulación monetaria y que de por sí implican una absorción, que ese dinero no circule”, explicó Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma.

“Ahora lo que harían los bancos es salir de Leliq, pesos que vuelven a circular, y se los dan al Tesoro a cambio de un bono. Y el Tesoro tiene déficit y ese dinero lo tiene que usar, a la larga es dinero que no circulaba y pasa a circular”, agregó el economista.

Cómo lo recibieron los bancos

En entidades financieras, la recepción de la novedad fue de todo menos catastrófica. El foco está puesto en la tasa, ya que los márgenes del sector están muy acotados y están buscando una mejor rentabilidad donde puedan encontrarla.

“Es importante que es voluntario, eso es clave para nosotros porque estábamos viendo que la liquidez les iba a resultar atractiva y no hacen nada compulsivo”

“Es importante que es voluntario, eso es clave para nosotros porque estábamos viendo que la liquidez les iba a resultar atractiva y no hacen nada compulsivo”, dijo un operador de una mesa bancaria.

Los pruritos respecto a normas macroprudenciales y riesgos pasan a segundo plano, desde el momento en que –consideran– los montos involucrados no van a ser lo suficientemente importantes como para ser relevantes. Lo principal, desde el punto de vista de los bancos, es la mejora en el margen para las tasas que perciben.

“Nuestra impresión es que este anuncio no es ningún game changer para el mercado local, pero sí contribuirá a mejorar un poco los números de financiamiento del Tesoro. Para ponerle valores: si suponemos que el 20% de las Leliq que actualmente encajan los bancos públicos, el 10% de las que encajan los bancos privados nacionales y el 5% de las que encajan los bancos privados extranjeros ahora se swapean por títulos del Tesoro, esto incrementará la asistencia al fisco en alrededor $90.000 millones (12% del stock total de Leliq que se encaja). Un número de ese estilo representaría el 15% de todo lo que tiene que conseguir el Gobierno del mercado local en 2021 para cumplir con el Programa Financiero del Presupuesto”, resumió 1816.

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