El Gobierno se dio cuenta que todo el optimismo que había cosechado tras la gira por Europa, se diluyó y se transformó en desconfianza. Las causas del cambio de humor de los mercados hay que buscarlas en 7 razones:
-La suspensión de exportaciones de carne;
-El recrudecimiento de la pandemia y las medidas restrictivas que afectarán aún más a la economía;
-La posibilidad de que se reduzca el ingreso de divisas por el enfrentamiento con el agro;
-El cambio de escenario interno para negociar la deuda con el Club de París y el FMI;
-La suba de precios y las inocuas medidas para contenerlos;
-El retraso en las vacunaciones;
-El intento de modificar la ley del Ministerio Público Fiscal.
Toda la rueda estuvo signada por el resultado de la licitación de bonos que, más que una simple renovación de deuda, significó la posibilidad de evaluar el impacto de la suspensión de importaciones de carne que ha provocado un rechazo unánime de distintos sectores empresarios. Esta medida fue totalmente ajena al pensamiento de Martín Guzmán e impuesta por un sector del kirchnerismo.
Por eso el dólar vivió una jornada bajo presión compradora y el Banco Central duplicó su intervención respecto a la rueda anterior. La diferencia fue que redoblaron la cantidad de bonos para vender a precios más bajos y no lograron impedir las subas de los dólares alternativos.
De hecho, la intervención del día anterior había controlado el rebrote con la venta de USD 4 millones, pero esta vez tuvo que vender sin éxito más de USD 10 millones nominales del AL30C (cable). En un día sin altibajos, este bono mueve menos de USD 1 millón nominales.
En el mercado libre, donde los operadores hacen negocios con el GD30, que está afuera de las regulaciones, el dólar MEP aumentó nada menos que $ 2,65 (+1,71%) a $ 157,60. El contado con liquidación no se quedó atrás y subió $ 3,30 (+2,05%) a $ 163,60 el nivel más elevado del año. En la plaza oficial, pese al nivel de intervención, el MEP aumentó $ 1,80 a $ 156,49 y el contado con liquidación, $ 1,88 a $ 161,17. Por arriba de $ 160, el Banco Central se pone absolutamente incómodo.
En la plaza mayorista, el enojo del agro se vio en el menor monto de liquidaciones. Las ventas fueron de USD 212 millones, USD 100 millones menos que el volumen habitual, y el Banco Central pudo comprar USD 49 millones, una de las cifras más bajas desde el 29 de abril pasado, pero la suba del oro y la baja del dólar ayudaron a que las reservas aumenten USD 107 millones a 41.482 millones. El “blue” se mantuvo firme en el mercado libre en $ 156.
El ritmo de devaluación siguió lento. El dólar aumentó 4 centavos a $ 94,21. Pero el mercado de futuros reflejó otra realidad y todos los fines de mes entre junio y diciembre subieron hasta 0,25% y aceleraron la tasa de devaluación a 30% anual, desde 25% que estaba hace unos días. La confianza en el anclaje va cediendo no solo por las restricciones de importaciones sino por las insulsas medidas a las que acuden para contener los precios como la ley de góndolas, que es confusa, o el cambio en los cortes de las reses y los controles de precios.
Por eso, las apuestas a una mayor inflación se vieron reflejadas en las subas de los bonos indexados que alcanzó 1,63% cuando se trató del TX23. El que avanza firme es un título indexado emitido durante la gestión de Néstor Kirchner, el Discount en moneda local que vence en diciembre de 2033, y en lo que va de mayo aumentó 6,38% con un monto creciente de negocios. Este bono fue muy golpeado cuando se intervino el INDEC el 27 de enero de 2007. En ese momento cotizaba a $ 155 y cuando se anunció la reforma del índice de inflación llegó a tocar un piso de $ 48. Ahora cotiza a $ 2.283.
Por eso, estuvieron aliviados en la licitación en la que captaron algo más de $ 249.000 millones para refinanciar $ 306.500 millones. “No le fue mal al Gobierno teniendo en cuenta el recalentamiento de la brecha con el dólar. Si bien les faltaron $ 50.000 millones, Finanzas tiene colchón y el endeudamiento neto acumulado en el año está en $ 137.000 millones”, señaló Federico Furiase profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y economista de la consultora Eco Go. “Esto le trae tranquilidad hasta agosto cuando ya no tiene el aporte de los dólares de la cosecha gruesa, que no es un dato menor”, agregó.
Hubo dos datos que marcaron el humor de los mercados. Los dos títulos más demandados fueron los Lecer con vencimiento en 2022 y los Boncer que caducan en 2023. Ambos son títulos indexados y se alzaron con más de la mitad de lo captado porque, además del ajuste por el costo de vida, pagaron sobretasas de entre 1,6% y 3,4% de acuerdo a la fecha de vencimiento. En el pasado, se licitaban con tasa negativa, es decir se rechazaba la tasa y se pagaba sobre la par. El fracaso estuvo en los bonos dollar linked, que ajustan por la evolución del dólar oficial y fueron diseñados para que Templeton no se lleve todos los pesos y renueve sus títulos. Solo 15% de los participantes adhirieron a este instrumento.
Por otra parte, para hacer atractiva una Letra de descuento con vencimiento en agosto, setiembre y octubre, pagaron una tasa máxima de 41% anual y rechazaron ofertas que pedían mayores tasas para seguir con bonos en pesos en sus carteras.
Lo que no imaginaba el Gobierno es cómo la suspensión de las exportaciones iba a afectar a la economía y a la política en un punto sensible: la reforma del Ministerio Público Fiscal. Las provincias ganaderas han retirado su apoyo y le dificultan el quórum al gobierno. No es novedad en una coalición que, cuando el clima cambia, algunos integrantes no quieren arriesgarse pensando en la proximidad de las elecciones intermedias. Y si algo faltaba para traer más complicaciones es el recrudecimiento de la pandemia que ha obligado a algunas ciudades a volver a Fase 1 y a la ciudad de Buenos Aires a pensar en un cierre total de comercios el fin de semana con restricción de la circulación.
Más pesimismo no podía envolver a los bonos de la deuda que, después de un buen rally, cambiaron la tendencia. Los títulos con ley extranjera, comenzaron a bajar desde el principio de la rueda y siguieron en baja hasta el final. Por eso el riesgo país aumentó 17 unidades (+1,19%) a 1.525 puntos básicos.
La Bolsa, con negocios por $ 857 millones, 25% menos que la rueda anterior, operó con bajas. El S&P Merval, el índice de las líderes, perdió 0,16% en una rueda volátil pero chata. Nuevamente Cresud (-2,99%) fue la más afectada por las medidas del Gobierno que afectan al agro. También bajaron Grupo Valores (-2,31%) e YPF (-2,21%).
Los ADR’s -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- negociaron un volumen escaso de $ 1.480 millones. Los certificados argentinos cerraron en baja. Las mayores caídas correspondieron a Ternium (-5,58%), afectada por la caída del petróleo, y a Cresud (-4,98%).
Para hoy se espera otra rueda intensa con el dólar como centro porque muchos de los que no renovaron los bonos en la licitación de ayer, usarán esos pesos para comprar divisas y cubrirse hasta que se aclare el panorama. El inversor siente que en la última semana se ahondó la inseguridad jurídica.
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