El mercado laboral arrastra una larga historia de pobre tasa de crecimiento en calidad, aumenta más el informal que el registrado, como en cantidad, por el bajísimo nivel de inversión productiva que ha determinado una ineficiente relación entre puestos asalariados privados por cada uno en el sector público, y también entre el conjunto de los ocupados en relación de dependencia e independientes, y la llegada de la pandemia de covid-19 y las medidas de aislamiento extremo condujeron a profundizar esos desequilibrios que afectan a la productividad de la economía en su conjunto.
Y la llegada de la segunda de ola de contagios, al imponer nuevas restricciones al funcionamiento de una parte no menor de la actividad privada, como es la industria del esparcimiento, que abarca desde la gastronomía, hasta la hotelería, el turismo interno, y las actividades culturales en lugares cerrados, y al comercio, y con ello al transporte de pasajeros y de cargas, porque se debilita el consumo global, abre nuevos interrogantes para un abril que se proyectaba claramente expansivo respecto de la depresión que había registrado casualmente un año antes.
De ahí que Infobae entrevistó a Nuria Susmel, economista Senior de FIEL y experta en Economía Laboral, Previsión y Pobreza, para que conocer cómo empezó el 2021 y qué cabe esperar a la luz de las nuevas medidas restrictivas a la circulación de las personas y cierre parcial de actividades que dispuso el Gobierno nacional en la última semana hasta el cierre de abril.
- ¿Cómo está el mercado laboral al comienzo de 2021, tras un año previo en que fue doblemente afectado, por la caída de los puestos de trabajo y la baja del salario real?
- La información disponible es escasa para evaluar el comienzo del año, pero lo que sí se ve, y se observa en la calle, es que el nivel de actividad y de empleo se han ido recuperando fuerte respecto a la cuarentena estricta de abril-mayo 2020. La cuarentena implicó una pérdida de 3,7 millones de empleos en solo un trimestre, casi todos en el sector informal y entre los cuentapropistas, que son los sectores más flexibles y por lo que ajustan más rápido. Ya para fin del año pasado se habían recuperado 3 millones de los puestos perdidos. Los pocos datos que hay sobre el primer trimestre del año dicen que la recuperación siguió su curso a un ritmo lento en los primeros meses de este año.
“Con índices de inflación como los que se están viendo estos meses es complicado que los salarios recuperen el poder de compra”
El tema salarios parece más complejo. El año pasado la pérdida promedio estuvo por encima del 2% -en términos reales-. Los primeros datos de este año no son alentadores en cuanto a la recuperación. Con índices de inflación como los que se están viendo estos meses es complicado que los salarios recuperen el poder de compra.
- Los últimos datos oficiales del mercado de trabajo dieron cuenta de una falta de acompañamiento al ritmo de recuperación que había comenzado a transitar la economía global desde fines del tercer trimestre 2020 ¿A qué se atribuye?
- Lo que en general se observa a las salidas de las crisis es que cuando comienza la recuperación las empresas primero aumentan las horas trabajadas y después incrementan la ocupación, porque esperan chequear que el repunte de la actividad se sostiene en el tiempo. De hecho, lo que se observa es que las horas trabajadas se recuperaron más que el empleo.
- Antes de que el Gobierno anunciara nuevas restricciones al uso del transporte público por parte de los trabajadores de actividades decretadas no esenciales, tanto en la industria como en la construcción, el Indec y el Ministerio de Trabajo detectaron un cuadro de expectativas heterogéneas para el segundo trimestre, con un saldo modestamente expansivo ¿Qué cabe esperar en el corto plazo?
- Bueno, ahora que se retomó el esquema de restricciones fuertes, es poco probable que el segundo trimestre sea expansivo, más con la experiencia del año pasado que una cuarentena de 15 días se transformó en una de más de 100 días. El cierre de actividades va a estar afectando la producción lo cual impactará otra vez en el empleo. De todos modos habrá que ver cómo se manejan las restricciones a partir de mayo, pero principalmente como se avanza con el programa de vacunación para reducir los riesgos de contagios.
“El cierre de actividades va a estar afectando la producción lo cual impactará otra vez en el empleo. De todos modos habrá que ver cómo se manejan las restricciones a partir de mayo”
- Uno de los efectos del ASPO y Dispo en 2020 fue el notable aumento de las suspensiones de personal y del ausentismo involuntario por falta de acceso al transporte al lugar de trabajo, a una tasa superior al de la caída de la producción agregada ¿Se puede inferir de esa relación que en plena pandemia creció fuertemente la productividad laboral, o al menos de los factores productivos?
- Nuevamente, esto está vinculado con las horas trabajadas. Al margen que la productividad se mida como la relación entre nivel de producción y nivel de empleo, también está asociada con el stock de capital y con la calidad de la mano de obra -lo que se define como capital humano- y es poco probable que haya cambios en alguno de ellos en el corto plazo.
- En materia laboral ¿Cuáles son las principales preocupaciones de los empresarios?
- Al margen de la pandemia, creo que hoy las principales preocupaciones tienen que ver con la capacidad de la Argentina de retomar un sendero de crecimiento. Y en ese sentido, las condiciones macroeconómicas, la inflación, el déficit fiscal, las restricciones cambiarias y principalmente el cambio de las reglas de juego permanente generan un contexto que desalienta la inversión principal motor del crecimiento. En materia específica del mercado de trabajo diría que las preocupaciones son las mismas que venimos señalando desde hace 30 años (o más): regulaciones laborales rígidas, altos impuestos al trabajo, ambas cosas que encarecen la mano de obra y atentan contra el empleo registrado y en general contra la viabilidad de las pequeñas empresas.
- Cuando la entrevisté casi un año atrás me dijo: “El sistema previsional es un ejemplo de las reformas que impiden planificar en la Argentina” ¿Tras el nuevo cambio que se hizo efectivo con el primer ajuste del año, en marzo, sigue pensando igual?
- Obvio. El cambio de la fórmula de movilidad -que no es más que la vuelta a la fórmula que rigió entre el 2009 y el 2016- parece surgir del hecho que la regla anterior se basaba principalmente en la inflación del año anterior y como la inflación del 2019 había sido muy alta (50%) las jubilaciones en el 2020 debían ajustarse en ese orden lo que complicaba las cuentas fiscales lo que produce la necesidad de cambio. Pero eso no era nuevo, el cambio del 2016 dejó atrás una fórmula donde pesaba más el aumento de salarios y como se pensaba que iban a crecer más que la inflación se cambió por una donde pesaba más la suba de los precios al consumidor y con eso impedir que las jubilaciones subieran tanto.
Ambas veces el aumento se difirió un período en el cual no hubo ajuste lo que, dada la inflación, no hacía más que lograr una caída adicional. Lo que queda “picando” es que el cambio en la modalidad previsional no es más que un instrumento para lograr reducir los montos jubilatorios de quienes perciben más que la mínima. Esto es una muestra más de que es muy difícil planificar si todo puede ser reformado. Todo menos la legislación laboral.
“El cambio en la modalidad previsional no es más que un instrumento para lograr reducir los montos jubilatorios”
- La brecha entre una tasa de inflación más alta al ajuste derivado de la movilidad trimestral llevó al Gobierno a repetir por segunda vez en su gestión un aumento diferenciado para quienes perciben haberes próximos al mínimo ¿Cree que eso comenzará a reactivar las demandas judiciales por parte de los que quedaron otra vez excluidos de esa compensación?
- No tengo dudas. Pero como es una deuda que se pasa para las gestiones futuras y que encima no está explícita es un tema que probablemente al gobierno no le preocupe demasiado.
- La concurrencia de caída del empleo, del salario real y también del poder de compra de los jubilados y pensionados que perciben poco más de la mínima, determinó en 2020 un apreciable salto del nivel de pobreza en la población, ¿a la luz de la aceleración de la inflación y de las expectativas de una recuperación parcial de la fuerte caída de la actividad en el último año, que cabe esperar para los próximos trimestres?
- Hasta antes de la instauración de la nueva cuarentena hubiera dicho que la recuperación del empleo iba a contribuir a una caída en la pobreza frente a los altos niveles que registró el Indec el año pasado. Ahora el panorama no está tan claro. Depende de cómo evolucionen la pandemia y las restricciones a la movilidad y a la actividad y de cómo avance la vacunación de la población. Nada de esto parece mejorar en el corto plazo por lo que diría que es probable que no veamos mejoras importantes en materia de pobreza.
“Hasta antes de la instauración de la nueva cuarentena hubiera dicho que la recuperación del empleo iba a contribuir a una caída en la pobreza frente a los altos niveles que registró el Indec el año pasado. Ahora el panorama no está tan claro”
- ¿Una reflexión final?
- La Argentina necesita inversiones, sin inversiones no hay crecimiento, sin crecimiento no se crean empleos, no aumentan salarios, no baja la pobreza, no pasa nada. En lo que respecta al mercado de trabajo se necesita una reforma de las normas que lo rigen. Pensemos que las leyes laborales datan de hace más de cinco décadas, cuando las mujeres apenas participaban, y las tecnologías de hoy eran una fantasía y la sociedad tenía otra dinámica. Los jóvenes de ahora demandan más flexibilidad, las tecnologías permiten modalidades de trabajo diferentes y seguimos, las formas de producción han cambiado pero las leyes laborales son las mismas.
Fotos: Adrián Escandar
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