Si bien en los últimos meses el ingreso de divisas por las exportaciones agroindustriales alcanzó niveles récord, especialmente por la mejora de los precios internacionales, la industria aceitera advirtió que está operando con una capacidad ociosa del 46%, con picos del 50% o superiores durante gran parte del año pasado. Pese a esto el sector privado, señala, que se cumplió con los compromisos de ventas y embarques. Así lo reflejó el Monitor agroindustrial que presentó la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
En los tiempos donde el sector privado realizó la segunda gran tanda de inversiones, se proyectó en ese momento una capacidad de crushing de 70 millones de toneladas de soja, que es la existente en la actualidad, mientras que la cosecha argentina no llegó a esos niveles y en las últimas campañas por diferentes motivos, como las condiciones climáticas adversas, tiende a bajar.
El informe recordó que toda industria tiene los mismos componentes de costos fijos, variables y operativos, conceptualmente. Cuanto más produce esa industria, es decir más cerca esté de su capacidad de producción máxima, mucho más barato es el proceso desde el punto de vista del costo de producción. “La industria aceitera no escapa a la regla general de cualquier proceso industrial, con la gran diferencia que lo que se produce son harinas y aceites de soja, a partir de la molienda del grano de soja. Y uno de los principales componentes del costo de producción es el precio del grano de soja”, señalaron desde CIARA-CEC.
Y agregaron: “La diferencia entre la capacidad de procesamiento máxima y el volumen diario que realmente se procesa se denomina ‘capacidad ociosa’ y cuanto más alta es la misma, más alta es la participación de los costos fijos en la estructura general de costos. Es decir, cuesta más caro procesar una tonelada de soja. Y es posible que la industria deba pagar menos al productor por el grano de soja, para compensar el costo de producción más alto y evitar moler a pérdida”.
La semana pasada ambas entidades informaron que el ingreso de divisas del mes de marzo fue de USD 2.773 millones, un récord histórico para ese mes en los últimos 18 años y de toda la exportación agroindustrial de la Argentina, y representó un crecimiento mensual del 53%. Además, las exportaciones del primer trimestre del presente año generaron divisas por USD 6.724 millones, el mayor valor de los últimos 6 años.
Por otro lado, el Monitor reflejó que las exportaciones de aceite de soja registraron una importante reactivación en los dos primeros meses del año, con un récord de 1.083.178 toneladas comercializadas, de la mano de una firmeza de la demanda y la normalización de los embarques tras la medida de fuerza de diciembre pasado, donde los gremios aceiteros y los recibidores de granos realizaron un extenso reclamo por mejoras salariales.
Molienda
Luego que en diciembre pasado la molienda de soja llegó al peor mes, al menor de los últimos 11 años, con un procesamiento de 847.000 toneladas, como consecuencia de las medidas gremiales, los dos primeros meses del año presentó una recuperación con 6.076.000 toneladas procesadas. El récord sigue siendo para el primer bimestre de 2016 con un procesamiento de 7.116.000 toneladas.
Un panorama similar ocurrió con la molienda de girasol, que en diciembre pasado tuvo un procesamiento de 15 mil toneladas, la cifra más baja de toda la historia, con un noviembre de 2020 que registró un volumen procesado de 121 mil toneladas y en diciembre de 2019 de 122 mil toneladas. Desde CIARA-CEC dijeron que, en este caso, la menor molienda no se atribuyó al paro en la zona de los puertos y de procesamiento, sino a la menor siembra, producción y cosecha en la provincia de Chaco. “La caída en la producción ha encendido todas las alarmas en el sector aceitero, cuyo mercado hoy está enfocado al aceite de girasol refinado y el abastecimiento del mercado interno, para su consumo en góndola”, señaló el informe.
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