La recuperación incipiente que empezaban a mostrar los bonos argentinos y que habían entusiasmado a algunos inversores quedó por el ahora en suspenso. Una combinación de un contexto internacional más complicado para emergentes, pero además los duros conceptos de la vicepresidente Cristina Kirchner poniendo en duda el pago de la deuda con el FMI, que calaron hondo entre los inversores. “No tenemos plata para pagar”, aseguró. Si bien faltó la referencia local con el feriado y hubo menos operaciones, el impacto fue indisimulable.
Estas noticias opacaron una novedad que en realidad es muy positiva para el desarrollo de la economía argentina en este 2021: la próxima capitalización del FMI, que significará un ingreso de USD 4.350 millones que llegarán a las reservas a partir de la emisión de Derechos Especiales de Giro por parte del organismo. Estos dólares virtualmente “caídos del cielo” significan un gran alivio en un contexto de escasas reservas líquidas en poder del Banco Central.
Ni siquiera la buena noticia de los USD 4.350 millones que recibirá la Argentina por la capitalización del FMI impactó en el mercado de bonos. Fue más fuerte el contexto externo negativo y las declaraciones de Cristina, alejándose de los Estados Unidos y planteando dudas sobre el repago de la deuda con el FMI
Sin embargo, la buena noticia quedó finalmente a mitad de camino y no tuvo el efecto deseado. Los bonos habían marcado la semana pasada varios días de subas consecutivas, que permitieron bajar el riesgo país desde 1650 puntos a niveles más cercanos a los 1.500 puntos. Los títulos más beneficiados habían sido los globales 2038 y 2041, que son los que más cupones pagan a partir del año próximo. Incluso bancos de inversión como Morgan Stanley habían asegurado que era hora de incorporar títulos locales en la cartera, considerando que habían caída exageradamente hasta llevar a precios de default.
Pero en las últimas jornadas algunas novedades impactaron negativamente en las cotizaciones. Los siguientes factores –que mezclaron cuestiones externas y locales- fueron las siguientes:
- Mayor volatilidad, que golpeó a mercados emergentes: fue un día muy negativo para las acciones y bonos de este segmento. El mercado fue de mayor a menor y terminó en el peor momento del día, en un contexto de búsqueda de opciones más seguras para los inversores. Incluso también sufrieron fuerte las tecnológicas. Aún cuando los bonos argentinos están en otra “liga”, y en general fuera del radar de los grandes fondos de inversión, era difícil que no sufran el impacto de estas ventas globales. Los bonos culminaron con un segundo día de caídas consecutivas, entre 2% y 2,5% según la serie, mientras que las acciones argentinas que cotizan en Wall Street terminaron con caídas de hasta 6%. También pegó Brasil, con fuerte retroceso para el real y las acciones líderes que cotizan en el mercado paulista.
- “No tenemos plata para pagar la deuda”: el discurso de Cristina Kirchner en relación al FMI impactó inmediatamente en el mercado de bonos. Las declaraciones cayeron en medio de las conversaciones con el ministro de Economía, Martín Guzmán, había mantenido con la número uno del organismo, Kristalina Georgieva, y previo a las reuniones con funcionarios del Tesoro norteamericano. Pero además fue casi al mismo momento que el Presidente, Alberto Fernández, le aseguraba al titular del Banco Mundial que Argentina “honrará sus deudas”. Luego de las palabras de Cristina quedó en duda, por ejemplo, qué pasará con la deuda que vence en mayo con el Club de París, por USD 2.500 millones. Hay sesenta días de gracias, hasta julio, para resolver. Pero no son pocos los que piensan que se podría ir a un nuevo default con el organismo, como ya sucedió hace una década.
- La renuncia al Club de Lima: la decisión anunciada por Cancillería significa un alejamiento concreto de los Estados Unidos y de la mayoría de los países latinoamericanos, al menos en relación a la condena al régimen venezolano. Y acerca a la Argentina a otro tipo de aliados geopolíticos como Rusia y China. Se retoma así en todo su “esplendor” la política exterior que había desarrollado Cristina Kirchner, especialmente a lo largo de su segundo mandato. La decisión significa un paso más en el aislamiento financiero que ya está sufriendo el país.
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