El riesgo de mayores restricciones a la economía y el mal clima por la inflación que no cede impulsaron al dólar libre

La cotización del mercado marginal, que llegó a $158 con perspectivas de seguir subiendo, impactó negativamente en los bonos y los plazos fijos en UVA. El BCRA sigue con el ritmo devaluatorio de 5 centavos diarios en la plaza oficial

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La suba del dólar libre de $ 6, a $ 158, sorprendió hasta a los propios operadores por su magnitud. Pese a que los más sofisticados atribuyen el aumento a que el “blue” está reemplazando al Bitcoin en los giros al exterior, el tema es la mayor demanda que proviene del agro que cambia una parte de los pesos por estos dólares porque está viviendo momentos de tensión con el Gobierno, que amenaza recortar exportaciones de carne e imponer retenciones más altas. El temor se agrandó porque la soja subió más de 2% en Chicago, a USD 577, y duplica el valor que tenía a esta altura el año pasado.

La estrategia es tener una reserva en dólares que le permita sentarse sobre la cosecha si dictaran algunas de estas medidas. En otras palabras, hay un juego de espejos, porque el Banco Central reduce sus ventas dólares en el mercado futuro y recompra bonos de la deuda externa para enfrentar presiones de devaluación. La paradoja es que ambos se cubren con dólares.

También el endurecimiento que puede venir en lo inmediato por la pandemia que reduciría notablemente la actividad económica, sumado al mal clima que deja una inflación que no cede y los rumores que cuestionan al titular del INDEC por difundir datos tan elevados que hacen temer que se vuelva a épocas pasadas. Los índices del costo de vida influyeron en estos aumentos porque no son pocos los que estaban refugiados en activos indexados que están cambiando al bando del dólar ante las dudas de que vuelvan a manipular los números inflacionarios.

El billete norteamericano es lo más demandado, sin dudas, y está haciendo tambalear la eficiencia de los plazos fijos UVA que el miércoles pasado, cuando el dólar comenzó su escalada, cayeron $ 5.000 millones. No es un monto relevante si se lo analiza sin conocer los antecedentes. Pero estas colocaciones en los bancos venían creciendo hasta dos días antes a un ritmo superior a los $ 1.500 millones diarios. Los plazos fijos convencionales, en cambio, tuvieron una caída de $ 100.000 millones en una semana y esto representa emisión del Banco Central porque las entidades piden los fondos a la autoridad monetaria a cambio de las Leliq que tienen en su poder para devolver los depósitos a los ahorristas. Se estima que una parte de esos pesos va al mercado libre, al punto que se duplicó el monto de negociaciones diarias a casi USD 20 millones diarios.

También hay salida de los bonos indexados que comenzaron a bajar su precio para aumentar su rendimiento. La caída de los bonos más operados fue de hasta 0,60%. Es que los que apostaron al peso, perdieron contra el dólar. El juego del carry trade -operar con pesos para conseguir ganancias superiores al aumento del dólar- fracasó en la última semana donde el dólar subió $ 18 o sea casi 13% contra una inflación esperada de algo más de 4%. Fue un KO que maduró a mitad de mes.

El sueño del dólar anclado se va diluyendo a pesar de que en el fin de semana siguieron el ritmo devaluatorio de 5 centavos diarios en el dólar mayorista, que el lunes abrió $ 93,28 con negocios por USD 320 millones con fuerte presencia de los exportadores. El BCRA compró apenas USD 70 millones porque tuvo que abastecer a los importadores que aumentaron la presión en el mercado porque ante la suba de los dólares alternativos y del marginal, anticipan sus compras al exterior. Por eso, las reservas recibieron solo USD 28 millones de esas compras y quedaron en 40.284 millones.

Otra estrategia para desalentar las expectativas de devaluación estuvo en el mercado de futuros, donde el BCRA fue un fuerte vendedor de los fines de mes que van de mayo a setiembre. Hizo bajar los precios hasta 0,21% con lo que cayó también la tasa y corta arbitrajes de pesos contra dólares.

En tanto, los dólares alternativos tuvieron una buena rueda a pesar de la intervención del Banco Central que no fue tan apabullante como se esperaba. En el dólar MEP se operaron USD 24,4 millones y aumentó casi $ 2 a $ 150,27. En las mesas de dinero donde se opera con el bono GD30D, el precio fue de $ 150,61. La razón de la escasa diferencia entre el dólar con cepo y el sin cepo, es el valor de los títulos con qué se opera en el mercado oficial: el AL30D subió 2.87% y el GD30, 2,02%.

En la plaza del contado con liquidación los negocios sumaron USD 58,9 millones y la suba fue de apenas 52 centavos a $ 153,67. En la plaza libre, marcó $ 155,03. La menor suba del contado con liquidación frente al MEP dejó una brecha entre ambos de 3% que es la mitad de la de la semana pasada. En otras palabras, se abarató enviar dólares al exterior.

La intervención del Banco Central fue a dos puntas. Vendió bonos en dólares contra pesos y compró con dólares propios bonos de su deuda porque están subiendo de paridad. De esta manera, gana municiones para intervenir y reduce su deuda externa. Algunos bonos argentinos aumentaron hasta 5% en la última semana. Por eso no extrañó que el riesgo país bajara 17 unidades (-1,1%) a 1.561 puntos básicos. Desde el 7 de abril, cuando el riesgo llegó a 1.609 puntos básicos, hasta ayer, el riesgo argentino bajó 3%.

Parte de esta baja, se la debe a la fortaleza de los bonos del Tesoro de Estados Unidos que han hecho que la tasa de retorno a 10 años baje a 1,57% anual. Cuando esa tasa sube, comienza una salida de los inversores de los bonos latinoamericanos y fugan los dólares a Estados Unidos. Parte de la tranquilidad surgió del renacimiento del Bitcoin que, después del cierre del mercado se encaminaba a los USD 54 mil y arrastraba al alza a las demás monedas.

La Bolsa, se contagió del buen clima de Wall Street y del Nasdaq, donde los balances que están llegando superan las expectativas de los analistas. Los negocios fueron moderados y alcanzaron a $ 695 millones. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 1,18%. Los papeles más destacados fueron Banco Galicia (+4,34%), Transener (+3,72%) y Cresud (+3,60%) Los bancos fueron protagonistas porque además de Galicia, subieron BBVA (3,31%) y Macro (3,22%).

Los ADR’s -certificados de tenencias de acciones que cotizan en Nueva York- tuvieron escaso movimiento y operaron $ 1.399 millones. Los ADR’s argentinos tuvieron una buena rueda. Corporación América (+7,66%) fue lo más destacado seguido de Tenaris (+3,66%) y Cresud (+3,27%).

Los inversores seguirán con atención la licitación de bonos que obligó al Banco Central a subir sus tasas entre 100 y 125 puntos básicos para hacerlos más atractivos. Las LEDES pagarán 40.75% anual y las LEPASE, 40,50%). Puso a ambas por encima del techo de 40%, incluso deja en libertad a los inversores para que fijen la tasa que desean cobrar por esos mismos bonos con vencimiento el 18 de abril de 2022. No faltará una letra indexada (LECER) que pagará una sobre tasa que también fijarán los que acudan a la licitación.

El Banco Central no quiere quedar nuevamente desairado en la licitación porque corre el riesgo de agotar la única fuente de financiamiento que tiene el Tesoro: el mercado interno en pesos. Después, hay que caer en la emisión. Ahora, debe recaudar $ 110.000 millones en la hipótesis de mínima.

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