Los países que atraviesen una nueva ola fuerte del COVID-19 y un ritmo lento de vacunación, como la Argentina, afrontarán una recuperación económica débil luego del derrumbe del 2020.
Así lo señaló el índice compuesto del prestigioso think tank Brookings Institution y el diario británico Financial Times.
En este sentido, el arma más poderosa para impulsar el rebote económico será la capacidad de cada país a la hora de controlar el rebrote del coronavirus.
En el informe se concluyó que las economías más desarrolladas superarán a las emergentes en términos financieros, de crecimiento y de la confianza de los inversores.
Esta situación responde a una nueva ola de la pandemia en varios países, lo que hace difícil coordinar una recuperación económica global y llevará a un ritmo de rebote desigual, según este análisis que se conoció antes de que los ministros de Finanzas y titulares de bancos centrales realicen esta semana una reunión virtual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Al respecto, el trabajo subraya que las diferentes perspectivas económicas pueden agregar tensión a las actuales batallas sobre producción y distribución de vacunas.
“La economía global afronta una aguda divergencia en cuanto a perspectivas de crecimiento en varias regiones”, señaló Eswar Prasad, del Instituto Brookings.
“La economía mundial se enfrenta a perspectivas de crecimiento muy divergentes en las distintas regiones, ya que se han ensombrecido las perspectivas de un rápido y uniforme resurgimiento tras un sombrío 2020”, se indicó.
La economía mundial se enfrenta a perspectivas de crecimiento muy divergentes en las distintas regiones, ya que se han ensombrecido las perspectivas de un rápido y uniforme resurgimiento tras un sombrío 2020
La actualización de los Índices de Seguimiento de la Recuperación Económica Mundial (TIGER) de Brookings-Financial Times “revela motivos de optimismo sobre las perspectivas de crecimiento mundial, pero también una renovada preocupación por los impedimentos para una fuerte recuperación”.
“La euforia de la vacunación y las esperanzas de una recuperación rápida y generalizada se han visto atenuadas por una nueva ola de COVID-19, que recorre varias economías y pone en peligro sus trayectorias de crecimiento”, advirtieron.
Al respecto, Estados Unidos y China “se perfilan como los principales motores del crecimiento mundial en 2021”.
“El consumo de los hogares y la inversión de las empresas han aumentado en ambas economías, junto con las medidas de confianza del sector privado. La producción industrial ha repuntado en la mayoría de los países, lo que ha contribuido a la firmeza de los precios de las materias primas y a la solidez del comercio internacional”, indicó el informe.
Sin embargo, “es probable que Estados Unidos, China y la India sean las únicas economías importantes (junto con Indonesia y Corea del Sur) que superen los niveles del PIB anteriores a la crisis del 19 a finales de 2021”. “En la mayoría de las demás regiones, es probable que los efectos de la recesión de 2020 sobre el PIB y el empleo sean más duraderos”, admitieron.
En particular, se destacó que la economía estadounidense “está preparada para un año de gran crecimiento, ya que el enorme estímulo fiscal, las políticas monetarias flexibles y la demanda reprimida impulsan el rápido crecimiento del PIB”.
“La renovada confianza de los consumidores y las empresas se ha reflejado en un fuerte crecimiento del consumo y la inversión empresarial, mientras que los mercados financieros han seguido funcionando bien”, afirmaron.
“Los resultados del mercado laboral han sido alentadores, aunque los avances en el crecimiento del empleo y la reducción del paro han sido desiguales en los últimos meses”.
A la vez, “separar el inminente aumento fantasma de la inflación (debido a los efectos de base de un débil 2020) de las presiones salariales y de precios subyacentes complicará la política monetaria durante 2021”.
“El análisis de la suba de los rendimientos de la deuda pública -que refleja una combinación de mejores perspectivas de crecimiento, riesgos de inflación y preocupación por el aumento de los niveles de deuda- resume los retos a los que se enfrentan los responsables de la política monetaria al intentar descifrar y gestionar las expectativas del mercado”, indicaron.
“Lo ideal sería que cualquier medida de estímulo adicional tuviera como objetivo impulsar simultáneamente la demanda agregada y mejorar la productividad a largo plazo”, sugirieron los autores.
“El impulso de crecimiento de China se ha mantenido fuerte y equilibrado, y la atención del gobierno se ha centrado en cuestiones estructurales a medio plazo y en la contención de los riesgos del sistema financiero”, precisaron.
“La reciente reunión de la Asamblea Popular Nacional concluyó con un renovado interés por reequilibrar la demanda hacia el consumo de los hogares y cambiar las fuentes de crecimiento hacia la fabricación de alta gama, el sector de los servicios y las pequeñas y medianas empresas”, agregaron sobre China.
“El gobierno parece inclinarse por la normalización de las políticas macroeconómicas, con un menor déficit fiscal y un cierto endurecimiento de la política monetaria que se prevé para finales de año”.
Sin embargo, advirtieron que “parece probable que las tensiones comerciales con Estados Unidos persistan bajo la administración Biden, pero esto ya no parece ser un factor importante que influya en el sentimiento del sector privado o en el crecimiento de ambos países”.
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