A pesar de que apostar en contra del dólar vaya en contra de todos los instintos del ahorrista medio argentino, con datos al cierre de abril atesorar billetes verdes no fue hasta el momento la estrategia de ahorro más rendidora. La disparada que sufrieron los dólares paralelos hasta octubre del año pasado y el retroceso o estabilidad que experimentaron desde entonces hicieron que las estrategias en pesos hayan resultado más rendidoras en el primer cuatrimestre del año.
Incluso el plazo fijo, que paga una tasa de interés que está por debajo de la inflación y por lo tanto reduce el poder de compra en moneda local de los ahorros, terminó abril con un rendimiento mejor que el de cualquiera de las alternativas para llegar al dólar, ya sea el dólar MEP o el contado con liquidación que se operan en la Bolsa o si se hubiera recurrido al mercado informal.
El plazo fijo, que paga una tasa de interés que está por debajo de la inflación y por lo tanto reduce el poder de compra en moneda local de los ahorros, terminó abril con un rendimiento mejor que el dólar
Entre las alternativas minoristas, la que más pagó en los primeros cuatro meses del año fue la que cubre por inflación: los plazos fijos UVA que aunque todavía explican una porción menor de los depósitos crecen a toda velocidad a medida que los números del Indec respecto al avance de precios se vuelven más altos.
Pero para analizar cuál fue el resultado de cada tipo inversión puede ser más fácil verlas en términos nominales. Es decir, en caso de que un ahorrista hubiera invertido en el último día hábil de 2020 $100.000, cuánto hubiera obtenido al cierre de abril.
En esa comparación y para ese período específico, en base a cálculos de Giselle Colasurdo, especialista en Mercado de Capitales, el peor rendimiento se encuentra en el dólar libre. La divisa en las operaciones informales cayó $14 entre fines del año pasado y el cierre de abril, lo que arrojó un rendimiento negativo del 9,64% en pesos en el período. Dicho de otra forma, el que hubiera puesto $100.000 en ese momento, hoy tendría $90.361,95 o, mejor aún, si se hubiera quedado con el dinero en efectivo y salido a comprar dólares el último día de abril hoy tendría USD 64 más, medidos a tipo de cambio libre.
La siguiente alternativa, entre las que menos rindieron, fue el dólar MEP. La divisa que surge de compras y ventas de bonos soberanos, tuvo un recorrido también modesto, pero no tan bajista como el informal. En ese caso, la inversión de $100.000 de fines del año pasado hubiera tenido al cierre de abril un poder de compra equivalente a $108.714,91. Es un 8,71% de rendimiento que no alcanza siquiera a cubrir el avance de la inflación.
Algo más rindió el dólar contado con liquidación, con una variación del 10,97% en el período en cuestión que en términos de pesos hubiera transformado a la inversión original en $110,965,35 al cierre del mes pasado.
El dólar solidario, mientras tanto, varió 10,36% en los cuatro primeros meses del año. Un rendimiento mejor que el del libre, por ejemplo, aunque el cupo de USD 200 mensuales hubiera hecho imposible colocar $100.000 en ese momento.
La estabilidad de los distintos tipos de cambio hizo que desde fines del año pasado, inversores con apetito por el riesgo se animaran a armar estrategias de “carry trade”, es decir, apostar por rendimientos en pesos con la expectativa de obtener resultados por encima del movimiento del dólar. Ganancias en dólares, dicho de otro modo.
“El plazo fijo o plazo fijo UVA, lógicamente ganó por el carry. Pero en algún momento ese carry se va a cortar, y es algo que te lo está diciendo el mercado” (Cognetta)
Hasta las más modestas estrategias minoristas rindieron en ese sentido. El plazo fijo tradicional, con su tasa del 37% anual a 30 días que no alcanza a cubrir contra una inflación que en marzo rozó el 5% mensual, le ganó al dólar. En el caso hipotético que usamos en este caso, una colocación de $100.000 en el último día de 2020, hubiera obtenido en cuatro meses un rendimiento en pesos del 12,92%. O sea, hubiera terminado con $112.916 al final de los cuatro períodos (siempre y cuando, claro, al terminar cada período de 30 días hubiera renovado el plazo fijo por el capital original más los intereses que fue obteniendo).
