Las señales que dejó el mercado en el último día de la semana no fueron las mejores. El Banco Central aumenta cada día las ventas de reservas a través de bonos en dólares y no consigue frenar el alza de los dólares alternativos.
Que suban estos dólares significas que los que apuestan al MEP buscan cobertura y los que se juegan al contado con liquidación, poner sus ahorros en el exterior. No son pocos, entre los pocos que logran vender sus propiedades, que giran sus divisas a cuentas en el extranjero. La construcción y la tenencia de inmuebles hoy no son una inversión como lo fue en casi toda la historia de la Argentina. Los altos costos de las expensas, los impuestos y la baja rentabilidad de los alquileres, sumado a contratos desfavorables para proteger a los propietarios, ha hecho que las inmobiliarias tengan 70% de sus operaciones en la venta de inmuebles y 30% en alquileres. En la venta abunda la oferta y en el alquiler es casi nula.
Es que los vendedores son propietarios de departamentos que antes ofrecían en alquiler. Ahora, prefieren mantenerlos desocupados el tiempo que sea necesario que, por lo general, es muy prolongado y deshacerse de la propiedad porque sienten que no hay seguridad jurídica. Por eso el valor del metro cuadrado en la realidad ha bajado más de 30% para quien quiere una venta anticipada y está dispuesto a resignar buena parte del precio. Los que desean un valor más cercano a lo que valía hace dos años, esperan y no saben cuándo van a venderlos.
¿Final de la calma cambiaria?
El desaliento a invertir creció después de la intervención en las exportaciones de carne y en el temor de que todo el agro se encolumne y comience a retacear la liquidación de divisas. Ese día será recordado porque desapareció la calma en el mercado cambiario y se aceleró la inflación.
Lo más grave es que los restaurantes sobre-compraron carne porque el agro había anunciado un paro donde por 9 días no se comercializaría carne. Imaginaban un fin de semana con mucha gente en sus mesas. El confinamiento los obligó a pensar que hacer con los excedentes. Hubo restaurantes que le ofrecían a los clientes carne para sus mascotas. La contracara es que esta semana puede comenzar a faltar carne por estar agotados los stocks en las carnicerías y porque el agro no va a vender ni en Liniers ni en los remates de Hacienda.
Los frigoríficos empezaron a recortar su actividad y algunos a suspender trabajadores. Pero esto no quiere decir que las exportaciones se paralicen, porque si el conflicto se prolonga no hay nada que les prohíba vende ganado en pie. En Paraguay esperan con los brazos abiertos esas exportaciones, porque ellos faenarían ese ganado y lo exportarían.
Dólares y bonos
Por todos estos sucesos, el viernes el Banco Central intervino con USD 18,3 millones nominales en bonos AL30C (cable) que los compra en dólares y se los vende al mercado en pesos a un precio más bajo para que el dólar no suba. Con esto lograron devaluar un bono que tenía un buen nivel de aceptación sin lograr el objetivo de frenar al dólar. Unos días antes de la suspensión de la exportación de carnes, el AL30C operaba menos de USD 1 millón por día.
El viernes el MEP en el mercado que interviene el Central aumentó $ 1,08 a $ 158,37, que es precio récord. En el mercado de los operadores donde la triangulación de pesos y dólares utiliza como instrumento al bono GD30, el aumento fue de $ 1 a $ 159,36 que también es récord.
La zona por encima de los $ 160 le resulta muy incómoda al Banco Central: los dólares financieros contagian a la economía porque las empresas calculan sus costos tomando el valor de estas divisas
El contado con liquidación tuvo un recorrido similar. El también llamado “dólar fuga”, aumentó 70 centavos en el mercado oficial y cerró a $ 162,87 que no es valor récord porque el 19 de octubre pasado cotizó a $ 168,31. En la plaza libre, que es la que refleja la real cotización de estos dólares, el “contado con liqui” avanzó $ 1 a $ 163,31. La zona por encima de los $ 160 le resulta muy incómoda al Banco Central: los dólares financieros contagian a la economía porque las empresas calculan sus costos tomando el valor de estas divisas que son las más reales y fáciles de conseguir.
De hecho, la Cámara de Comercio, reclamó por la restricción de dólares para importar. De qué sirve que el dólar mayorista haya subido 3 centavos $ 90,28, si para conseguirlo hay que pedir amparos a la Justicia. Son casi 500 empresas las que están demandando al Banco Central porque no entrega los dólares al precio oficial. “Que el dólar que se utiliza como ancla de los precios cotice a ese valor y no se consiga, es como tratar de tener quieto a un barco con un ancla que no llega al lecho marino”, señaló un operador.
Lo cierto es que, pese a esa reticencia a vender a los importadores, de los USD 297 millones que liquidaron los exportadores, el Banco Central compró apenas USD 50 millones y sus reservas aumentaron USD 74 millones a USD 41.591 millones. Desde el conflicto con el agro jamás volvió a los días previos cuando compraba hasta USD 150 millones diarios.
Riesgo-país
El riesgo país aumentó apenas 9 unidades a 1.544 puntos básicos, pero no fue por la caída de los bonos argentinos en el exterior, sino por la suba de los bonos de Estados Unidos y el fortalecimiento del dólar. Los bonos norteamericanos son la referencia para calcular este indicador. La demanda por bonos largos de la deuda local sigue porque sus precios están en un piso.
La Bolsa no dio buenas señales y el S&P Merval, el índice de las líderes perdió 1,55%. También cayeron los ADR’s argentinos -certificados de tenencias de bonos que cotizan en las Bolsas de Nueva York- en particular los de los bancos que fueron los que más subieron el jueves. Las caídas fueron de hasta 3,9%.
Criptomonedas
Las criptomonedas en la noche del domingo recuperaban una pequeña parte de lo perdido en el día. Su derrumbe es generalizado y los rebotes después de tocar pisos en sus cotizaciones son cada vez más débiles. Que el mercado haya cerrado hasta el miércoles, es una tranquilidad que los inversores y el gobierno necesitaban para poner en orden las ideas.
Si bien es cierto que la pandemia desacelerará el aumento de precios porque el confinamiento resta demanda, se espera que esta caída no sea perceptible. Y como el Gobierno no solo se quedó sin instrumentos para combatirla, sino que el COVID-19 lo va a obligar a aumentar el gasto público y la emisión, se espera que en junio siga el alza de precios. La inflación que se esperaba para mayo antes del confinamiento era superior a 4%. El índice mayorista de abril había subido 4,8% y como esta suba siempre se proyecta sobre los precios minoristas del mes siguiente porque es la que afecta a los proveedores iba a provocar la 12° suba consecutiva de la inflación por encima de los 3,5 puntos.
El anclaje hizo agua por todos lados.
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