En los primeros cuatro meses del año, los precios minoristas se incrementaron un 17,6%, según el último relevamiento del IPC del Indec. Este porcentaje superó al 15,6% que se registró en el mismo período (entre enero y abril) del año 2019, que finalmente terminó con una inflación de 53,8%, la más alta desde 1991.
Frente a este panorama, el Gobierno aceleró medidas para frenar las subas como los con controles de precios y la suspensión de las exportaciones. En parte, el diagnóstico oficial sobre los altos niveles de inflación de los últimos meses, se basa en el impacto del alza de los precios internacionales, la “inflación importada”. ¿Este diagnóstico es correcto?
La aceleración de los commodities impacta sobre los precios locales, pero por los desequilibrios propios de la economía argentina, sus efectos no son directos ni proporcionales
Según un informe de la consultora Analytica, la aceleración de los commodities impacta sobre los precios locales, pero por los desequilibrios propios de la economía argentina, sus efectos no son “directos ni proporcionales”.
El índice de precios del productor (IPP) del Indec, que no contempla bienes importados, creció 5% en abril y acumula 22% en el año, una variación mayor incluso a la de los precios minoristas. Los mayores aumentos acumulados del IPP en el año se observan en plásticos (+53%), químicos (+40%), energía eléctrica (+36%) y petróleo crudo, refinado y gas (+35%).
Por el contrario, los precios de los bienes agropecuarios crecieron por debajo del índice general, (+18%), principalmente porque en marzo se frenó el significativo crecimiento observado desde setiembre.
“El índice de precios de materias primas que elabora el FMI, sin oro, se ubica 85% por encima de los niveles de un año atrás. En la visión del gobierno argentino, esta inflación importada es la que viene limitando los efectos de las políticas fiscales y monetarias contractivas sobre los precios. La respuesta más radical de esta posición se encontró la semana pasada con la suspensión temporal a las exportaciones de carne vacuna, bajo el supuesto de que los precios internos van a caer a partir de la medida”, explicó el informe.
La demanda china que ya no está concentrada con exclusividad en los cortes de mayor valor, sino que también aparece en los mercados de cortes de menor precio
Mientras la carne vacuna es el producto de mayor participación en el rubro alimentos y bebidas del IPC, hay razones específicas que explican las subas: en particular una demanda china que ya no está concentrada con exclusividad en los cortes de mayor valor, sino que también aparece en los mercados de cortes de menor precio, señaló el análisis realizado por la consultora.
Para entender por qué los precios externos no explican la inflación local, el informe de Analytica analizó varias cuestiones: el IPC acumuló un aumento de 17,6% en lo que va del año, con precios regulados (energía, comunicaciones) y estacionales (frutas, verduras, indumentaria) que subieron 16,2% frente a 18,2% del resto de los bienes y servicios. “Es decir, precios no vinculados al mundo explican parte de la aceleración. En particular, más allá de su ponderación en el IPC, los rubros Educación y Ropa y Calzado son los que reflejan los mayores aumentos, 32,6% y 22,4%, respectivamente, hasta abril”, detalló el informe.
El principal rubro del IPC, alimentos y bebidas, con un cuarto de ponderación dentro del índice general, en los primeros cuatro meses aumentó 19% y desde agosto del año pasado promedia el 4% mensual. En un análisis entre los países de la región, además, se observó que en su mayoría los precios de los alimentos crecieron por debajo del resto de los bienes y servicios.
“En Brasil, el IPC a abril aumentó 2,4%, con alimentos creciendo 1,8%. Sin embargo, vale decirlo, los precios de la carne vacuna treparon 7,3%, aunque en el socio principal del Mercosur el impacto es menor ya que representa el 40% del consumo de carne de las familias. En tanto, en Paraguay y Uruguay los precios de los alimentos también crecieron por debajo del promedio general en el acumulado a abril, mientras en Chile, lo hicieron 0,6% por encima del índice de precios al consumidor (2,2%)”, detalló el informe.
La prioridad hoy debe estar puesta en aumentar las exportaciones para aprovechar la mayor demanda de nuestra producción, y a la vez atacar las verdaderas causas de la inflación: inercia, desequilibrios fiscales y monetarios y brecha cambiaria (Delgado)
“En escenarios de inflación importada, los mecanismos tradicionales de la política monetaria y fiscal no son muy útiles para contener el alza de precios de manera directa, al menos sin generar fuertes recesiones. Sin embargo, cuando el shock se ‘apaga’, algo que ocurriría si los precios de los alimentos y materias primas dejan de subir, la política monetaria y fiscal puede contener efectivamente los mecanismos de segunda vuelta, evitando que la demanda valide precios por fuera los cánones habituales”, señaló Ricardo Delgado, director de la consultora.
“Las mejoras en los términos del intercambio traccionadas por las commodities son cíclicas y la política económica debe contemplarlo. Más allá de desactivar su impacto transitorio en la aceleración de la inflación, no en su nivel, la reversión del ciclo representaría malas noticias para la recaudación fiscal y la acumulación de dólares del BCRA. La prioridad hoy debe estar puesta en aumentar las exportaciones para aprovechar la mayor demanda de nuestra producción, y a la vez atacar las verdaderas causas de la inflación: inercia, desequilibrios fiscales y monetarios y brecha cambiaria”, opinó Delgado, en relación con la decisión del Gobierno de suspender las exportaciones de carne.
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