Hace exactamente un año el presidente Alberto Fernández anunciaba que el país entraría en una cuarentena total, preventiva y obligatoria mientras había en la Argentina unos 128 casos positivos detectados de covid-19 y el Gobierno buscaba “planchar la curva” de contagios. El cierre de actividades, que inicialmente se preveía por 15 días y que para algunos sectores todavía se sostiene parcialmente, implicó un impacto de dimensiones históricas para la economía.
Doce meses después del comienzo de las restricciones, algunos rubros de la producción lograron sobreponerse y recuperaron en la actualidad niveles de actividad similares o superiores a los que tenían antes del inicio del aislamiento social, como la industria manufacturera en términos agregados o la construcción. Otros tuvieron un repunte insuficiente para “empatar” esa foto prepandemia y otros no pueden levantar cabeza, principalmente por los límites al distanciamiento social que todavía pesan sobre ellos, como los sectores de entretenimiento, culturales, y restaurantes.
El cierre de actividades, que inicialmente se preveía por 15 días y que para algunos sectores todavía se sostiene parcialmente, implicó un impacto de dimensiones históricas para la economía
El golpazo que significaron la pandemia y las medidas de aislamiento sobre la economía fue más pronunciado en una economía como la argentina que ya arrastraba una recesión de más de dos años y con un nivel del restricción presupuestaria que le hizo más difícil que a otros los países de la región implementar paquetes de medidas de estímulo para amortiguar ese impacto.
El covid-19 dejó en la economía tres sectores bien diferenciados en relación a las posibilidades que tuvieron para “absorber” el sacudón que implicaron las medidas de aislamiento. Por un lado, aquellos rubros que sobre los que la pandemia tuvo un efecto “limitado”, un segundo grupo con “impacto medio o recuperación baja” y otro con números en rojo que todavía están lejos de revertirse, de acuerdo a la categorización que hizo la consultora Abeceb, a saber:
- Industria:
La actividad fabril tuvo un desplome histórico de 33,3% en abril, el primer mes de cuarentena estricta en todo el país, y que afectó de manera diversa a las distintas ramas industriales. Algunas como alimentos y artículos de limpieza fueron consideradas desde el inicio de la pandemia como esenciales pero otras tuvieron que esperar hasta que las flexibilizaciones de las medidas de aislamiento las incluyeran.
De acuerdo a datos del Indec, tras ese derrumbe de un tercio de la producción total, las caídas continuaron durante cuatro meses seguidos más hasta septiembre, cuando la industria anotó un repunte de 3,8% interanual. Luego de un último retroceso en octubre (3%), el sector enhebró tres meses consecutivos de avance.
Hacia adentro del rubro, la situación es heterogénea. Las recuperaciones más marcadas, siempre de acuerdo a datos oficiales, corresponden a sectores como la industria automotriz, productos de metal, maquinaria y minerales. Por el contrario, otros como textiles y muebles todavía están con números en rojo.
Según el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, “las principales ramas industriales que durante abril pasado habían tenido una fuerte caída se ubicaron entre un 10 y 20% por encima del promedio de 2019, esto es, de la prepandemia”.
Según datos recopilados por la consultora Abeceb, en 2020 la industria ya había terminado el año un 4% por encima de 2019, es decir antes de la crisis sanitaria
En términos de generación de empleo es que las diferencias son más notorias entre los distintos rubros de la industria. “Solo el 55% de las ramas industriales tenía hacia noviembre más personal que antes de la pandemia. Entre los rubros fabriles con balances positivos en términos de generación de empleo están las industrias ligadas a las proteínas animales, la fabricación de aparatos de uso doméstico, la industria plástica, la de electrónica y la química”, explicó el CEP XXI.
Según explica Santiago Manoukian, economista especializado en sectores productivos de Ecolatina, una particularidad que tuvo la caída de la industria durante la crisis sanitaria fue que “en cualquier crisis argentina la contracción del Producto Bruto Interno suele ser menor a la que tiene ese año la industria. El año pasado eso no pasó, porque la economía en general cayó 10% y la industria, un 8%”, comentó a Infobae.
En ese sentido, marca que para algunos sectores “la recuperación es más rápida de lo que se esperaba”, como por ejemplo, en el rubro automotor. “Hay un optimismo importante por un incremento en los niveles de producción local. Actualmente el 45% de los autos son producidos acá más allá de que haya insumos importados, cuando antes ese porcentaje era de 30%. Además se vislumbra una recuperación de la demanda brasilera”, continuó.
