El Indec informó ayer que el nivel general de precios avanzó 4,1% en abril, luego de haber anotado un 4,8% en marzo, su mayor nivel en 18 meses. Con las expectativas y los datos de inflación desanclados y las tasas que fija el Banco Central planchadas, las alternativas tradicionales para ahorristas minoristas pierden contra el avance de los precios y dejan pocas alternativas de ahorro en moneda local. Por eso, una vía de inversión alternativa que ofrecen los bancos está ganando en popularidad. Se trata de los plazos fijos UVA que, aunque sólo se pueden conformar a un plazo mínimo de 3 meses, son la única forma de ahorro bancario que protege a los ahorros de la suba de precios.
Los depósitos a plazo fijo que ajustan por UVA, el mismo índice que se utilizar para actualizar cuotas de créditos hipotecarios, alcanzaron un récord en mayo al traspasar por primera vez la barrera de los $130.000 millones. Por supuesto, el avance de la inflación explica en gran parte ese pico nominal ya que el stock ajusta al alza a medida que la inflación avanza. Pero la dinámica de más corto plazo muestra un crecimiento del 223% nominal desde el piso de septiembre pasado.
La cantidad de dinero en plazos fijos UVA alcanzó el 10 de mayo pasado los $136.368 millones. El 10 de septiembre pasado, en medio de la escalada de las cotizaciones paralelas del dólar y el temor a un salto discreto de la cotización oficial, ese stock de ahorros colocados en depósitos indexados por inflación había tocado los $42.189 millones.
Entre una fecha y la otra, el espanto de los ahorristas por lo que aparentaba ser la previa a una nueva disparada de la divisa después de los saltos de 2018 y 2019 se disipó, mientras que los datos de inflación que se habían mostrado relativamente modestos durante lo peor del parate económico generado por el Covid-19 y la cuarentena dispuesta para intentar enfrentarlo pasaron al centro de las preocupaciones.
El índice UVA, una especie de moneda indexada que todos los días ajusta su valor de acuerdo a la marcha de la inflación, empezó a informarse en marzo de 2016, primeros meses del Gobierno de Mauricio Macri. La Unidad de Valor Adquisitivo fue creada como una herramienta para indexar préstamos y depósitos con vistas, más que nada, a desarrollar el mercado de créditos hipotecarios y el ahorro en dirección a la compra de viviendas.
Similar a varias experiencias de países vecinos, por ejemplo la Unidad de Fomento chilena que hoy es la referencia de precio para el mercado inmobiliario del país transandino, tenía como objetivo más ambicioso desdolarizar la compra venta de inmuebles. El salto del dólar y de la inflación a partir de 2018 hizo que los tomadores de créditos hipotecarios, acostumbrados a la tasa fija, sufrieran serias dificultades para pagar un préstamo que a diferencia de los anteriores no se licúa con el paso del tiempo. Y la caída del poder adquisitivo en términos de metros cuadrados hizo inviable que los bancos colocaran préstamos para vivienda luego de aquél momento.
En ese contexto, la otra pata de los UVA -su uso como herramienta de ahorro a salvo de la inflación- no llegó a despegar nunca. Pero en los últimos meses, aunque concentra una parte marginal del ahorro que está en los bancos, está teniendo un resurgimiento de la mano de los temores respecto a que el Gobierno no tenga la capacidad de domar a la inflación.
Además, la estabilidad de los distintos tipos de cambio -dólares financieros intervenidos y dólar oficial en un ritmo de avance menor al del índice de precios- transformó a las apuestas por depósitos indexados en una alternativa de riesgo para intentar sumar ganancias en dólares. Un carry trade con UVA que no está exento de riesgos pero aún así gana adeptos.
A pesar de que es el único depósito bancario que no pierde contra la inflación, el plazo fijo UVA sigue teniendo un peso marginal en el mercado bancario: apenas el 4,8% del total de los plazos fijos. Hay varios factores atrás de ello.
Uno, que el plazo mínimo es de 90 días, muy por encima del tradicional de 30 días (se crearon el año pasado los UVA precancelables, que permiten desde los 30 días cancelar en forma anticipada, pero el resultado para quién lo hace es una tasa fija muy baja). Entonces las preferencias de los ahorristas juegan.
Por otro lado, también están las preferencias de los bancos. Después de varias intervenciones gubernamentales que frenaron el ajuste UVA sobre créditos hipotecarios, el interés de las entidades por tomar depósitos indexados y usarlos para dar préstamos indexados no es grande. De hecho, explican en los bancos, sin crédito ajustado en UVA tomar grandes cantidades de depósitos ajustados de la misma manera no tiene mucho sentido.
Sin tradición entre los usuarios ni interés entre los bancos, a pesar de su repunte los depósitos UVA rep´resentan hoy apenas el 3,93% del total de plazos fijos del sector privado.
La opción de colocar un plazo fijo UVA está disponible en el home banking de todo banco local, aunque no siempre de la manera más accesible. Como un plazo fijo tradicional, se puede colocar desde los $1.000, con plazo mínimo de 90 días. La opción precancelable es una buena alternativa, porque a partir de los 30 días permite recurrir al dinero en caso de una emergencia, pero en lo posible hay que evitar la precancelación porque paga una tasa menor que la del plazo fijo tradicional.
El rendimiento que se puede esperar de esos depósitos depende de cuánto marque la inflación del Indec, pero se puede estimar dadas las previsiones de inflación mensual que releva el BCRA en torno al 4% mensual en pesos. No es, claro, una cifra segura. Pero si claramente mayor al 3,08% que paga mensualmente un plazo fijo tradicional.
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