La economía argentina arrastra más de seis décadas, con raras excepciones, con muy alta tasa de inflación, coincidentes con ciclos simultáneos a veces, y alternados en otros, de alto déficit fiscal, creciente endeudamiento del sector público en su conjunto, y emisión primaria de dinero por parte del Banco Central.
Y desde entonces, nuevamente con la transitoria excepción del período de la convertibilidad fija entre el peso y el dólar, se han intentado y repetido diversas políticas para estabilizar los precios a través de la Secretaría de Comercio y del propio gabinete económico, pero siempre han fracasado, como lo muestra la historia mundial de más de 1.700 años, cuando el emperador romano Diocleciano promulgó en 301 el Edicto sobre Precios Máximos para más de 1.300 productos, además de establecer el costo de la mano de obra para producirlos.
No obstante, una vez más parte del Gabinete Económico persiste en reeditar esas políticas de controles de precios, “Precios Cuidados”; Precios Máximos, esperando obtener resultados diferentes, pese a que no se atacan las causas de la inflación, que es alto déficit fiscal, pese a la voracidad impositiva para alimentar un gasto público que parece no tener techo, y consecuentemente sus efectos directos sobre la expansión monetaria espuria y las expectativas del conjunto de las empresas y familias sobre sus decisiones de gasto e inversión.
Ante ese cuadro, mientras la inflación parece afirmarse en un rango más cercano al 60% al año que al 29% que se estableció en el Presupuesto 2021 Infobae entrevistó al economista y ex secretario de Comercio, Pablo Challú, quien destacó que no es el rol de los instrumentos que regulan los mercados bajar la inflación, el cual debe responder a un Plan de Estabilidad.
— ¿Cuál es el rol que debe cumplir una Secretaría de Comercio?
— Cumple diversos roles: la protección al consumidor, las buenas prácticas comerciales, el fomento del comercio; permitir que el sistema de precios exprese las condiciones de oferta y demanda de la mejor manera posible, impedir las prácticas monopólicas y mantener bajo observación el sistema de precios para evitar maniobras especulativas o la acción de monopolios o de mercados donde se verifica una elevada concentración de oferta o de demanda.
— ¿Cree que controlando los precios y fijando márgenes de ganancia a las empresas se baja la inflación?
—No, esas medidas de ninguna manera conforman un plan de estabilización, aunque puedan ser utilizadas como instrumentos excepcionales y transitorios cuando así lo requiera un plan de estabilidad.
— ¿La Argentina necesita un Estado gendarme para que no suban los precios?
—No.
— ¿Comparte el criterio de muchos reguladores de que en la Argentina existen fallas de mercado que explican la inflación estructural?
— En la medida que se creen rigideces en el sistema de precios o cuasi rentas injustificadas es probable que se generen a su vez disputas por la distribución del ingreso que puedan ser el origen de procesos inflacionarios.
— ¿Hay una sola causa de la inflación o es multicausal como sostiene el ministro de Economía, Martín Guzmán?
— Deben diferenciarse las causas o factores que pueden desencadenar un proceso inflacionario de aquellos que la propagan. Existen multiplicidad de factores desencadenantes como, por ejemplo, problemas sin resolución en el sector externo, o en el fiscal o en el monetario o bruscos cambios de precios relativos o disputas por la distribución del ingreso, entre otros, o una fuerte desestabilización de expectativas que lleve a bajas muy importantes en la demanda de dinero.
“Deben diferenciarse las causas o factores que pueden desencadenar un proceso inflacionario de aquellos que la propagan”
Así es que existen muchos factores desencadenantes, pero dos factores constituyen las causas principales de propagación: el aumento en la cantidad de dinero y la disminución constante en la demanda de dinero. Es decir, las causas principales de propagación de los procesos inflacionarios son de naturaleza monetaria. De aquí que algunos sostienen que para controlar un proceso inflacionario basta con controlar la cantidad de dinero, lo que constituye un grave error de política económica, ya que al continuar actuando los factores desencadenantes el control de la cantidad de dinero puede llevar al estrangulamiento de la oferta y, de allí a una mayor inflación. Por eso es que se requiere un Plan de Estabilidad que considere tanto los factores desencadenantes como los propagadores para tener una razonable posibilidad de éxito.
— ¿Estima que hay inflación reprimida?
— Ciertamente existe inflación reprimida y se manifiesta en distintos sectores. Primero, en el mercado cambiario, luego en la política de precios y, por último, en la situación del Banco Central. Para los dos primeros casos baste decir qué pasaría si se dejaran sin efecto todas las medidas transitorias que impiden un normal funcionamiento de los mercados. Respecto al BCRA, su deuda de cortísimo plazo no para de aumentar señalando claramente que los impulsos inflacionarios están reprimidos, pero no anulados.