Según datos recopilados por la consultora Abeceb a pedido de Infobae, en 2020 la industria ya había terminado el año 4% por encima de 2019, es decir antes de la crisis sanitaria. “Los ‘bienes brecha’ empujan la industria: bienes finales e insumos (minerales no metálicos y siderúrgica). Existe un incentivo hacia la producción nacional con el control de importaciones”, consideró la consultora que fundó el ex ministro Dante Sica.
- Construcción:
La actividad constructora también fue una de las que reaccionó con rapidez y profundidad al cierre de la economía durante las primeras semanas de aislamiento social. En abril, el Indicador de Coyuntura de la Actividad de la Construcción que publica mensualmente el Indec reflejó un desplome de 76% por la paralización total de obras públicas y privadas y de fábricas de materiales en todo el país.
Al igual que la industria, en la medida que transcurrieron los meses y el Gobierno fue permitiendo la reanudación de ciertas actividades, la construcción fue uno de los rubros económicos con despegues más firmes. Si bien en octubre recién pudo dejar de anotar caídas en la comparación interanual, desde ese momento registró una recuperación fuerte, en enero 2021 anotó un aumento de 23% interanual.
El 2020 cerró con una caída acumulada de 19,5%, una de las más pronunciadas desde 2002. De todas formas, es uno de los pocos sectores que puede mostrar que recuperó el terreno que perdió desde el inicio de la crisis sanitaria y se sostiene ahora como la punta de lanza de la reactivación durante la post pandemia.
Para los ejecutivos de la construcción, algunos indicadores sectoriales todavía no superaron a la prepandemia. “El empleo registrado estuvo en enero 12,7% debajo de enero de 2020. Pero va reduciendo la pérdida desde octubre pasado. El consumo de materiales mostrado por ISAC o Construya crece alrededor del 25% interanual pero ello se debe al consumo minorista para autoconstrucción (reformas, reparaciones o ampliaciones sin permiso ni trabajo formal)”, explicaron desde la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) a Infobae.
La construcción fue uno de los pocos sectores que puede mostrar que recuperó el terreno que perdió desde el inicio de la crisis sanitaria y se sostiene ahora como la punta de lanza de la recuperación durante la post pandemia
Uno de los factores que explica el rebote de la construcción es la obra pública. Desde diciembre aceleró el ritmo de fondos que el Estado nacional destina a gastos de capital, entre los que se encuentran los proyectos de obras. La suba es, incluso, de un ritmo de tres dígitos. En el último mes de 2020 fue 150% anual y en enero se aceleró a 192%, según datos de la Secretaría de Hacienda. En febrero, estimó la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), ese porcentaje fue de 163%, que específicamente para la inversión real directa del Estado fue de 122 por ciento.
“Las expectativas mejoran por un mayor presupuesto público para obras nacionales y por medidas de incentivos a la construcción privada aprobados por ley. También por proyecto de ley de apoyo al Crédito Hipotecario que está en tratamiento en el Congreso”, concluyeron desde Camarco.
La reducción del costo de la construcción, por la brecha cambiaria, es otro de los factores que ayudan al impulso del sector, en particular en lo referente a las ampliaciones y refacciones en los hogares. “El costo sigue siendo atractivo más allá de que se encareció un poco desde el momento en que la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo llegó a su punto más alto en octubre”, explicó Manoukian.
- Comercio y consumo:
El comercio atravesó la pandemia con ciclos particulares. Si bien ese sector tuvo según el Indec caídas de 28% y 21% en los primeros dos meses de aislamiento social, al mismo tiempo el consumo masivos mostraba fuertes incrementos por uno de los comportamientos de los consumidores en las primeras semanas de crisis sanitaria: el “stockeo” preventivo.
Así lo asegura Santiago Manoukian, quien afirma que en un contexto en ese momento de “incertidumbre elevada”, el consumo masivo “fue el principal ganador ya que llegó a tener un aumento de 15% interanual en marzo”. Esa demanda estuvo volcada principalmente a alimentos, artículos de limpieza y medicamentos. Los bienes durables, por el contrario, fueron un sector castigado.
Los supermercados están, de acuerdo a los últimos datos, con niveles de venta menores a los primeros tiempos de pandemia, lo que se explica precisamente por esa escalada de ventas que tuvieron en las semanas iniciales de aislamiento social. Los shoppings, por su parte, tardaron mucho más en poder comenzar a recomponer su actividad. Hasta noviembre todavía arrastraban un 46% de desplome de ventas interanual.
