El impacto de la “segunda ola” afectará el rebote económico y las cifras fiscales pero en forma acotada

Los buenos datos de actividad que divulgó el INDEC para enero dejan un piso cercano al 8% para la actividad este año. El Gobierno busca evitar cierre de fábricas y comercios, afectándose solo el esparcimiento. También se seguirá alentando el teletrabajo

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(Franco Fafasuli)
(Franco Fafasuli)

Aunque prácticamente se descarta la posibilidad de ir a una prolongada y estricta cuarentena como la del año pasado, las medidas restrictivas provocadas por el rebote del Covid-19 en el país tendrán efecto sobre distintas variables económicas. En caso de que haya problemas para la movilidad o incluso para llevar adelante la producción, se verá impactada negativamente la posibilidad de un mayor repunte económico. Y esto también conllevaría consecuencias fiscales, debido al menor ritmo de actividad y eventualmente la puesta en marcha de programas de apoyo como los que estuvieron en marcha el año pasado.

El “arrastre estadístico” que dejo 2020 para este año es significativo. Como la economía tuvo su peor momento de caída en abril y mayo, la reactivación de la segunda mitad del deja un piso más alto para el 2021. Con la fuerte recuperación de la actividad que mostró el dato divulgado hoy por el INDEC en enero, el economista Adrián Yarde Buller, del Grupo SBS), consideró que el piso de actividad del año estaría en torno al 8%. Es decir aún en caso de que la economía deje de crecer, igual la recuperación sería bastante más alta que la esperada inicialmente.

Sin embargo, en caso de que las restricciones vayan en aumento podría producirse un impacto negativo en ese repunte. Consultatio efectuó un cálculo teniendo en cuenta cuáles son los sectores que podrían verse afectados por los cierres. La conclusión es que la economía podría sufrir pero sin tratarse de un efecto dramático. El crecimiento se ubicaría, en este escenario entre 0,5% y 1,5% por debajo del “óptimo”. Eso significa que el repunte estaría igual por arriba del 6,5%. Básicamente implicaría una tímida mejora a lo largo del año, ya que la mayor parte de esa recuperación ya sucedió en la segunda parte del 2020.

El salto de la actividad de enero ya deja un piso para 2021 mucho más alto que el estimado previamente. Y las cifras fiscales también vienen mejor que lo esperado. Por eso, hay cierto “colchón” en caso de que se deban adoptar algunas medidas restrictivas. El objetivo del Gobierno es no afectar la producción ni el comercio

Las actividades que representan el mayor grado de riesgo (hoteles, restaurantes y otros servicios) representan solo 4% de la actividad económica, explican en Consultatio. Sin embargo, al sumarse los sectores con nivel de riesgo 2 (construcción, actividades inmobiliarias, comercio, transporte y comunicación y servicios personales), el alcance es de el 49% del PBI. En caso que se vea afectado este grupo, allí se estaría más cerca de un impacto negativo en la actividad más cercano al 1,5% respecto a las estimaciones iniciales.

El efecto de las restricciones también le pega al resultado fiscal, por dos vías distintas. En primer lugar, si la actividad crece menos de lo esperado también lo hará la recaudación. Pero, al mismo tiempo, si hay más cantidad de sectores afectados volverían los programas de apoyo del Gobierno. Podrían ser Repro como ya está vigente para ayudar a pagar salarios a empresas impactadas por la crisis, pero incluso el regreso de los ATP o de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que luego del pago de la tercera cuota fue suspendido ya en septiembre del año pasado.

Ninguno de estos programas especiales está contemplado en el Presupuesto 2021, por lo que implicaría un gasto adicional que tendría su efecto en el déficit fiscal del año y, por ende, la necesidad de mayor emisión monetaria a la prevista.

Las restricciones impactarían en el resultado fiscal por dos vías distintas. En primer lugar, si la actividad crece menos de lo esperado también lo hará la recaudación. Pero, al mismo tiempo, si hay más cantidad de sectores afectados volverían los programas de apoyo del Gobierno

Tanto desde los ministerios de Economía como de Producción vienen insistiendo en la necesidad de que no se vea afectada la actividad productiva ni la comercial. El argumento es que los contagios en fábricas o incluso en comercios fueron bien controlados en estos meses. Y cuando aparece un caso se actúa rápidamente con políticas de aislamiento específicas. Por eso, vienen insistiendo en que sólo debería afectarse actividades vinculadas con el esparcimiento y al mismo tiempo seguir alentando el teletrabajo.

En el escenario trazado por Consultatio, el efecto fiscal podría acercarse a un punto adicional del PBI. Pero esto tampoco sería dramático, ya que el déficit estimado para el año en “escenario base” se ubicaría bien por debajo de 4,5% del PBI que figura en el Presupuesto. Justamente, la mejora de la actividad por encima del 5,5% que estimó Guzmán también permitiría mayor recaudación que la presupuestada. En los primeros meses del año se observa además que el gasto público viene creciendo en forma más moderada, lo que también ayudaría a que el rojo fiscal no se desboque. Es decir existiría cierto “colchón” para llevar adelante algunas medidas de auxilio financiero a empresas en caso de que se vaya a medidas más restrictivas en las próximas semanas e incluso meses.

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