“Respecto al BCRA, su deuda de cortísimo plazo no para de aumentar señalando claramente que los impulsos inflacionarios están reprimidos, pero no anulados”
— ¿El ancla cambiaria y el congelamiento de tarifas de los servicios públicos, son instrumentos idóneos para esta cambiar las expectativas de inflación?
— Al contrario, estas medidas no sólo no controlan, sino que impulsan las expectativas de inflación, simplemente porque se trata de apreciar cuanta inflación se desencadenará cuando las mismas dejen de tener efecto.
Competencia con el resto del mundo
— ¿La apertura de la economía y el incentivo a la competencia contribuyen al desarrollo de un país como la Argentina?
— En relación a la apertura de la economía se plantea uno de los problemas más difíciles e interesantes de resolver: Argentina tiene un sector de altísima productividad como es el agropecuario de la Pampa Húmeda. Si el tipo de cambio se fija en relación a lo que requiere este sector, buena parte del resto de los sectores de la economía quedarían fuera de competencia internacional. Si en cambio se fijara en relación a lo que requieren estos sectores para competir entonces se generarían importantes cuasirentas en el sector más productivo. Así que el punto es desde donde se plantea la apertura, si se fija el tipo de cambio en su valor más bajo la apertura sería destructiva y no tendría justificación; si se fija en su valor más alto, habría que implementar un sistema de impuestos que eliminara las cuasirentas y evitara una distribución muy regresiva del ingreso por la afectación de los ingresos de los sectores más populares por la carestía de los alimentos.
Si algún sector requiere una protección especial, esta debería estar sujeta a planes de reconversión y a una paulatina vuelta a niveles normales de protección. El incentivo a la competencia en la medida que no se logre por medidas artificiales siempre será un elemento a considerar por sus efectos positivos sobre la economía.
—¿Un país con los enormes défcits estructurales que arrastra en lo económico y que rápidamente se propagó al ámbito social, puede administrarse sin un plan de estabilización y desarrollo?
— No es posible de ninguna manera administrar el país y evitar el conflicto social sin un plan integral que tenga como objetivos lograr un desarrollo sustentable con justicia social y la estabilidad permanente de los precios.
— ¿Las retenciones sobre las exportaciones y las limitaciones de las importaciones, son el mejor mecanismo para contener la inflación y promover la industria nacional?
— Ni las retenciones ni el control de las importaciones tienen sentido sino están justificadas dentro de un plan económico integral consensuado que apunte al desarrollo y a la estabilidad de los precios.
“Ni las retenciones ni el control de las importaciones tienen sentido sino están justificadas dentro de un plan económico integral”
— Respecto a la economía post pandemia decía a fines de agosto, cuando se esperaba que hoy el cuadro sanitario estuviera controlado, que veía “un mundo difícil y conflictivo, pero en el cual nuestro país tendrá mayores posibilidades de desarrollar políticas autónomas”. Lo primero se está cumpliendo, ¿lo segundo?
— La posibilidad de desarrollar políticas autónomas sigue presente, incluso en la negociación con el FMI, pero esta posibilidad no significa que esas políticas sean las más apropiadas. Nada reemplaza un buen plan económico y esta es una de las principales carencias hoy en día.
— En las dos entrevistas que le hice destacó que “el peronismo tiene las bases para la solución de la macrocrisis que enfrenta el país ¿Sigue pensando lo mismo? ¿hoy gobierna el peronismo?
— Sigo pensando lo mismo: la doctrina peronista provee un enfoque integral respecto al diagnóstico y a las políticas que se requieren para sacar al país de la increíble crisis que lo agobia. Recientemente se ha constituido un partido -Principios y valores- que reivindica plenamente esa doctrina resultando muy interesante leer sus documentos iniciales que así lo atestiguan. El actual Gobierno es un gobierno de coalición con una cierta participación de sectores del peronismo, pero cuya máxima conducción, el actual Presidente de la nación, se ha declarado social demócrata, con lo que no es posible caracterizar al actual gobierno como peronista.
— ¿Una reflexión final?
— Me he referido en varias ocasiones a la necesidad de un Plan Integral para alcanzar un crecimiento sustentable con justicia social y una perdurable estabilidad de precios. El Plan Integral significa reconocer que nuestro país no sufre de un solo problema o que existen una o dos causas que explican su crisis, el estancamiento y la pobreza, sino que existen un sinnúmero de problemas que a veces actúan como causas y otras como efectos dependiendo de la fase del ciclo que se considere pero que, en definitiva, interactúan y se alimentan recíprocamente, de tal manera que si no se los encara a través de un conjunto de políticas adoptadas en simultáneo será imposible superarlas.
Fotos: Gustavo Gavotti
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