Aunque acaba de suspender por 30 días las exportaciones de carne vacuna, sector que el año pasado arrimó al país más de USD 3.000 millones y que a raíz de la medida podría perder espacio como proveedor de los grandes demandantes mundiales, como China, el gobierno argentino se hizo lugar en el decreto 334, por el que instituyó nuevas restricciones horarias y de circulación en el marco de la pandemia, para dejar en claro que está a favor de aumentar las exportaciones.
El artículo 5 del decreto, sobre “Otras excepciones para circular, sin uso de Transporte Público” dice que se exceptúa de las restricciones previstas en el artículo 3 (sobre “medidas aplicables a lugares en alto riesgo epidemiológico y sanitario”), a “las personas que realizan las siguientes actividades y servicios, o se encuentran en las situaciones previstas en los siguientes incisos”.
Luego, el DNU lista una serie de casos, como industrias de “procesos continuos cuya interrupción implique daños estructurales en las líneas de producción y/o maquinarias”, ítem aplicable, por caso a la producción de aluminio en la planta de Aluar en Chubut.
La enumeración incluye también el “retiro de alimentos en locales gastronómicos de cercanía”, la producción y distribución de biocombustibles, las distintas etapas de trabajo con combustible nuclear, servicios de salinización, fumigación, manejo de plagas, actividades mineras y forestales, talleres de reparación de autos, motos y bicicletas, venta de repuestos “puerta a puerta”, servicios de cobranza y entrega de mercadería vendida por canales online, siempre sin apertura al público.
Producción para la exportación
El último y undécimo punto incluye las “Industrias que realicen producción para la exportación”. Eso abarca a los sectores automotor y autopartista, pero el decreto no especifica hasta dónde se estira el concepto. Si, por caso, abarca solo a proveedores directos o también a proveedores involucrados, aunque no de modo directo, en cadenas exportadoras.
El punto 11 agrega que “el Jefe de Gabinete de Ministros, en su carácter de Coordinador de la “Unidad de Coordinación General del Plan Integral para la Prevención de Eventos de Salud Pública de Importancia Internacional” podrá ampliar o restringir las excepciones dispuestas en este artículo”, especifica que “todas las personas exceptuadas … deberán portar el “Certificado Único Habilitante para Circulación-Emergencia COVID-19” y recuerda que “los desplazamientos de las personas exceptuadas deberán limitarse al estricto cumplimiento de la actividad autorizada”.
Fuentes de la Jefatura de Gabinete que las empresas exportadoras no necesitan “pedir uno por uno” la autorización para seguir funcionando, pero deberán proveer los medios de transporte a su personal. “Todos los que producen para exportar están autorizados”, dijeron, pero habrá controles. Respecto de la posibilidad de que se “cuelen” empresas o actividades vinculadas de modo indirecto, explicaron que “si alguien se pasa de vivo, como pasaba con el sector limpieza, y lo controlan, estará en problemas”.
Lanzamientos y producción
De este modo, Volkswagen podrá cumplir con el lanzamiento de su nuevo modelo, Taos, agendado para el 27 de mayo. Las empresas deberán cumplir y reforzar sus propios protocolos e incluso trabajar horas extras para cumplir sus objetivos de producción. En cambio, estarán cerradas las concesionarias de venta (tanto de 0 km como de usados), alcanzadas por las nuevas restricciones.
Básicamente, el gobierno intenta así evitar el largo y dañino parate productivo de 2020, cuando las terminales automotrices y los productores de autopartes no abrieron durante casi dos meses, al punto que en abril del año pasado el sector, por primera vez desde que existe, no produjo ni un solo vehículo.
La reapertura fue gradual, con el reinicio de producción de las plantas de Scania en Tucumán y de Volkswagen en Córdoba, y más tarde, otras instalaciones de Toyota, Ford y Volkswagen en el Gran Buenos Aires. La producción se desperezó desde 4.802 vehículos en mayo hasta un máximo de 32.570 en noviembre y acumuló al final del año un total de 257.187 unidades, un 18,3 % menos que las 314.787 unidades producidas en 2019, un año que ya había sido recesivo.
En 2020, la producción se desperezó desde 4.802 vehículos en mayo hasta un máximo de 32.570 en noviembre. En todo el año, produjo 257.187 unidades, 18,3 % menos que en 2019, año que ya había sido recesivo.
La caída en la producción arrastró la de las exportaciones, que se desplomaron (en cantidad de vehículos vendidos al exterior) un 38,5% y las ventas, que de 372.474 unidades vendidas en 2019 pasaron a 312.780 el año pasado, un 16% menos.
Todos números muy por debajo de la capacidad instalada de la industria automotriz, que pocos años atrás hablaba de alcanzar una producción de un millón de vehículos.
La escasez de vehículos cero kilómetros, sumada a las restricciones a la importación, terminaron distorsionando también el mercado de los autos usados.
Las estadísticas de Adefa precisan también que en los primeros cuatro meses de este año se produjeron 118.592 vehículos, un 79,7% que en igual período de 2020, lapso que incluyó abril, cuando no se produjo ningún vehículo. A su vez, las exportaciones aumentaron, pasando de 43.120 unidades en el primer cuatrimestre 2020 a 65.221 en igual período de este año, un aumento del 53,1 por ciento.
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