Por último, la inversión minorista ganadora en el período fue la que apostó por inflación. Los plazos fijos UVA por cada $100.000 a comienzos de enero superaron los $125.000 millones en colocaciones en el sistema financiero a fines de abril. En marzo el total de ese tipo ahorro habían tocado por primera vez los $100.000 millones. Es un crecimiento rápido, pero desde un piso tan bajo que todavía no alcanza para superar el 4% del total de los depósitos a plazo en pesos que están colocados en bancos argentinos.
El rendimiento de estas colocaciones en los primeros cuatro meses del año fue del 16,91%, el mejor entre las opciones comparadas aquí. Claro que, dado que el período es de cuatro meses y el plazo mínimo para un depósito UVA es de 90 días, el cálculo tiene algunas salvedades. Para comparar, se tomó un plazo fijo a 3 meses y, luego, tanto su capital inicial como rendimiento, se reinvirtió al mismo plazo. Pasado un mes, un tercio de la vida de la colocación, es que se calcula el rendimiento en cuestión. Al día de hoy, los $100.000 originales se habrían transformado en $116.912,53 pero, el hipotético ahorrista que hubiera hecho esa colocación, tendría que esperar dos meses más para disponer del dinero (dos meses más en el que el ajuste UVA y la tasa del 1% anual seguirían haciendo crecer el monto nominal de la colocación).
El plazo mínimo para un depósito UVA es de 90 días
Entonces, por cuatro meses, quien se animara a decir la frase de que “quien apuesta al dólar pierde”, podría tener algo de razón. Claro que el clásico dólar contra tasa es siempre una inversión con ciertos riesgos.
“Para un inversor quizás no tan sofisticado, el plazo fijo o plazo fijo UVA, lógicamente ganó por el carry. Pero en algún momento ese carry se va a cortar, y es algo que te lo está diciendo el mercado. Si uno mira los movimientos en bonos atados al dólar y bonos atados a CER, ves que el mercado piensa que de alguna manera la depreciación del dólar va a ser mayor que la inflación durante el año que viene. No tanto en el corto plazo”, dijo Mauro Cognetta, asesor financiero.
La mirada puesta en las elecciones
“Siempre entendiendo que se está corriendo riesgo, hasta las elecciones tiene algún sentido intentar algo en pesos, pero un ahorro con un horizonte que supere a las elecciones ya estaría empezando a dolarizar con las herramientas que encuentre”, agregó.
“Tasa de plazo fijo tradicional, nunca, porque la carrera contra el dólar es impredecible y contra la inflación es una batalla perdida de antemano” (Otálora)
Para el especialista en planificación financiera Mariano Otálora, siempre es posible hacer ganancias con activos en pesos, el problema es ser consciente del riesgo en el que se incurre. Por eso, no lo recomienda.
“El dólar oficial se está moviendo a la mitad de la inflación, los dólares financieros se sostienen con ventas de reservas, en algún momento eso va a tener que ser corregido y va a ser hacia arriba. Ahora, lo que es imposible es ponerle fecha y hora a esa corrección, con lo cual podés estar varios meses ganando hasta que un movimiento del dólar te hace perder tres meses de carry”, dijo Otálora.
“Es una cuestión de horizontes de inversión. En el corto plazo yo me animaría a decirle a un inversor conservador que en una cartera con distintos activos -algunos dolarizados, otros en pesos- cargue más de inversiones atadas a la inflación, como plazo fijo UVA, bonos CER o fondos comunes CER. Con todo, son inversiones que protegen la capacidad de compra de los ahorros en pesos, así que hasta si se pierde con el dólar no es algo que me inquiete”, dijo el especialista.
“Tasa de plazo fijo tradicional, nunca, porque la carrera contra el dólar es impredecible y contra la inflación es una batalla perdida de antemano. En cuanto el horizonte de la inversión se hace un poco más largo, ahí ya cargaría más dólar y activos dolarizados en la cartera”, resumió Mariano Otálora.
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