El análisis preliminar de subir nuevamente las alícuotas del impuesto a los Bienes Personales no entusiasma ni al oficialismo, ni a la oposición, ni a los expertos en cuestiones tributarias.
En el reciente viaje a Europa, se dejó trascender esta iniciativa como parte de la estrategia de acotar el déficit fiscal de este año, ante la creciente demanda de planes de contención por la pandemia y la decisión política de no aumentar las tarifas en la medida que quería el ministro Martín Guzmán.
Pero se trata, por ahora, solamente de una chance remota que no fue consultada ni siquiera con el bloque oficialista de la cámara de Diputados, donde creen que, luego del áspero debate en torno del nuevo impuesto a la riqueza, será difícil promover otra suba de impuestos, más allá de que se lo intente justificar por la crisis global. Al respecto, un referente económico de la oposición en Diputados afirmó: “Nosotros no lo vamos a votar, pero ellos tienen sus aliados. Si están por aprobar Ministerio Público Fiscal, con pandemia y 45% de pobreza no les va a temblar el pulso a los falsos opositores para aprobar eso”.
Cabe recordar que, apenas asumió, el actual gobierno dejó sin efecto la reducción de las escalas prevista en la reforma impositiva de la gestión de Mauricio Macri y, por el contrario, la aumentó.
Al respecto, el especialista Jorge Gebhardt indicó que “ni bien asumieron, por la ley de emergencia económica se focalizaron en la gente que blanqueó en el año 2017 y que declararon también bienes en el exterior; allí se habilitó al Poder Ejecutivo aumentar las tasas hasta el 100%, algo que luego no se concretó, pero sí aumentó un punto más, o sea que la tasa combinada para bienes en el exterior pasó a 2,25% y podría ser hasta 2,50%”.
“Pero eso no los conformaría y entonces probablemente busquen una reforma legal, algo que hay que ver si lo consiguen porque si ya toda la oposición votó en contra del aporte solidario no creo que estén de acuerdo en continuar aumentando las tasas, con lo cual probablemente lo que pase son dos cosas: primero que haya que esperar resultado de las elecciones y consecuentemente hasta ese momento sea muy difícil sacar una reforma y segundo ver el resultado de esas elecciones para ver si tienen margen para hacerla”. Si lo lograran, acotó, “sería negativo por la cantidad de gente que quiere retirar su capital del país”.
Por su parte, César Litvin dijo que “no existe tolerancia a más impuestos , ya que desde el inicio de la pandemia han aumentado la carga fiscal en forma excesiva. Por otra parte , este proyecto castiga nuevamente el ahorro y la inversión”.
No existe tolerancia para más impuestos, ya que desde el inicio de la pandemia han aumentando la carga fiscal en forma excesiva y este proyecto castiga nuevamente el ahorro y la inversión (César Litvin)
“Está comprobado que los impuestos patrimoniales tiene efectos nocivos sobre la economía y produce un fuga de fortunas , de emprendedores y talentos que se van a jurisdicciones que lo tratan con más cariño impositivo”, indicó. “Recordemos que la Ley de Solidaridad de fines de 2019 aumentó en forma exorbitante Bienes Personales, a contrapelo de las necesidades de inversión que requiere esta coyuntura para generar empleo. Por último consideró que esta medida tiene más condimento político que económico”, agregó.
El ex secretario de política tributaria Andrés Edelstein indicó que “en los últimos dos años la alícuota marginal para bienes en el país se quintuplicó (pasando del 0.25% al 1.25%) mientras que se incrementó nueve veces para los bienes en el exterior (0.25% al 2.25%); esto sin tomar en cuenta el efecto adicional del Aporte Solidario y Extraordinario sobre el patrimonio del contribuyente”.
“El gravamen, máxime en niveles de imposición elevados, genera efectos adversos que deberían ser evaluados muy seriamente. Entre otros, el aumento de la litigiosidad, la migración de contribuyentes al exterior, una mayor propensión al ahorro informal y en definitiva menor incentivo para la realización de inversiones que tanto requiere nuestra economía”, indicó el socio de Edelstein, Mariscal, Torassa & Asociados.
