La estrategia del ministro de Economía, Martín Guzmán, para intentar ponerle límite a la cantidad de dinero que va a tener que emitir el Banco Central este año está enfrentando problemas serios ya desde los primeros meses del año. Un intento del Tesoro por colocar deuda en pesos de manera tal de reducir la carga que pesa sobre la autoridad monetaria tuvo un resultado pobre ayer y, en el mercado, señalan que la emisión chocó con otra prioridad oficial: mantener pisados a los dólares paralelos. Según operadores, el atractivo de un dólar “contado con liquidación” subsidiado por el gobierno fue mayor que el de la deuda en moneda local.
Ayer la Secretaría de Finanzas terminó con sus colocaciones de deuda en pesos del mes de marzo. Esas operaciones tienen un rol clave este año en el partido por tratar de limitar al máximo la cantidad de dinero que va a tener que emitir el Banco Central y en la posibilidad de que un exceso de oferta de pesos genere problemas aún mayores en materia de inflación y de brecha cambiaria. Cuanta más deuda en moneda local consiga Guzmán, menos va a tener que emitir Miguel Pesce, el titular de la autoridad monetaria.
Las estimaciones privadas calculan entre $2 billones y $2,5 billones el déficit fiscal para este año. Guzmán va a tener que cubrirlo de alguna forma. Si no es con deuda, deberá hacerlo con emisión monetaria. La consultora Econviews, por ejemplo, estima que para minimizar la cantidad de pesos que tendrá que crear el Central las colocaciones de deuda deberán conseguir $600.000 millones de financiamiento fresco. Pero pasaron los tres primeros meses del año y esa cifra parece cada vez más lejana.
¿Cómo consigue financiamiento fresco el Tesoro? Ante cada vencimiento de deuda en pesos, el Tesoro lanza nuevas emisiones de deuda. El objetivo es que las nuevas colocaciones consigan suficientes fondos como para pagar todo lo que vence y, además, un extra. Cada peso de más es financiamiento neto positivo para Economía.
Ayer ese programa financiero enfrentó una parada difícil. Vencían $167.000 millones, una cifra importante. Y el resultado no fue el mejor: consiguió $87.000 millones. Es decir, ni siquiera logró cubrir los vencimientos -el 54% de los de esta semana-, mucho menos financiamiento extra.
Con todo, Economía prefirió mirar el lado positivo. A través de sus comunicaciones, resaltó que con la licitación de ayer -hubo otras dos en el mes- cerró marzo con un porcentaje de renovación de deuda del 108%, es decir, apenas por encima de los vencimientos. El dato no es falso, pero esconde que la última licitación del mes hizo agua.
Fueron $14.000 millones en financiamiento fresco los que obtuvo el Tesoro. Y, en el año, en torno al 4% de lo que va a ser el déficit fiscal de este año.
Lo más preocupante, por otro lado, es que el arma que hasta ahora era infalible para atraer fondos a sus colocaciones de deuda pareció fallar. Entre los papeles que salió a colocar ayer economía se contaba una letra ajustada por el índice CER que sigue a la inflación, una Lecer, que en los últimos meses parecía capaz de atraer tantos pesos como fueran necesarios.
De hecho, la Lecer fue la que menos atractivo tuvo. Obtuvo $41.000 millones con una Lede (Letra a descuento), $37.000 millones con una Lepase (Letra que ajusta por la tasa de pases) y apenas $9.000 millones con la Lecer
“Subieron las tasas en las últimas tres emisiones, siempre de la misma Lecer que vence en febrero de 2022. Primero colocaron a la par, después al 0,25% y hoy al 0,8%”, dijo un operador de un fondo común de inversión. “Así no te da ganas de ir”, agregó.
La lógica es algo contraintuitiva. Al fin y al cabo, qué mejor que una suba de tasa para atraer la codicia. Pero cuando un fondo compró Lecer al 0% y, pocas semanas después, vuelve a emitirse el mismo papel al 0,8%, pierde plata por su primera colocación. Una suba de tasa es, al fin y al cabo, una baja del precio al que se vende un bono en el mercado secundario. Y son fondos que ya tienen esa letra en cartera.
Pero más allá de la incomodidad por las subas de tasas a grageas, en el mercado interpretan que el peor problema es el precio del dólar contado con liquidación, que el Banco Central mantiene a raya mediante la venta de dólares en el mercado de bonos.
“Lo de ayer es una llamada de atención para el Mecon y BCRA, que subsidiando el contado con liquidación generó ventas en la curva CER en las últimas semanas, reduciendo el interés privado por las Lecer”, analizó el informe diario de la consultora 1816.
Economía también festejó que redujo en la operación del lunes los vencimientos de abril de un bono CER, el TX21, pero operadores lo descartaron como dato positivo ya que estiman que casi todos los que canjearon ese bono fueron organismos públicos. El financiamiento que necesita Guzmán es el privado.
En los próximos días, cuando venzan los papeles que Economía trató sin éxito de financiar, puede haber alguna dificultad. Hasta, tal vez, la necesidad de pedirle al Banco Central que emita dinero. Sólo el impuesto a las grandes fortunas puede evitarlo.
“En lo inmediato, los datos actualizados a ayer muestran que al 25 de marzo el Tesoro tenía depósitos en el BCRA por apenas $54 mil millones, insuficientes para hacer frente a los vencimientos de esta semana (dado que no hubo renovación completa ayer). En cualquier otro contexto eso implicaría con seguridad un nuevo giro de fondos del Central al Tesoro. En esta oportunidad eso no es obvio porque en estos días se debería recaudar la mayor parte del impuesto a las grandes fortunas”, analizó 1816.
SEGUIR LEYENDO: