La escalada del precio internacional de la soja se convirtió en tema central del mundo de los negocios agropecuarios en los últimos meses, por los saltos que dio entre jornada y jornada en el mercado de Chicago, de referencia a nivel mundial, y también la magnitud de su aumento en el último año, que se aceleró al inicio de 2021.
La suba , que en los últimos días llevó a que la oleaginosa cotice cómodamente por encima de los USD 600 la tonelada en Chicago, y se reflejó también en el precio FOB en la Argentina, llevó a que se rehagan las cuentas respecto al valor de la cosecha argentina, cuántos dólares ingresarán por exportaciones y cuánto recaudará el Estado en concepto de retenciones. Pero por sobre todas las cosas, la pregunta que más se hizo presente fue ¿hasta dónde puede llegar?
La incógnita es difícil de dilucidar, sobre todo si se tiene en cuenta la alta volatilidad de los mercados de commodities, pero hay análisis que buscan explicar los movimientos de precios y anticipar su comportamiento. Ambas tareas son complejas, pero en el mercado existe una visión común que habla de la firmeza del mercado de la soja.
En primer lugar, se debe repasar la fenomenal suba del precio del poroto, que también estuvo acompañado por el maíz. Por ejemplo, si se toma en cuenta la evolución del valor del contrato de julio, que hoy oficia como de referencia en el mercado, se puede observar que avanzó un 86,8% en un año al pasar de USD 312,06 la tonelada a USD 582,85 la tonelada, mientras que en lo que va de 2021, trepó su cotización 21,7%, o sea, poco más de USD 103.
Cabe mencionar que el maíz, como la soja, tuvo una exponencial suba desde mediados del año pasado y que también, como sucedió en la oleaginosa, se aceleró al inicio de 2021. Respecto a un año atrás, el contrato de julio del cereal avanzó 80,3%, desde USD 140,55 a USD 253,43 la tonelada en el mercado de Chicago y si se toma como referencia la primera cotización de enero, el alza es del 33,5%.
A pesar de esta marcada suba, el grano amarillo supo duplicar su precio solo hace cinco días, cuando cotizaba a USD 286,02, pero tras la publicación del informe del USDA, su valor se desplomó más de USD 30. Esta misma situación se vivió en el mercado argentino, donde en solo una semana la posición de junio retrocedió USD 18 y la de julio USD 22 por tonelada.
Dicho informe estimaba un aumento del 5,7% en la producción de EEUU para la campaña 2021/22. En este sentido, la BCR explicó que “a pesar de los bajos stocks que tiene la potencia norteamericana, la mejora en las cosechas de maíz supera con creces este bajo almacenamiento y se espera en esta nueva campaña una oferta mayor a la del año anterior. Con ello, al final del nuevo ciclo, el nivel de inventarios debería subir más de un 20% a 38,3 millones de toneladas”.
A sabiendas de que hace pocos días, la oleaginosa cotizó durante un par de ruedas en torno a los USD 610 la tonelada, pero que una violenta toma de ganancias por parte de los fondos especulativos la llevo por debajo de los USD 590 la tonelada, se desprende la siguiente pregunta: ¿Podrá la soja superar el récord de septiembre de 2012 cuando su precio se ubicó por encima de los USD 650 o ya tocó su techo?
Al respecto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) analizó tanto los inconvenientes como los factores de impulso que pueden jugar en los precios en el corto y mediano plazo. Economistas de la entidad señalaron que “uno de los principales limitantes viene del lado de la producción”.
A partir de la publicación del informe sobre oferta y demanda mundial de granos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el pasado miércoles se empezó a dilucidar cuál podría ser la producción norteamericana de soja de la campaña 2021/22. Según el reporte, se espera un crecimiento de la cosecha estadounidense de 6,4% hasta las 120 millones de toneladas, en un contexto de muy ajustados stocks.
A pesar de que se prevé una mayor cosecha en dicho país, la BCR indicó que “se espera una leve baja de la oferta total, pero no se descarta que una mejora en los rendimientos pueda terminar de torcer la histórica caída de los stocks, que pasaron de 14,3 millones de toneladas en la campaña 2019/20 a una proyección de apenas 3,3 millones de toneladas cuando termine el actual ciclo 2020/21. Para la 2021/22, el nivel de inventarios al final de la campaña repuntaría levemente a 3,8 millones de toneladas”.
Otro punto que puede influir negativamente en los precios, según el estudio, es la inflación en EEUU, que en abril fue del 4,6%, el nivel más alto en 12 años. “Un alza de precios en los Estados Unidos debilita la competitividad del dólar y desvaloriza las ganancias reales que puedan gestarse en los mercados norteamericanos, incluyendo las del mercado de Chicago”, señalaron especialistas de la BCR.
“Si la economía estadounidense retoma un sendero de crecimiento económico sostenido, acompañada de la aceleración del índice de precios, la política monetaria laxa y de tasas bajas de la Reserva Federal se vería limitada. Potenciales alzas en la tasa de interés de la FED llevarían a los fondos de inversión a mayores inversiones en activos soberanos. Si pierde preponderancia la toma de posiciones en los mercados de commodities, los precios se verían potencialmente limitados o a la baja”, remarcó el informe a cargo de los especialistas Guido D’Angelo y Emilce Terré.
Otro factor determinante es China, el gran hacedor de esta escalada en los precios a partir de su voracidad por los commodities agrícolas. Si bien no hay datos oficiales por parte del gobierno chino, los stocks del gigante asiático seguirían en niveles bajos, lo que podría impulsar las compras y, así, los precios. Pero de eso dependerá la producción interna de ese país, la cual, de mostrar buenos resultados, podría limitar las alzas. Cabe mencionar que el USDA estimó que la demanda de soja por parte de China pasará de 100 a 103 millones de toneladas para este año.
Mercado firme y la posibilidad de alcanzar el récord
Para el presidente de la corredora de granos Kimei Cereales, Javier Buján, es “muy difícil” poder predecir cuál será el comportamiento del precio de la oleaginosa, ya que no se pudo prever ni la fuerte suba de las últimas semanas, como así tampoco la fuerte baja producto de una agresiva toma de ganancias por parte de los fondos especulativos, que no solamente derrumbó el precio de la soja en Chicago, sino que también impactó en el precio local del grano.
Sin embargo, en diálogo con Infobae, Buján consideró que “de aquí en más la variable del mercado será el clima y el avance de siembra en Estados Unidos. En lo personal creo que lo mejor ya lo vimos. Desde ya que puede haber rebotes y también se pueden presentar factores que hoy no se ven, pero si se analiza el mercado más allá de la caída de esta semana y se compara con la primera cotización del año y cómo viene el año, es un fondo de mercado firme”.
Por su parte, el director de la consultora Agritrend, Gustavo López, no ve como imposible alcanzar el récord de septiembre de 2012, cuando el poroto se ubicó por encima de los USD 650 la tonelada, como tampoco considera que se haya “tocado techo” en cuestión de precios, ya que entiende que de ahora en más dependerá de la parte productiva y de que mejore la oferta del grano a nivel mundial.
“Creo que todavía no está definido nada y que puede llegar tranquilamente a USD 650 la soja”, indicó a Infobae López y prosiguió: “En realidad hay algunos pro y otras contras. Hubo un informe del USDA con sabor a poco: los americanos nunca se juegan tanto en una primera instancia, en el primer análisis de la campaña 2021/22, por lo cual puede sufrir modificaciones en materia de área y ver si pueden sembrar todo lo que ellos calculan (en Estados Unidos) y si logran los 120 millones de toneladas que necesitan sí o sí, para que, a pesar de eso, reducir las exportaciones y tener uno de los saldos más bajos de los últimos años”.
Asimismo, López apuntó a Brasil, que “tiene que volver a reeditar un nuevo récord de 144 millones de toneladas y se tiene que dar una muy buena cosecha en Argentina de no menos de 53 millones de toneladas. En ese esquema, los precios estarían relativamente sostenidos igual, con una China que sigue creciendo a ritmo acelerado y que necesita de forraje y soja”.
“Las chances están dadas. Cuando se empiece a ver cómo evoluciona la cosecha en Estados Unidos va a haber un weather market (mercado climático) y si se cumplen o no las condiciones. Los fundamentos hacen que la oferta tenga que ser muy buena este año para abastecer a la demanda creciente. No me asustaría que haya fluctuaciones en el medio, pero para mí no estamos en el techo”, concluyó.
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