Todavía hay mucha incertidumbre sobre el camino de la política económica de Argentina para hacer sostenible la deuda del país, dijo hoy uno de los funcionarios del Fondo Monetario Internacional que negocian con la Argentina. También admitió que percibe una división en el Gobierno argentino: “Parece que hay diferencias significativas de opinión dentro de la alianza política del presidente Fernández sobre la dirección que deben tomar”.
“Siempre hay al menos dos patas en cualquier reestructuración. Una es cómo se cambian los términos de los contratos de deuda, la otra es cómo se cambian las políticas para que la nueva deuda sea sostenible. Y creo que en esa segunda etapa es donde tenemos mucha incertidumbre”, dijo Alejandro Werner, jefe del FMI para el Hemisferio Occidental, en un seminario de la calificadora Standard & Poor’s.
Argentina y el FMI están en negociaciones para sustituir un programa fallido firmado en 2018 por unos USD 45.000 millones de dólares. Inicialmente, el Fondo y el Gobierno esperaban un acuerdo entre abril y mayo, pero ambos ya no dan referencias temporales de ninguna clase.
“Siempre hay al menos dos patas en cualquier reestructuración. Una es cómo se cambian los términos de los contratos de deuda, la otra es cómo se cambian las políticas para que la nueva deuda sea sostenible. Y creo que en esa segunda etapa es donde tenemos mucha incertidumbre” (Werner)
Los inversores esperan en general que no se llegue a un acuerdo antes de las elecciones legislativas de finales de octubre, y la deuda externa argentina denominada en dólares cotiza a niveles de default, en torno a los 30 centavos de dólar.
“Estamos trabajando para estar listos cuando el Gobierno quiera finalizarlo y acelerarlo. Creo que estamos en condiciones de hacerlo, pero es cierto que las negociaciones se han alargado más de lo que quizás pensábamos... para estar listos en la primera mitad de este año”, dijo Werner en un evento organizado por S&P Global.
Las negociaciones, según ambas partes, siguen siendo “constructivas”.
A finales del mes pasado, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo que se habían dado “pasos importantes” para avanzar en las negociaciones, días después de que la vicepresidenta Cristina Fernández dijera que el país carecía de efectivo suficiente para pagar al Fondo.
Werner reconoció que el Fondo ve una división en el gobierno argentino.
“Parece que hay diferencias significativas de opinión dentro de la alianza política del presidente Fernández sobre la dirección que deben tomar, tanto en lo que respecta a la política como a las negociaciones con el Fondo”, dijo.
“Hay una interpretación por nuestra parte de que quizás el Gobierno siente que (será) mucho mejor emprender esta negociación política después de las elecciones y no antes” (Werner)
Algunos acreedores privados con los que Argentina llegó a un acuerdo de reestructuración el año pasado se han quejado de la lentitud de las conversaciones, del debate político que rodea al acuerdo y de la falta de una política económica clara por parte del Gobierno.
“En un año electoral, que además ahora resulta ser un período en el que el entorno externo es favorable a las cuentas financieras de Argentina... hay una interpretación por nuestra parte de que quizás el Gobierno siente que (será) mucho mejor emprender esta negociación política después de las elecciones y no antes”, dijo Werner.
Argentina está luchando contra una segunda oleada de infecciones por COVID-19, con un récord de casos en los últimos días, aunque el Gobierno está tratando de evitar bloqueos generales para proteger la incipiente recuperación económica.
También existe la preocupación de que la ya elevada inflación pueda dispararse aún más a pesar de las esperanzas del Gobierno de frenar los precios, lo que afectaría al crecimiento económico.
Un vocero del FMI sostuvo que la posición expresada ayer por la directora gerente, Kristalina Georgieva, “sigue vigente y sigue siendo nuestra posición institucional”.
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