“Tengo una tristeza en el alma que no te puedo explicar”, dice. Y afirma que al personal que contrata hoy hay que “levantarle la autoestima”, porque es gente que no ha podido ir a la escuela.
“¿Sabés lo que es para mí como empresario gastronómico estar pidiendo que me den un ATP? Es desesperante”, dice Marcelo Salas Martínez, que es uno de los dueños y directivo de la cadena Café Martínez, que cuenta con cerca de 200 franquicias.
Entrevistado por Jorge Lanata para Radio Mitre, Salas Martínez critica fuertemente las nuevas medidas del Gobierno que lo fuerzan a pedir “dádivas”, se describe como un self made man, un emprendedor que empezó de abajo. “Yo siempre me las arreglé solo: limpié baños, limpié pisos, fui creciendo, fui cadete, fui cajero, tosté café, manejé camionetas, al lado de mi gente, codo a codo con la gente, hice crecer gente, capacitamos 1200 personas al año”, cuenta.
Y apunta contra el cierre de las escuelas: “Antes a los pibes que venían a laburar les dabas dos o tres indicaciones y te acompañaban. Hoy a los pibes hay que levantarles la cabeza, no tienen autoestima. Que la gente no vaya al colegio, que la gente no estudie, le mata la autoestima”.
“Nos van hachando -sentencia-. Yo tengo una tristeza en el alma que no te puedo explicar”.
Asegura que, como empresario, dinero que le entra es dinero que invierte, “en abrir tiendas, en dar empleo”. “Me matan, me matan”, dice con desesperación, en referencia a las viejas y nuevas restricciones dictadas por el Gobierno nacional.
“Es tristísimo -sigue diciendo-. No soporto la idea de estar pidiendo dádivas. De mi dinero además, porque son impuestos que yo pagué… para que compren vacunas y se ocupen de una vez por todas de ampliar el espacio para que se atienda la gente, si está claro que van a aumentar la cantidad de enfermos”.
Cuestiona la imprevisión, porque asegura que era evidente la llegada de esta segunda ola y que “va a venir una 3a ola, una 4a ola, van a seguir aumentando los casos”.
Y entonces exhorta a las autoridades, no sin ironía: “Muchachos, consigan más hospitales y vacunas. Y no hagan más nada, quédense mirando Netflix en la casa. No metan una medida más. Quédense quietos y déjennos laburar.”
Salas Martínez también señaló que el cierre de las escuelas es otro golpe para el sector, porque el 60 por ciento del personal es femenino y esas mujeres tienen que ir a sus hogares a cuidar a sus hijos si éstos no están yendo a la escuela y eso las perjudica enormemente. Porque a los ya bajos salarios, se suma la falta de propinas, que constituyen parte importante del ingreso en el sector gastronómico, y ahora el tener que resolver el cuidado de los hijos.
Asegura que los empresarios gastronómicos tienen que hacer “malabares” y para colmo en medio de una gran “Incertidumbre” porque “no hay claridad”.
En cuanto a las ayudas, dice que “el ATP era mucho mejor que el Repro porque éste se lo niegan a la mayoría de las empresas que lo piden”. De un total de 600 mil trabajadores sólo se lo dieron a 40 mil. ¿El motivo? Les dicen a los empresarios que su facturación subió más de 10 por ciento. “¡Pero claro! -se indigna- es algo obvio, si el año pasado las ventas fueron cero...”.
En el período abril-diciembre de 2020 la caída en la actividad del sector hotelero gastronómico fue del 62,3% y en enero del 2021 seguía estando un 39% por debajo de enero de 2020. El sector gastronómico, considerado separadamente, sufrió una caída algo menor pero de todos modos drástica: 54% en el período abril-diciembre 2020.
En respuesta a las nuevas restricciones dispuestas por el gobierno y en base a un estudio de la consultora Invecq, la Federación Empresaria Hotelero-Gastronómica de la República Argentina (Fehgra) señaló este viernes que ya con anterioridad a las nuevas medidas había desaparecido el 10% de las empresas del sector, “lo que significa el cierre de más de 8.000 en todo el país”.
En cuanto a los efectos sobre el empleo, el trabajo destaca que en el cuarto trimestre de 2019 el sector empleaba 695.000 personas, cifra que se redujo a 520.000 personas a finales de 2020, lo que representa una pérdida de 175.000 puestos de trabajo.
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