Si bien el comercio tuvo caídas de 28% y 21% en los primeros dos meses de aislamiento social, al mismo tiempo el consumo masivo mostraba fuertes subas por el “stockeo” preventivo
Según el CEP XXI, en noviembre (último dato oficial) “entre los rubros de ventas más representativos en supermercados, almacén subió por encima del promedio mientras que limpieza y perfumería lo hizo por debajo. Se destacó en mayoristas el rubro de carnes como el tercero de mayor crecimiento”, publicaron en su último reporte de coyuntura.
“Las ventas online continúan mostrando un desempeño notable (224,8% de aumento interanual en términos nominales), aunque mantienen una participación en el total baja (5,3% en noviembre, con valores por encima del 4% desde abril). Las ventas en efectivo aumentaron 26,7% interanual con una participación del 31,7%, por debajo de los valores cercanos al 33% que se observaban antes del inicio de la pandemia”, concluyeron.
Con las diferencias entre los diversos tipos de cambio llegó el momento para el consumo de bienes durables. “La disparada de la brecha, que en octubre llegó a ser de 120% promedio, dio lugar a temores de devaluación, y actuó como un esquema de incentivos para volcar el consumo a bienes durables. Todo lo que oliera a dólar era visto como una buena oportunidad”, reflexionó.
De todas formas, se preguntó el analista de mercados: “¿Cuánto puede durar este veranito? En un comienzo parecía de corto aliento en la última parte del año, pero de no mediar una corrección cambiaria abrupta, que no vemos en el horizonte, esa recuperación en bienes durables puede seguir”.
Las ventas online mostraron un incremento de 224,8% interanual en términos nominales en noviembre, último dato oficial
Aunque, sin cortar la tendencia, también podría moderarse. “Algo que puede pasar es que pierda dinamismo. Primero, porque el crecimiento en esas ventas obedeció a adelantar compras en vista de una devaluación y ahora esas expectativas se aplacaron. Segundo, por posibles faltantes de bienes durables, eso está presionando a la suba de precios en los últimos meses”, afirmó el economista de Ecolatina.
En ese sentido coincidió Javier Cao (Abeceb), quien apuntó que “lo que se ve desde el fin de año pasado es que hay un corrimiento desde los servicios hacia los bienes”. “Ese menor consumo de servicios por una menor movilidad deriva en un ‘sobrante’ de dinero que en parte se vuelca a la compra de bienes”, comentó.
“En ese marco emergen como ganadores los bienes durables. No solo te refleja el efecto de que hay un ingreso que no encuentra donde gastarse, sino que por la brecha la gente ve que hay una oportunidad de inversión en bienes que tengan precios ligados de cierta forma al dólar”, explicó Cao.
- Turismo:
Junto con la industria del entretenimiento, culturales, servicios personales y gastronomía, el turismo forma parte de los sectores más impactados a nivel mundial por la pandemia, y una recuperación del sector es vista como muy lejana en el horizonte para los especialistas.
El flujo de turistas desde el exterior y entre provincias se vio cortado de inmediato por las restricciones de la pandemia. De acuerdo a datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, “en el acumulado entre enero y noviembre se registraron fuertes retrocesos”. “Se hospedaron 5,4 millones de turistas, un 72% menos que en el igual período de 2019, con caídas interanuales del 54,4% en marzo y del 100% tanto en abril como en mayo. Las noches de alojamiento fueron 14,9 millones, 67% menos que el año anterior, con bajas del 51,9% en marzo y del 100% en abril y en mayo”, destaca el informe oficial.
Para Fabricio Di Giambattista, dueño de Columbia Viajes y vicepresidente de Turismo de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), “cuando empezó la pandemia en marzo estuvimos prácticamente con una actividad nula y la expectativa en ese momento era cómo hacer frente a 6 o 7 meses sin trabajo”, recuerda en diálogo con Infobae.
“Sudamérica está bastante relegada en general. Ahí es donde nos encontramos con una realidad de panorama incierto y de incertidumbre” (Di Giambattista)
“Hoy un año después entendemos que esto no terminó y que por el contrario, se corrobora el pronóstico inicial de las aerolíneas, de que el sector no se va a recuperar hasta 2023″, comentó.
El avance de la vacunación, que puede aparecer como determinante para algunos rubros de la economía, para el turismo podría no ser suficiente para un rebote de la actividad hasta niveles pre pandemia. “Por lo que estamos viendo, va a depender de un plan de vacunación mundial que hoy es muy dispar. Hay países que están avanzados, otros intermedios y otros muy relegados”, aseguró Di Giambattista.
