El debate se amplificó en los últimos días en las redes sociales pero refleja una discusión -académica y de política pública- que marcó las últimas décadas de la economía argentina y que no parece haber tenido una resolución: cómo y en qué medida el Estado debe procurar que el Producto Bruto Interno crezca o si debe priorizar redistribuir la riqueza, incluso en un contexto como el actual en que la economía atraviesa tres años de recesión y diez de estancamiento.
El contrapunto se produjo más específicamente entre economistas ligados al oficialismo. La que tiró la primera piedra fue Fernanda Vallejos, diputada nacional cercana a Cristina Fernández de Kirchner, quien defendió una postura por la cual “la producción actual es suficiente” para que no hubiese pobreza en la Argentina. Una posición decididamente pro-redistribución.
“La producción actual es suficiente” (Vallejos)
Otros economistas de distintas vertientes, aunque alineados con el Frente de Todos, piensan distinto: no se puede distribuir sin antes hacer crecer la torta que se quiere repartir. Desde este grupo apoyan y procuran un incremento en los niveles de productividad de la Argentina, algo que admite, fue “capitalizado” por el pensamiento económico más liberal e identificado con la actual oposición.
El tamaño de “la torta”
Vallejos escribió una serie de tweets que encendieron la mecha de la discusión. “Un simple cálculo de PBI por habitante demuestra que la producción actual es suficiente para que ninguna persona sufra la pobreza. El problema es distributivo: a unos pocos les sobra lo que a demasiados les falta. Resolverlo sería una solución a la crisis humanitaria que plantea la pandemia”, fue una de las conclusiones que ofreció la diputada.
El tema “prendió” con rapidez en esa red social, donde distintos economistas (integrantes o no de la coalición de gobierno) eligieron pronunciarse. La discusión estaba planteada, de forma simplificada: priorizar hacer crecer el PBI o redistribuir la riqueza actual. Para lo analistas no hay una contradicción abierta entre un concepto y otro, aunque el debate a saldar es si la economía puede crecer como respuesta a un acto distributivo o primer es necesario procurar una torta más grande a repartir.
“Hay que distribuir para crecer, porque la inclusión social crea consumidores y demanda agregada” (Vallejos)
La propia Vallejos respondió ante la consulta de Infobae: “Argentina necesita crecer y generar más y mejores puestos de trabajo y, para eso, hay que distribuir. ¿Por qué? Porque la distribución crea consumo, crea demanda. Y, para crecer, Argentina necesita que crezca la demanda, que es la que tracciona la actividad y el empleo, y la que induce la inversión”, afirmó la diputada nacional.
“Acá hay una cuestión que, por un lado, es racional en términos económicos: hay que distribuir para crecer, porque la inclusión social crea consumidores y demanda agregada; y, por otro lado, excede lo económico, y tiene que ver con una cuestión de dignidad humana, de justicia social. Y, también, como dijo (Joseph) Stiglitz, con que ‘no todo es economía en la vida: si crece la desigualdad, la tensión social también’”, dijo al mencionar al mentor académico del ministro de Economía Martín Guzmán.
En esos días, el secretario de Política Tributaria, Roberto Arias, dio su opinión por la misma vía. “Argentina necesita crecer. El PBI antes de la pandemia era más bajo que el de ocho años antes. Tuvimos una economía incapaz de generar ingresos suficientes y una distribución socialmente aceptable, lo que se traduce en el retroceso en todos los indicadores sociales”, apuntó el funcionario.
“Crecer nos permite salir de un juego de suma cero, del conflicto permanente. Pero potenciar nuestras capacidades productivas es una tarea colectiva que nos involucra a todos y todas: gobierno, empresas privadas, sindicatos, partidos políticos, la sociedad en general. Para poder crecer durante varios años seguidos necesitamos una macroeconomía ordenada: no hace falta mencionar los frecuentes tropezones que tuvimos en los últimos años que impidieron mejorar los ingresos de las familias argentinas”, continuó Arias.
Por último, habló de la necesidad de incrementar la productividad. “Nuestro granito de arena es encontrar un sendero de sostenibilidad fiscal (un Estado con urgencias de financiamiento no puede ejercer adecuadamente su rol en la estabilización ni en la redistribución) compatible con un sendero de un crecimiento económico federal e inclusivo. El aumento de la productividad es la llave de un desarrollo que sea industrial, inclusivo, federal y sostenible”, concluyó.
“Es difícil distribuir en contextos de sábana corta o de depresión. Poder, se puede pero con el crecimiento se van resolviendo gran parte de los problemas de conflictividad” (Strada)
En un sentido similar, la directora del Banco Provincia y economista del Centro de Política Económica Argentina (CEPA) Julia Strada aseguró que “en el contexto actual con la pandemia y la caída del PBI más relevantes de los últimos 20 años me parece fundamental crecer y de forma sostenida en los años subsiguientes”, dijo en diálogo con Infobae. “Primero porque es difícil distribuir en contextos de sábana corta o de depresión. Poder, se puede pero con el crecimiento se van resolviendo gran parte de los problemas de conflictividad”, argumentó.
“No es automática la redistribución a partir del crecimiento. Ese es el problema de las teorías de ‘derrame’. Tiene que haber política económica, porque de la misma manera que el crecimiento económico te puede garantizar una mejora de la producción, necesitás política industrial. O te puede mejorar el nivel desempleo y reducir las brechas de género, pero si querés una reducción efectiva tenés que tener una política económica con mirada de género”, comentó Strada. “El crecimiento horizontaliza las condiciones pero necesita políticas verticales que mejoren la calidad de vida”, completó la economista.
