Los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) indicaron que al cierre del último año, la pobreza alcanzó el 42% para el promedio del segundo semestre, pero que el desagregado por trimestre, procesados por los expertos de la Universidad Católica Argentina (UCA), llegó a un nivel de 45,2% en el período octubre-diciembre. En ese contexto, un informe del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET) arrojó que a esa hay casi un 20% de personas al borde de caer en esa situación.
Las personas con riesgo de empobrecimiento llegaron al 19,6% en el tercer trimestre de 2020. De esa población el 58% (11,3%) resultó frágil estructural (se combinan bajos ingresos y condiciones laborales y sociodemográficas asociadas con la pobreza) y el 42% (8,3%) por ingresos (quienes ganan levemente por encima de la línea de pobreza).
El estudio detalló que tras experimentar un crecimiento sostenido a lo largo de todo 2018 y estabilizarse en torno al 56% entre 2019 y comienzos de 2020, la irrupción de la pandemia de coronavirus conllevó a que la proporción de Población No Integrada Socialmente (PNIS), conformada por indigentes, pobres y personas al borde de caer en la pobreza, alcanzara durante el tercer trimestre de 2020 el 60% tras el pico de 66,4% del segundo trimestre del año pasado.
La cifra indica que un 10,2% de la población transcurrió el período en condiciones de indigencia; un 30,1% en situación de pobreza y un 19,6% adicional en condición de fragilidad social, es decir, viviendo con ingresos apenas por encima de la línea de pobreza (hasta un 50% superior).
“Las personas en situación de fragilidad social son aquellas que tienen altas probabilidades de caer en la pobreza en contextos socioeconómicos críticos. No son pobres, pero tampoco están integradas socialmente en forma plena”, detalló la UMET.
En ese contexto, remarcó que entre el tercer trimestre de 2019 e igual período de 2020, como consecuencia del deterioro de los ingresos ligada a las restricciones a la circulación impuestas a raíz de la pandemia de COVID-19, la proporción de Población No Integrada Socialmente (PNIS) en forma plena creció 7,3 puntos porcentuales.
Y añadió que dicho incremento da cuenta de un aumento de 3,4 puntos en la tasa de indigencia y de 5,5 puntos en la tasa de pobreza.
Las personas con riesgo de empobrecimiento llegaron al 19,6% en el tercer trimestre de 2020. De esa población el 58% (11,3%) resultó frágil estructural (se combinan bajos ingresos y condiciones laborales y sociodemográficas asociadas con la pobreza) y el 42% (8,3%) por ingresos (quienes ganan levemente por encima de la línea de pobreza)
Por el contrario, la tasa de personas al borde de caer en la pobreza se redujo levemente (-1,6 puntos), principalmente a causa de la caída en la tasa de fragilidad estructural (-2,6). “Este fenómeno implica que, en el período reciente, dada la evolución de los ingresos, parte de la población frágil estructural pasa a ser pobre”, indicó el estudio.
En cuanto a la proporción de población cerca de caer en la pobreza, la situación difirió entre regiones. En los casos del Gran Buenos Aires, NEA y Cuyo se registraron descensos mientras que en NOA y regiones Pampeana y Patagonia leves aumentos.
“Este resultado, en línea con el hallado a nivel nacional, implica que una proporción de la población que en 2019, ante el deterioro de los ingresos y su poder de compra y/o a causa de haber dejado de percibir ingresos como consecuencia del cese de actividades que derivó de las disposiciones de aislamiento, pasó de integrar la población de frágiles a la población de pobres”, destacó.
Los sectores más vulnerables
Cabe destacar que la pobreza infantil en el conurbano llegó al 72,7% en el último trimestre del 2020, frente al 65% de promedio en el país. Así se desprende de los datos oficiales, que reflejan el efecto de las mayores restricciones aplicadas por el Gobierno en esta zona del país a raíz de la pandemia.
Entre 0 y 14 años, el aumento fue de 10 puntos, ya que en el último trimestre del 2019 el registro había sido del 62,7 por ciento. A nivel nacional, este nivel pasó del 55,7 al 62,9 por ciento; en el NOA, del 58,6 al 60,9%, el NEA del del 59,1% al 61,9% y en la Patagonia del 44,3% al 50,8 por ciento.
En términos de indigencia, en el conurbano pasó del 20,2 al 20,8% en un año entre 9 y 14 años, frente al salto del 14,7 al 15,6% a nivel nacional.
Los microdatos de la EPH del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), procesados por los expertos de la Universidad Católica Argentina (UCA), muestran que el salto fue especialmente violento en los partidos del conurbano, donde se mezclan condiciones estructurales con la caída del ingreso real de los últimos años y las restricciones de la cuarentena-pandemia.
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