“Sudamérica está bastante relegada en general. Ahí es donde nos encontramos con una realidad de panorama incierto y de incertidumbre. Ya hay países que firman acuerdos con libretas o pasaportes sanitarios y pueden firmar convenios entre los países con reciprocidad”, alerta. Esto podría dejar fuera del circuito a países con vacunación más atrasada. “Entramos en una etapa muy compleja, con un año sin o con muy poco trabajo. Mucha gente vinculada a la actividad tuvo que reinsertarse en otra área, de servicios u otros negocios. Yo no vislumbro una normalidad hasta 2022 por lo menos”, concluyó el dirigente empresario.
- Otros sectores:
La consultora Abeceb elaboró un “semáforo” sectorial para analizar el impacto que tuvo la pandemia en estos últimos doce meses en los distintos sectores de la economía argentina.
En un grupo categorizó a los que tuvieron “caídas limitadas o estables”, entre los que mencionó (más allá de los desarrollados anteriormente), el agro, químicos, insumos agropecuarios como maquinaria, E-Commerce y logística de última milla, servicios públicos y telecomunicaciones, software y tecnologías de información y la comunicación, y el sector bancario. Este apartado representa el 35% del PBI.
Un segundo conjunto son aquellos que un “impacto medio o recuperación rápida”, están el tabaco, insumos intermedios como metales, petroquímica y envases y servicios empresariales no tecnológicos (consultoría, legales).
Y un tercer un grupo que representan un 30% del Producto Bruto fueron los más golpeados.
Abeceb identifica dos grupos: los que tuvieron un impacto directo e indirecto. Entre los primeros están, tal como se mencionó, restaurantes y hoteles, servicios personales (por ejemplo, peluquería), cultura y entretenimiento, construcción y comercio minorista. Derivado de esos sectores, como impacto indirecto, se anotan rubros como indumentaria y calzado, combustibles y servicios petroleros, cuidado personal y transporte.
Cuánto puede rebotar la economía este año
El Producto Bruto Interno terminó el año de la pandemia con un desplome de 10%. De esa manera, la economía concluyó el primer año dominado por la crisis sanitaria con el retroceso más pronunciado desde la crisis de fines de 2001, cuando esa cifra orilló el 11 por ciento.
A lo largo del 2020, las caídas más importantes en el nivel de actividad se dieron en abril y mayo, con mermas de 26,4% y 20,6%, respectivamente durante los meses de cuarentena más estricta. En junio el EMAE marcó una caída de 12,3% interanual; en julio un resultado negativo de 13,2% y en agosto de 11,6%. La desaceleración fue mayor en septiembre y octubre, con bajas de 6,9% y 7,4%, a lo que se sumó noviembre, con un retroceso de 3,7% y de 2,2% en diciembre.
En la comparación con el resto de la región, la Argentina tuvo la segunda caída del PBI más pronunciada, solo superado por Perú, con baja de 11,1%, según la recopilación de información que hizo el CEP XXI. Por debajo del caso argentino quedaron Ecuador -8,7%, Honduras -8,5%, El Salvador -8,3%, México -8%, Colombia -6,9%, República Dominicana -6,7%, Chile -6%, Canadá -5,3%, Costa Rica -5,1%, Brasil -4,1%, Estados Unidos -3,7%, Guatemala -1,8% y Paraguay -0,5 por ciento.
Solo con mantener el ritmo de crecimiento de la economía con que terminó diciembre, eso asegura que el 6% sea un piso de recuperación (Manoukian)
Para este 2021 las expectativas de rebote de la economía fueron mejorando en las últimas semanas, de acuerdo a estimaciones privadas y la del propio Gobierno. El ministro Martín Guzmán anticipó que, en lugar del 5,5% de recuperación que preveía el Presupuesto 2021, el Poder Ejecutivo trabaja ahora con la hipótesis de un repunte más cercano al 7 por ciento.
Para Javier Cao (Abeceb), el crecimiento estimado para este año es de 6,5%. “Este escenario tiene dos consideraciones: por un lado, supone no tener que volver a encerrar a la gente en invierno ante un rebrote de coronavirus, y por otro, descartando una situación de turbulencia cambiaria”, comentó.
Por su parte, Santiago Manoukian (Ecolatina), estimó esa cifra en 6%, aunque admite que podría ser incluso mayor. “El arrastre estadístico que dejó el fin de 2020 fue más elevado de lo que se esperaba. Solo con mantener el ritmo de crecimiento de la economía con que terminó diciembre, eso asegura que el 6% sea un piso de recuperación”.
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