No alcanzó la yerba de ayer secándose al sol. Durante el 2020 la producción nacional de yerba mate sufrió, primero, el impacto de la falta de precipitaciones y más tarde, el de su exceso. El sector yerbatero debió además afrontar una enfermedad en la planta que mermó las hectáreas cosechadas. Por tal motivo, la industria tuvo salir a buscar afuera lo que no encontró en el país, en momentos de mayor consumo en el mercado interno.
Fue así que la Argentina en 2020 importó unos 31 millones de kilos de yerba mate canchada de Paraguay y Brasil, equivalente a 10% de la producción total. Además, en lo que va de este año ya se llevan importados 6 millones de kilos y se espera que el valor se incremente.
Si bien las condiciones climáticas limitaron la producción, por lo cual los industriales debieron salir a comprar más materia prima, traerla desde estos países les resulta más barato que comprarla en el país. Según aclaran en el sector, la diferencia está representada en cerca de $20 por kilo. Debe tenerse en cuenta que según un estudio que la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) realizó a principios de este año, el 40% del precio que paga un consumidor por un paquete de yerba mate corresponde a impuestos y que los productores tienen una participación del 22,4 por ciento.
A principios de febrero, los empresarios accedieron a pagarle a los productores entre $35 y $37 el kilo de hoja verde, hoy ese valor se acerca a los $40 por kilo de la materia prima. Un precio relativamente alto comparado al valor que maneja el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de forma oficial.
“La sequía del año pasado significó que rindiera mucho menos la yerba. Se tuvo que importar más de Paraguay, vinieron aproximadamente 20 millones de kilos, al menos, es lo que se registró oficialmente en el sector desde ese país”, dijo Jorge Butiuk, presidente de la Federación Agraria de la filial Misiones y productor yerbatero.
Más allá de que se reportó una caída en la producción por el impacto climático, impulsado por un aumento en el consumo interno, y que las exportaciones crecieron de forma sustancial, los productores vienen afectados por un problema en las plantaciones que llevó a una pérdida significativa en las hectáreas implantadas.
“Todos estos factores hicieron que las empresas se fueran quedando sin stock, pero esto no fue solo el año pasado, sino que pasa desde hace tres años que la producción nacional viene en decadencia. También se está produciendo menos porque en algunos yerbales de la zona norte atacó mucho el mal de la tela, y se perdieron muchísimas hectáreas”, indicó.
El año pasado, en medio de la cuarentena estricta por la pandemia de coronavirus, el mercado interno consumió 268,8 millones de kilos, mientras que las exportaciones sumaron 42,9 millones de kilos. El número representa un incremento de cerca del 900 por ciento respecto del 2019, que ya había presentado un registro de importaciones aunque era irrelevante.
El precio de la hoja verde
Según relata Butiuk, este año no hubo fijación de precios por parte de la cartera de Agricultura que comanda Luis Basterra, una decisión que tenía que tomarse antes de abril ante la proximidad de la zafra. “Desde los inicios de abril el ministro debió haber cerrado un precio para el productor que nosotros hemos pedido que como mínimo se fije. El precio que los industriales están pagando es mayor del que tiene fijado el Gobierno, y no se puede lograr (formalizar) si Nación no lo fija. Acá no hay discusión en relación con eso. Lo único que necesitamos es que se oficialice el precio que ya están pagando los industriales”, dijo.
Según el productor, el aumento del consumo interno llevó a que ahora se estén pagando sobreprecios por la hoja verde. “Desde el año pasado que se fijó en 24 pesos el kilo de yerba mate, la industria está pagando entre 10 y 15 pesos de sobreprecios. Es más de lo fijado a través del laudo de Nación. Y, ahora que está empezando la cosecha gruesa y que se está viendo que va a seguir faltando yerba, hay industriales que empezaron a pagar a $42 la hoja verde. Prácticamente 18 pesos más del precio fijado por el Agricultura”, precisó.
Si bien para los productores esto es un buen negocio, necesitan que el Gobierno lo oficialice para que no haya tergiversaciones en la cadena. “No podemos decir ahora que estamos cobrando mal. Estamos cobrando bien la hoja verde, siendo que los molineros empezaron a pagar ya hasta 42 pesos por kilo y es un excelente precio para el productor”, concluyó el productor y dirigente de Federación Agraria.
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