Nouriel Roubini, el economista que previó el fin de la convertibilidad argentina y la crisis mundial 2008/09, advierte ahora sobre la “fragilidad” de las economías emergentes.
En un artículo publicado en el portal Project Syndicate, sobre el distinto ritmo de salida de la crisis económica a causa de la pandemia en diferentes regiones y países del mundo, el economista destacó la mayor robustez y velocidad de la recuperación de EEUU, China y los países involucrados en las cadenas de producción del gigante asiático, la lentitud de Europa y Japón y la “fragilidad” de las economías emergentes.
En las economías emergentes, escribió, “la alta densidad poblacional, las deficiencias de los sistemas sanitarios y la lentitud de las campañas de vacunación seguirán facilitando la difusión del virus. En muchos de estos países la confianza de empresas y consumidores está deprimida; se han cortado los ingresos por turismo y remesas; los cocientes de deuda ya son elevados y tal vez insostenibles; y la combinación de mayor costo de endeudamiento y debilitamiento cambiario genera estrechez financiera”, lo cual deja “poco espacio para políticas más expansivas”. Y advierte, “en algunos casos el populismo puede debilitar la credibilidad de las medidas oficiales”.
Según Roubini, “las economías con más dificultades a las que hay que prestar atención” son la India, Rusia, Turquía, Brasil, Sudáfrica, muchas partes de África subsahariana y las regiones más frágiles de Medio Oriente que importan petróleo”.
En algunos países del mundo emergente, dice, sin precisar cuáles, “no hay recesión, sino depresión; más de 200 millones de personas corren riesgo de volver a caer en la pobreza extrema. Y para colmo, los países más vulnerables al hambre y a la enfermedad también tienden a ser los más expuestos al riesgo del cambio climático, de modo que seguirán siendo fuentes potenciales de inestabilidad”.
Roubini echa baldes de agua fría sobre recientes pronósticos optimistas acerca de la recuperación económica mundial. Según él, “la expansión que viene no será pareja ni entre los diversos países ni dentro de cada uno. Que la recuperación tenga forma de V (rápida y vigorosa), de U (suave)) o de W (con recaída) dependerá de varios factores según la economía y la región de que se trate”.
Vacunación lenta vs virus rápido
El economista recuerda que “el coronavirus todavía hace estragos en muchos países” y plantea dudas sobre si la aparición de nuevas cepas “virulentas” repetirá secuencias de reactivación y desaceleración. “Una posibilidad particularmente preocupante es que aparezcan nuevas variantes resistentes a las vacunas; eso resalta la urgencia de las campañas de vacunación, que en muchas regiones han sido demasiado lentas”, señala.
Aparte de los sanitarios, resalta los riesgos económicos: que una recuperación muy lenta deje consecuencias permanentes por el cierre de empresas y la pérdida de empleo, deteriorando la capacidad de muchas personas hasta volverlas inempleables en el futuro. Además, le preocupa que la desigualdad inducida por la pandemia lleve a crisis sociales y políticas. “¿Puede la creciente desigualdad provocar todavía más inestabilidad y depresión de la demanda agregada? Mucho dependerá de la magnitud, del alcance y de la inclusividad de las políticas orientadas a sostener los ingresos y el gasto de los rezagados”.
Tampoco se sabe, continúa, si las políticas macro (monetaria, crediticia y fiscal) implementadas hasta el momento serán un estímulo suficiente, insuficiente o excesivo, capaz en este último caso de llevar a un fuerte aumento de la inflación y las expectativas inflacionarias.
Por el momento, dice Roubini, la recuperación luce más fuerte en EEUU, China y los países asiáticos integrados a cadenas globales de suministro chinas. En EEUU, escribe, “una reducción de los contagios, las altas tasas de vacunación, la mejora de la confianza de consumidores y empresas y los efectos generales de la expansión fiscal y monetaria impulsarán una sólida recuperación este año”. Pero coincide con el ex secretario del Tesoro, Lawrence Summers, que el principal riesgo es una economía sobrecaliente. “El reciente aumento de la inflación puede resultar más persistente que lo previsto por la Fed, y la efervescencia actual de los mercados financieros puede llevar a una corrección, lo cual debilitará la confianza”, señala al respecto.
En el caso de China, atribuye la fortaleza de la recuperación al rápido control de la pandemia y al estímulo macroeconómico, pero advierte también sobre los altos niveles de endeudamiento de los sectores público y privado.
Europa y Japón
En Europa, prosigue, la situación “es peor, ya que allí una nueva ola de contagios y cuarentenas provocó una recaída durante el último trimestre de 2020 y el primero de 2021. Su recuperación seguirá siendo débil durante el segundo trimestre, pero es posible una aceleración del crecimiento en la segunda mitad del año si el ritmo de vacunación sigue aumentando y se mantiene una política macro expansiva”. Pero advierte, “discontinuar demasiado pronto los programas de apoyo a trabajadores suspendidos y la provisión de garantías crediticias puede llevar a más heridas permanentes”.
En Japón la recuperación es aún más lenta: su PBI cayó en el primer trimestre 2021 “y enfrenta dificultades para celebrar los Juegos Olímpicos de Verano en Tokio”. Según Roubini, la economía nipona necesita “con urgencia” reformas estructurales. Y advierte que “aunque el Banco de Japón la sigue monetizando, es posible que en algún momento la inmensa deuda pública japonesa se torne insostenible”.
El “Doctor Catástrofe” caracteriza el exceso de confianza de los mercados financieros como “exuberancia irracional” (término que Alan Greenspan, el extitular de la Fed, hizo famoso), pues todavía subsisten muchos riesgos e incertidumbres”, se atiene a su temprano análisis de que la crisis del Covid-19 tiende a un aumentar la desigualdad global y dentro de cada país y concluye: “cuanto más rezagados queden los segmentos más vulnerables, mayor será el riesgo de inestabilidad social, política y geopolítica en el futuro”.
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