Por su parte, su par Ezequiel Passarelli dijo que “es muy posible que se esté analizando esta posibilidad, dado lo que fue la recaudación del Impuesto a las Grandes Fortunas, que la pandemia sigue y cómo está la economía: las excusas están dadas”.
“Como mínimo deberían considerar abrir bien las escalas, si piensan subir el impuesto máximo. O sea, para que cualquiera no termine pagando la tasa máxima”, indicó. De todos modos, advirtió que “si seguimos echando al capital, vamos a quedarnos sin capital que invierta en el país”.
En tanto, Horacio Cardozo consideró que el efecto de la suba sería similar al que ya “han provocado estas medidas en el pasado: más retracción y personas que piensan en irse del país”.
“Habrá menos inversión, no porque el aumento en bienes personales tenga un efecto sobre la inversión, sino porque no se ve un plan claro de salir de la crisis, más que exprimir a los que tienen. No veo medidas que apunten a mejorar el problema que tenemos hoy que es la falta de inversión, producto de la desconfianza, no de la pandemia. Desconfianza al ver que no se está yendo hacia ningún lado, más que manotazos de ahogado”, afirmó.
Además, “generará más acciones judiciales por la confiscatoriedad: la alícuota de 1.25 % para bienes en el país y del 2.25% para bienes en el exterior ya son considerablemente altas”.
“El aumento en un impuesto de estas características no tiene un efecto inmediato en la inversión. El problema es la falta de horizonte, que no hay plan de salir de esta situación, no hay ningún plan para generar trabajo. Eso es lo que el país necesita. El temor de que, si el único plan es aumentar impuestos, el año que viene se aumenta de nuevo y el otro de nuevo. Eso no es un plan para salir de la crisis. Es lo mismo que solo dar subsidios. Lo que se necesita es un plan para generar trabajo y para eso hacen falta inversiones, y en esta situación, lo único que se generará es pensar como irse”, concluyó.
En tanto, Iván Sasovsky dijo que “el efecto será fomentar la informalidad; las operaciones inmobiliarias se van a hacer por menor valor, habrá más circulación de efectivo, es un círculo vicioso del cual ya hemos tenido varios antecedentes; la verdad que creo que sería buen momento para replantear en serio sistema tributario argentino y bajar la carga tributaria”.
El efecto será fomentar la informalidad; las operaciones inmobiliarias se van a hacer por menor valor, habrá más circulación de efectivo, es un círculo vicioso (Iván Sasovsky)
Por su parte, Roberto Sericano afirmó: “Me parece ridículo, es una barbaridad, primero porque los impuestos patrimoniales son complementarios a ganancias y se puede plantear la confiscatoriedad. Lo que fomentará es mayor evasión; en la medida en que sigan los subsidios como sigan, el único ingreso real que tiene el Estado son los impuestos, porque crédito no hay. Así que, a la larga, no hay persona que aguante porque está en el límite”.
Diego Fraga agregó que “el proyecto en danza nos confirma que el pretendido carácter extraordinario del mal llamado aporte solidario no es tal. Es decir, va a continuar como un agravamiento del impuesto sobre los bienes personales, como se prevé en el proyecto”.
“El nivel de extraordinaria presión impositiva sobre el patrimonio entonces va a ser permanente, como muchos anticipábamos. Esto va a generar, lamentablemente, una segunda tanda de masivas migraciones fiscales que van a implicar menores ingresos a futuro para el fisco argentino”.
“Deberían estudiarse minuciosamente los efectos económicos de estos parches fiscales con un componente absurdamente ideológico, ya que seguramente atenten contra la recaudación que pretenden apuntalar”, advirtió.
En tanto, Guillermo Poch de BDO dijo que “todo indicaría que sería una medida desacertada en el este momento. Cuando una economía está resentida por la pandemia y necesita ser motorizada, para crear puestos de trabajo, es necesario que la gente pueda consumir más en vez de pagar impuestos”.
“En la actualidad los países centrales y los vecinos de la región no aplican impuestos a los patrimonios. En efecto, esta cuestión no debe pasar desapercibida y debe llevarnos a la reflexión de porqué un país en similares características geográficas no necesita aplicar este gravamen y nosotros sí”, afirmó.
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