El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer el resultado de la Balanza de Pagos del cuarto trimestre de 2020, un estado contable en el que analiza los movimientos de los bienes, servicios y del sector financiero, con el exterior. En ese marco, indicó que cerró el año pasado con un superávit de USD 2.985 millones, que revirtió el déficit de USD 3.997 millones del 2019, mientras que el stock de deuda externa aumentó USD 2.508 millones en el cuarto trimestre del año pasado.
La deuda bruta total con títulos de deuda a valor nominal residual al 31 de diciembre de 2020 se estimó en USD 271.505 millones, USD 2.508 millones mayor respecto al trimestre anterior, indicó el organismo que conduce Marco Lavagna.
Según el organismo, el alza se explica principalmente por un mayor registro de deuda del gobierno general en USD 3.149 millones; del Banco Central en USD 841 millones; y de otras sociedades financieras en USD 69 millones; compensada por un menor endeudamiento externo de las Sociedades captadoras de depósitos en USD 1.164 millones; y de las Sociedades no financieras y hogares en USD 387 millones.
En ese marco, la deuda externa bruta alcanzó a finales del año pasado a USD 271.505 millones, por debajo de los USD 277.648 millones del cierre del 2019.
“Esta es una deuda que incluye tanto a privados como deuda del Gobierno. Si hablamos de la deuda del gobierno, el incremento está dado por el mercado de deuda en pesos que armó la cartera de Economía”, dijo a Infobae el operador financiero Christian Buteler.
Y agregó: “Hemos tenido en este primer trimestre colocación neta de deuda en pesos, motivo por el cual seguramente también crezca la deuda en el primer trimestre de 2021”.
La deuda externa bruta alcanzó a finales del año pasado a USD 271.505 millones, por debajo de los USD 277.648 millones del cierre del 2019
Cabe recordar que el Palacio de Hacienda encaró el 2020 una agenda urgente en materia financiera que consistió en reestructurar la deuda en moneda extranjera con acreedores privados y, en paralelo, “normalizar” la curva de rendimientos en pesos que había quedado distorsionada -con tasas de entre 150 y 300 por ciento- tras el reperfilamiento de agosto de 2019.
Todo eso en medio de la pandemia de coronavirus, que obligó al Poder Ejecutivo a acelerar el gasto público para financiar medidas para mitigar el impacto del coronavirus en los ingresos de empresas y hogares. Aunque la Covid-19 no fue el único obstáculo para el mercado de deuda en pesos: las tensiones cambiarias también jugaron su parte.
Hemos tenido en este primer trimestre colocación neta de deuda en pesos, motivo por el cual seguramente también crezca la deuda en el primer trimestre de 2021 (Christian Buteler)
En ese contexto, el titular de la Fundación Libertad & Progreso, Aldo Abram, dijo a Infobae: “La deuda es bienvenida si se da en el sector privado productivo para invertir. Esto va a permitir en el futuro una mayor capacidad de crecimiento en el país y la capacidad de repago de esa deuda”.
Y agregó: “El hecho de que el sector privado tome deuda para invertir es bueno aunque remarcó que en el caso del Estado, cuando crece la deuda externa nada garantiza que crezca la capacidad de pago porque este no produce bienes que se puedan exportar o para sustituir importaciones”.
Por su parte, el economista Gustavo Ber, del estudio homónimo, dijo a este medio que el financiamiento voluntario viene estando orientado principalmente hacia la moneda local, “a través de diferentes instrumentos, y hasta el momento viene recibiendo una satisfactoria demanda para cubrir las necesidades plateadas a través de este mecanismo”.
En tanto, el Indec también informó que la Posición de Inversión Internacional, es decir, el dinero que los argentinos tienen en el exterior o en dólares, pero fuera del circuito bancario, alcanzó los USD 122.482 millones, por sobre los USD 117.579 millones de finales del 2019.
El Ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguró a principio de mes, que con las regulaciones “el objetivo es evitar que haya movimientos de capitales que entran a tener retornos de corto plazo, especulativos, que no buscan meterse en la economía real de una forma más permanente”.
Hasta no alcanzar una estabilidad económica y financiera “no va a haber alternativa a mantener los controles de capitales por un tiempo. Es un esquema transitorio, más bien defensivo, pero que tiene que ver con la situación en la cual se dejó a la economía argentina por los 4 años previos, en los que hubo una entrada de capitales especulativos muy fuerte”.
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