En junio, cuando se aplique por segunda vez el cálculo de movilidad jubilatoria establecido por la Ley 27.609, que la mayoría oficialista del Congreso aprobó a fines de diciembre pasado, los jubilados volverán a perder respecto de la inflación, que en el primer trimestre del año acumuló una suba del 13%, con un rango mínimo de 11,9% en el Noreste y máximo de 13,5% en las regiones Pampeana y Noroeste; y 13,4% en Cuyo; y parece encaminarse hacia un aumento similar en el segundo cuarto del año.
La fórmula oficial ajusta trimestralmente las jubilaciones promediando la variación en el período previo de la Remuneración Imponible Promedio del Trabajado Estable (Ripte) que publica el Ministerio de Trabajo o del Índice de Salarios que elabora el Indec (la que sea mayor) y la de la recaudación previsional por beneficio a pagar, datos que surgen de la Anses.
En marzo, cuando se aplicó por primera vez la nueva ley, el aumento fue del 8,07%, contra 11,33% que había sido la inflación entre octubre y diciembre de 2020. De ahí que, para morigerar la pérdida el Gobierno dispuso el pago de dos bonos de $1.500, en abril y mayo, para quienes cobraban hasta $30.856, pero esos bonos no se contarán para el cálculo del próximo ajuste.
Estimación de la nueva movilidad
En junio el aumento de las jubilaciones y pensiones, como de la Asignación Universal por Hijo, rondará 12,6%, calcularon Marcelo Capello y Laura Caullo, economistas del Ieral de la Fundación Mediterránea, basándose en la suba del 12,37% del Ripte (de $66.869,88 en diciembre 2020 pasó $75.809,13 en marzo 2021, informó el Ministerio de Trabajo) y calculando en 11,85% el aumento de la recaudación previsional por beneficiario en ese período. Resta conocer la variación del Índice de Salarios del Indec correspondiente a marzo, pero es dudoso que supere el 13,37% del Ripte; para eso tendría que aumentar 5,5% respecto de febrero.
De confirmarse esa estimación, la jubilación mínima pasaría del nivel actual de $20.572 a $23.165, para el trimestre junio-agosto; y la máxima de $138.423 a $155.878; mientras que la AUH se elevaría de $4.016 a 4.522 pesos.
La jubilación mínima pasaría del nivel actual de $20.572 a $23.165, para el trimestre junio-agosto; y la máxima de $138.423 a $155.878; mientras que la AUH se elevaría de $4.016 a 4.522 pesos
Capello y Caullo proyectaron además dos escenarios bastante benévolos para la evolución de las jubilaciones hasta fin de año:
1. El PBI crece 7%, la inflación anual es de 40%, los salarios aumentan 40%, la recaudación 49% y el empleo 3,5%. En tal caso, hacia diciembre la jubilación mínima aumentaría respecto a los $20.571 de hoy, pero el poder adquisitivo, deducido el efecto de la variación esperada del IPC, sería $1.515 inferior a lo que correspondería si el Gobierno no hubiera derogado la Ley 27.426, sancionada a fines de 2017, durante el gobierno de Macri, para reemplazarla por aumentos por decreto durante 2020 y por la Ley 27.609 a partir de este año.
Bajo los mismos supuestos y siempre a valores de hoy, quienes perciben 2,8 veces la mínima a fin de año estarían cobrando $62.043, una mejora respecto de la situación actual, pero $8.713 por debajo de los que correspondería de haber seguido vigente la Ley 27.426 (70% inflación y 30% salarios).
2. El PBI aumenta 5%, la inflación acelera a 50%, los salarios crecen 50% y el empleo 2,5%. En ese caso, un jubilado que percibe la mínima cobrará hacia diciembre unos $458 más (a valores reales) que hoy, pero todavía $998 menos de lo que le hubiera tocado con la Ley 27.426. Y quien cobra 2,8 veces la mínima tendría un aumento de $1.258, pero estaría $6.965 por debajo de lo que le hubiera correspondido con la fórmula anterior.
En el escenario 1 el promedio mejoraría este año un 2,9% y en el escenario 2 empeoraría un 2,1 por ciento
En cualquier caso, sin embargo, a lo largo del tiempo el poder adquisitivo de las jubilaciones dibuja una fuerte de serrucho: los aumentos son trimestrales, pero la inflación se registra mes a mes. En el escenario 1 el promedio mejoraría este año un 2,9% y en el escenario 2 empeoraría un 2,1 por ciento.
