A comienzos de esta semana, el ministro de Economía, Martín Guzmán, señaló que la inflación de marzo —que según el Indec fue de 4,8%— sería “la más alta del año”, pero que a partir de abril comenzaría a disminuir. ¿Es esto posible? El ministro opinó también que hay “circunstancias coyunturales” que afectan a los precios, como los aumentos en los alimentos, que son un problema global.
Si bien, la mayoría de los economistas coincide con el ministro y estima que en abril habrá una desaceleración en comparación con el número de marzo, en general apuntan que no se observan condiciones necesarias para poder tener una baja sostenida del índice de aumento de precios durante el año.
“Es probable que veamos alguna desaceleración con respecto al número de marzo, que fue muy elevado. A medida que sigue operando el ancla tarifaria, donde también se fue desacelerando el ritmo del crawling peg (devaluación progresiva y controlada) del tipo de cambio oficial de 4% en enero a algo más parecido a 2,5% en lo que val del mes, es posible una desaceleración respecto al nivel de marzo pero es muy difícil que podamos ver una desinflación sostenida hacia adelante”, explicó Martín Vauthier, economista y director de la consultora EcoGo.
“Hasta ahora, todos lo mecanismos que buscan anesteciar la inflación se centran en mecanismos de transmisión, con tarifas, tipo de cambio oficial y los márgenes empresarios con los controles de precios; pero no se centran en las causas de la inflación que tienen que ven con desbalances entre la oferta y demanda de dinero en el mercado monetario y el rol de las expectativas”, agregó Vauthier.
De acuerdo con la opinión del economista, mientras no haya un programa de estabilización creíble, con consenso en los sectores políticos, y en el marco de un acuerdo con el FMI, que brinde señales sobre la oferta de dinero a futuro —un programa fiscal y monetario que implique una reducción en el financiamiento del Banco Central al Tesoro— con impacto sobre las expectativas, es difícil una descomprensión en la tensión cambiaria y una desinflación sostenida hacia adelante sin acumular distorsiones.
“Más allá del uso del ancla tarifaria y la semi-ancla cambiaria y de los controles de precios, la inflación sigue de largo, mientras hay tensiones en el mercado de cambios y la brecha cambiaria se filtra a la inflación y las restricciones a las importaciones, que hoy son condición necesaria para que el Banco Central pueda comprar dólares, también se filtran a precios vía la incertidumbre sobre el costo de reposición para las empresas”, agregó.
Hay mucha inflación contenida que se arrastra desde el año pasado. Una parte se empezó a destapar en el primer cuatrimestre. Otra parte, sigue acumulándose y generará presiones hacia la segunda mitad del año (Giorgio)
La economista Lorena Giorgio, de la consultora Econviews, señaló que la inercia inflacionaria aun se mantiene elevada. “A esto se le sumará una nueva ronda de aumentos en alimentos. Los productos incluidos dentro del programa Precios Cuidados se acaban de ajustar e impactarán también sobre productos de otras marcas que los toman como referencia. Si bien las nuevas restricciones a la circulación podrían contribuir a moderar un poco el dato de este mes y del próximo, la inflación acumulada en todo el año muy difícilmente se ubique por debajo del 40%”, estimó.
Giorgio destacó que hay mucha “inflación contenida” que se arrastra desde el año pasado. “Una parte se empezó a destapar en el primer cuatrimestre, con fuertes ajustes en rubros cuyos precios se habían mantenido congelados durante prácticamente todo el año pasado debido a la cuarentena y el cierre de actividad. Otra parte, sigue acumulándose y generará presiones hacia la segunda mitad del año y 2022. Por todo esto, el efecto del menor ritmo de avance diario del tipo de cambio está siendo muy marginal”, señaló.
Es posible una desaceleración respecto al nivel de marzo pero es muy difícil que podamos ver una desinflación sostenida hacia adelante (Vauthier)
Según la opinión de las consultoras locales, el índice de inflación difícilmente pueda llegar a perforar el 3% antes de junio. “Marzo suele ser un mes con mucha estacionalidad, y en particular este año se actualizaron tarifas. El menor ritmo de depreciación que implementó el gobierno en febrero y marzo junto con la mayor estabilidad en la brecha cambiaria son factores que van a incidir en los próximos meses empujando a una desaceleración en la inflación”, estimó Claudio Caprarulo, economista jefe de Analytica. Desde la consultora estiman para abril una inflación de 3,9 por ciento.
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