Dólar libre: las razones por las que el Gobierno podría evitar una disparada antes de la etapa electoral

Existe consenso en el mercado de que, a diferencia de lo ocurrido en octubre de 2020, varios factores inciden para que no haya una nueva corrida cambiaria. Al menos, no antes de las elecciones

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Foto: EFE/Rayner Peña
Foto: EFE/Rayner Peña

Pese al sobresalto que implicó la suba del dólar blue, que anotó un salto de $20 en menos de dos semanas y que finalmente cedió ayer con una baja de $8, existe consenso en el mercado de que, a diferencia de lo ocurrido en octubre de 2020, no están dadas hoy las condiciones para una nueva corrida cambiaria. Al menos, no antes de las elecciones.

Los analistas identifican al menos cinco factores concretos, desde el impacto de la segunda ola de contagios de coronavirus hasta la ansiedad de los fondos de inversión extranjeros para salir del país, que configuran un escenario mucho más favorable para enfrentar las presiones cambiarias, aún cuando la inflación avanza por encima de lo previsto y el Gobierno apuesta a mantener prácticamente quieto el precio del dólar oficial.

El dato de inflación de marzo, combinado con un traspié del ministerio de Economía en una colocación de deuda hace dos semanas, creó el clima propicio para la suba de las cotizaciones libres. Si bien en el Banco Central reconocen la suba de precios, remarcan que no hay un cambio de fondo en las condiciones del mercado: se mantiene la acumulación de reservas y también la señal de emisión de deuda del Tesoro. En este sentido, el ministro Martín Guzmán debió ajustar la estrategia de sus colocaciones y convalidó en la licitación de títulos del martes tanto una suba de tasas como un acortamiento de plazos.

“No vemos que podamos tener una situación del dólar como la del año pasado. Eso no quita que el peso es una moneda que pierde valor constantemente, con lo cual el dólar va a ir para arriba (Leonardo Chialva)

Así sostuvo uno de sus mensajes principales para este año: que no habrá un desborde de emisión monetaria para financiar el déficit más allá de su fórmula original, 60% con adelantos del BCRA y 40% con deuda. Esto, sin duda, depende de muchos otros factores que, por ahora, juegan a favor.

- El más claro de todos es el inusitado viento de cola. La incesante suba de precios de las commodities, especialmente la soja que ya se ubica en los USD 570, lejos de los USD 320 de hace seis meses, precio que era poco tentador para la liquidación de divisas del campo en un contexto de alta brecha cambiaria.

- En el otro extremo, el factor más incierto pero que, por el momento parece acotado, es el costo fiscal que implican las medidas de asistencia económica por el Covid. El año pasado, ese gasto trepó implicó 3,5% del PBI. Pero para este año, las estimaciones privadas prevén que, con restricciones mucho más flexibles a las de 2020, el costo fiscal no superaría los $300.000 millones, es decir, menos de 1 punto del producto bruto. De confirmarse, esto eliminaría una fuente importante de presión en el mercado cambiario ya que no sería necesario un nuevo shock de emisión monetaria, siempre y cuando sean controlables las presiones políticas en la víspera del proceso electoral.

- El tercer factor clave, además del precio récord de la soja, es la estacionalidad. A diferencia del año pasado, cuando en un contexto de altísima inestabilidad financiera y fuertes expectativas de devaluación, el Banco Central perdía reservas todos los días, con bajo nivel de liquidación de divisas, transcurre actualmente el trimestre de mayor ingreso de dólares, lo que permite a la autoridad monetaria comprar en vez de vender y acumular reservas.

“Da la impresión que el plan de Guzmán choca con las necesidades electorales, que apuntan a llegar en calma con el dólar” Christian López

- Finalmente, existen otros dos factores que descomprimen el riesgo de una corrida inminente: en primer lugar, no sólo el Gobierno logró despejar sus vencimientos de deuda, también el sector privado quedó obligado a reestructurar sus pasivos, lo cual reduce la demanda de dólares para pagos al exterior. En segundo lugar, la presión sobre el mercado de los fondos de inversión extranjeros “atrapados” en pesos, con tenencias originales cercanas por unos USD 15.000 millones, disminuye en la medida que ya lograron ir saliendo desde el año pasado. Se calcula que hoy existe un remanente equivalente a menos de USD 4.000 millones, De hecho, admiten en el Banco Central que las últimas operaciones de deuda del Tesoro “habían dejado muchos pesos” en la plaza, que presionaron sobre el dólar contado con liquidación.

Todos estos factores, sin embargo, no despejan el camino en el mediano plazo. “No vemos que podamos tener una situación del dólar como la del año pasado. Eso no quita que el peso es una moneda que pierde valor constantemente, con lo cual el dólar va a ir para arriba. Pero si fiscalmente no se pierde el ancla, será de una manera mucho más ordenada y menos volátil”, opinó Leonardo Chialva, socio de Delphos Investment.

En ese sentido, Christian López, CEO de Consultatio, advirtió que el actual es un año impar, de elecciones, que es “lo que prima por sobre lo económico”. “Da la impresión que el plan de Guzmán choca con las necesidades electorales, que apuntan a llegar en calma con el dólar. El Banco Central está recomponiendo reservas para intervenir en el mercado pero no lo suficiente para levantar el cepo, con lo cual la Argentina enfrenta dificultades. La principal limitante hoy para el plan fiscal de Guzmán es la electoral”, agregó.

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