Estos resultados se deben a que la ley sancionada en 2017 actualizaba 70% por inflación y 30% por coeficiente salarial, trimestralmente, pero con la variación del segundo trimestre previo, por lo que el poder adquisitivo del haber mejoraba si la suba de los precios al consumidor ralentizaba (cosa que no ocurrió en 2018 ni en 2019, pero sí en 2020), en tanto la ley actual sacó la inflación y la reemplazó por partes iguales por la variación del salario y de la recaudación de la Anses; y además, la limita, porque cada fin de año, el aumento no podrá exceder del 3% el crecimiento nominal anual de los recursos de la Anses por beneficiario. Capello y Caullo estiman que la suba de diciembre será atenuada por esa condición.
Cada fin de año, el aumento de las jubilaciones no podrá exceder del 3% el crecimiento nominal anual de los recursos de la Anses por beneficiario
El estudio de Ieral estimó además que, en términos del PBI, la partida presupuestaria para los jubilados pasará del 8,3% en 2020 a entre 7,1% y 7,4% este año, una pérdida de entre 0,9 y 1,2 puntos porcentuales del PBI permitirá cubrir el incremento proyectado en los subsidios a la energía, que este año excederían en $250.000 millones las cifras del Presupuesto 2021.
Remuneraciones y capacidad de compra
La Fundación Libertad y Progreso actualizó el Índice de Nivel de Vida de los Trabajadores (INVT) que mide la evolución del poder adquisitivo de los salarios en función del valor de la Canasta Básica Total. En base a datos oficiales el INVT arrojó para el primer bimestre del año un deterioro del 8,5% respecto de igual período de 2020 y de 24% respecto de octubre de 2017, el pico previo a la recesión iniciada en el segundo trimestre de 2018, cuando el gobierno de Mauricio Macri salió en busca del auxilio financiero del Fondo Monetario Internacional.
El Índice de Nivel de Vida de los Trabajadores acumuló en el primer bimestre un pérdida de 8,5% respecto de igual período del año anterior
Natalia Motyl, economista de la Fundación, recordó que según el Indec la pobreza ya alcanzó 42% de la población en el promedio del segundo semestre 2020; 1 de cada 10 argentinos es indigente; 6 de cada 10 niños es pobre; durante la pandemia 7 de cada 10 de los hogares con jefe no registrado recibió prestaciones sociales; 5 de cada 10 argentinos debió el año pasado usar sus ahorros o vender parte de sus bienes para afrontar la crisis; 4 de cada 10 se endeudó y más de 41.000 pymes y 2 de cada 10 locales comerciales cerraron en todo el país, y la inflación (pese a controles de precios y servicios públicos congelados) fue del 36,1%, una de las 10 más altas del mundo, retrotrayendo el PBI per cápita a niveles de 2006, hace más de 14 años.
Lo peor, sin embargo, es que no hay signos de que la situación vaya a mejorar. “Todo lo contrario, va a empeorar”, aseguró Motyl a Infobae. Tomando una hipótesis de variación del 35% promedio en los salarios y un aumento de 40% en la canasta básica, la investigadora calculó que a fin de año el INVT empeorará 3,6% respecto de diciembre de 2020. “Esto significaría un deterioro de 6,9% en el nivel de vida de los trabajadores desde que asumió la presidencia Alberto Fernández y una corrosión de 28 puntos porcentuales desde el punto más alto de recuperación de los salarios en octubre de 2017”, precisó.
Si en cambio para 2021 se asume una variación del 50% del costo de la canasta básica “el panorama recrudece terriblemente”, dijo Motyl. En tal caso la pérdida del nivel de vida de los trabajadores rondaría el 10% respecto de diciembre de 2020, 13,1% desde el inicio del gobierno de Alberto Fernández y más de 33% respecto de octubre de 2017.
El valor de la Canasta Básica está muy influido por la suba del precio de los alimentos, por la que el Gobierno culpa al campo y a “los grandes formadores de precios”. Sin embargo, Motyl cotejó los precios de huevos, leche, carne y otros alimentos entre Argentina, Chile y Uruguay y constató que aquí son más baratos. Un litro de leche en Argentina cuesta 78 centavos de dólar, contra 1,14 dólares en Chile. El kilo de carne cuesta 6,5 dólares en Argentina, contra 9,5 en Chile y 8,1 en Uruguay y una docena de huevos, 1,4 dólares en la Argentina, 2,9 en Chile y 2,3 en Uruguay.
La diferencia no está en los precios, sino en el poder de compra de los salarios, destacó Motyl. Mientras un trabajador argentino recibe en promedio una remuneración promedio equivalente a USD 460 (al tipo de cambio oficial), en Chile percibe USD 649 y en Uruguay USD 599. Y si el cálculo se hace tomando el valor del dólar “contado con liquidación”, concluyó Motyl, el salario promedio argentino se reduce a USD 265, 60% menos que el chileno y 44% inferior al uruguayo.
SEGUIR LEYENDO: