Pocas veces las empresas tienen un nivel de coincidencia con el sindicato de su sector como el que logró en la Construcción el gobierno porteño con su decisión de suspender la ejecución de obras de más de 2.500 metros cuadrados en la Ciudad.
Ayer, esa coincidencia se reflejó en las declaraciones a Infobae del presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Iván Szczech, que calificó de “golpe bajo” la medida de la gestión de Rodríguez Larreta a raíz de la “segunda ola” de coronavirus, un comunicado conjunto de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) y la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV) y una breve y contundente declaración de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), con el título “Las obras no contagian”.
Camarco, la principal cámara del sector, redobló hoy la apuesta con un comunicado en el que –para que no haya dudas sobre el interés común- repite el título de la Uocra: “Las obras no contagian”.
La Cámara de la Construcción y la Uocra coinciden en lo que es casi un lema: “las obras no contagian”
“El sector de la construcción, a través de la Camarco y la Uocra ha sido pionero en el país en la constitución de un protocolo estricto que ha permitido trabajar con seguridad minimizando los contagios, que no llegan a 7.000, sobre una base de más de 320.000 trabajadores de la industria y la gran mayoría se produce fuera del ámbito de trabajo y de transporte”, dice el comunicado.
Propios medios
Además, y en coincidencia con la AEV y la CEDU, cuyo principal ámbito de acción es el Área Metropolitana, Camarco destaca que “la construcción, en la Ciudad de Buenos Aires tiene prohibido el uso del transporte público, por lo cual nuestros trabajadores son trasladados por las empresas o lo hacen con propios medios de circulación, aplicando el protocolo de transporte diseñado a los efectos”.
“Los datos demuestran que las obras no contagian y nuestro transporte tampoco, por el contrario, son un espacio de detección de casos que se producen fuera del ámbito laboral y permiten aislar casos sospechosos”, explicó Szczech, quien también explicó que gran parte de las tareas son “a cielo abierto” o en lugares techados pero abiertos.
Sobre la cantidad de trabajadores directamente afectados, el titular de Camarco precisó “en la Ciudad tenemos 62.000 trabajadores luego de haber perdido 22.000 en la primera etapa de la pandemia, sin actividad hasta Octubre, y recuperado 10.000 luego del reinicio. Esta medida nos vuelve a poner en una situación de riesgo”.
Ayer, en su comunicado, la Uocra pidió enfáticamente al gobierno de Larreta que la restricción “sea transitoria y de muy corto plazo” y tenga en cuenta “la necesidad de trabajadoras y trabajadores de nuestra actividad que se verán seriamente afectados en su continuidad laboral y sus salarios producto de esta medida”.
Falso dilema
Los desarrolladores urbanos y empresarios de la vivienda ya habían destacado que “no existe dilema entre el cuidado de la salud de nuestros trabajadores y el mantenimiento del trabajo y el desarrollo productivo de nuestra actividad”, justamente debido al desarrollo de protocolos y su constante actualización, por lo que también pidieron a la Ciudad rever la medida “lo antes posible”.
“El perjuicio que esta medida genera es mayúsculo y nuestras empresas ya no están en condiciones de afrontarlo”, dijo Damián Tabakman, titular de CEDU, en tanto Carlos Spina, de AEV, indicó que la medida del gobierno porteño apunta mal, porque “justamente las obras grandes son las que, con total seguridad, no utilizan transporte público, tienen estrictos protocolos de ingreso, turnos, vestuarios y comedores gracias a lo cual, con los extra costos que ello implica, ha hecho que los contagios en obra sean menores a cualquier otra actividad. Amén de ser las más fáciles de auditar”.
Szczech, de Camarco, agregó que la suspensión de obras grandes tendrá un gran impacto y que el gobierno porteño la tomó en virtud “de una autonomía que no está respaldada en recursos” y con una lógica diferente a la que aplica a las escuelas del distrito. “El lunes el problema que vamos a tener es quién paga y quién sufre las consecuencias de la imposibilidad de trabajar en esas obras”, concluyó.
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