Para Fernanda Vallejos, en tanto, “está la versión que dice que no se puede distribuir, que primero hay que crecer, esperar a crecer para después distribuir. Bueno, esa es una versión intencionada. ¿Cómo es que creceríamos más si los recursos van a concentrarse en las manos de unos pocos que apenas consumen una pequeña porción y, por el contrario, sustraen los recursos del circuito productivo mediante la fuga y la especulación financiera? Es la famosa teoría del derrame, totalmente demostrado empíricamente que no funciona”, opinó en diálogo con este medio.
Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo, el director del Centro de Estudios de la Producción (CEP XXI) Daniel Schteingart eligió participar citando al economista serbo-estadounidense y experto en desigualdad económica Branko Milanovic, quien afirmó en una columna de opinión durante la pandemia que el PBI “como cualquier otra medida, es imperfecto y unidimensional”.
“Los países ricos son generalmente mejores según casi todas las métricas, desde la educación y la esperanza de vida hasta la mortalidad infantil y el empleo femenino. No solo eso: las personas ricas están de promedio más sanas, tienen una mejor educación y son más felices. En realidad, la renta te permite comprar salud y felicidad. La medida de la renta o PBI está muy relacionada con resultados positivos, ya comparemos entre países o entre personas dentro de determinado país”, es una de las conclusiones de Milanovic.
“Que sólo con crecimiento económico se bajará la pobreza es un eslogan. Y no está bien. Hay que hacer mucho más. Nada asegura que el crecimiento sea compartido si no hay una acción fuerte del Estado” (Guzmán)
La única vez que el ministro de Economía Martín Guzmán fue consultado sobre la cuestión del crecimiento y la redistribución mencionó, en una entrevista con Página 12 el año pasado: “Que sólo con crecimiento económico se bajará la pobreza es un eslogan. Y no está bien. Hay que hacer mucho más. Nada asegura que el crecimiento sea compartido si no hay una acción fuerte del Estado. Tiene que haber una definición de reglas de juego para que el crecimiento sea compartido. La distribución de los frutos del crecimiento tiene que ser equitativa. Tiene que haber políticas sociales de inclusión activas para la generación de puestos de trabajo. Y para la formalización de esos puestos de trabajo”.
Qué piensan los consultores privados
Más allá de las discusiones internas en el oficialismo, para el economista Jefe de la Fundación FIEL Juan Luis Bour “la tensión entre postergar el consumo, es decir ahorrar, o consumir hoy existió siempre. Y fue resuelta exitosamente por la humanidad cuando pasó de pueblos nómades, cazadores y recolectores a sedentarios que cultivaban y que de esa forma trabajaban para crecer”, afirmó en diálogo con Infobae.
“Y a eso se sumó la organización capitalista de la sociedad, la explosión desde la revolución industrial que fue un éxito de crecimiento y derrocó a la alternativa que era el socialismo soviético, lo que demostró el fracaso rotundo de los procesos colectivistas. No hay otra opción que crecer. Los chinos lo hacen, por si alguien tiene alguna duda. Y redistribuir en el margen, como se hace en las sociedades occidentales”, continuó Bour.
Consultado sobre qué necesitaría la economía argentina para salir del estancamiento, Bour consideró que el país necesita “instituciones que permitan que los agentes económicos pueden confiar en que puedan ahorrar. Si no tenés instituciones, no podés ahorrar y por consiguiente invertir porque corrés riesgo de ser expropiado, en este momento hay una discusión sobre eso. No hay una sociedad que pueda crecer sin un marco institucional, si no hay confianza no vas a poder crecer y por lo tanto vas a redistribuir la miseria”, concluyó.
Por su parte, la economista de la consultora LCG Julia Segoviano consideró que “la realidad es que el PBI argentino viene cayendo hace tres años y estamos estancados hace más de diez años sin crecer genuinamente, por lo que es una torta cada vez más chica. No es lo mismo para un país que crece de forma mas sostenida que para otro en que no hay mucho para repartir, incluso entre los deciles más altos las condiciones de vida han caído”, explicó ante este medio.
“No hay otra opción que crecer. Los chinos lo hacen, por si alguien tiene alguna duda. Y redistribuir en el margen, como se hace en las sociedades occidentales” (Bour)
Para Segoviano lo central es que “hay que priorizar crecer para poder disminuir la pobreza. El camino para bajar la pobreza es a través de un crecimiento que genere empleo de calidad”. Respecto de si un proceso redistributivo pudiera funcionar como motor de arranque de la economía, la economista de LCG opinó que “en otro contexto, la redistribución podría ayudar, porque los sectores más bajos tienen propensión a consumir y eso puede generar que repartir de forma más equitativa te genere un círculo virtuoso”, apuntó.
En tanto, Martín Kalos, director de la consultora Epyca, cree que “está bastante claro el vínculo positivo que hay entre crecimiento y redistribución. El debate que se da y que no está saldado es si la redistribución genera un proceso de crecimiento. Algunos casos podrían ser ejemplo de eso, pero lo que se da en la mayor parte de los casos es que con crecimiento en marcha, podés redistribuir un ingreso mayor. Si intentás solo la redistribución, eso tiene un tope, sobre todo en países periféricos como la Argentina”, explicó ante Infobae.
“Repartir lo que hay es un error por sí solo. La lógica es que si se reparte lo que ya existe, una gran parte de la sociedad que no accede a consumir empiece a hacerlo. Es una forma de verlo, pero eso tiene un límite en Argentina. No se trata de sacarle a los que tienen más para darle a los que tienen menos, no estamos en un nivel de ingresos por el cual Argentina pueda vivir con lo que tiene. Lo que se necesita primero es tener nuevos nichos exportadores, incluyendo los que ya son tradicionalmente competitivos como agroalimentos. Argentina necesita crecer, generar puestos de trabajo, inversión y exportaciones. Esa es la clave para no estar todo el tiempo a los tumbos”, concluyó Kalos.
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