El Banco Central tuvo que vender apenas USD 8 millones nominales, que equivalen a USD 3 millones, en AL30C, el bono en dólares que utiliza para intervenir en el mercado financiero y calmar a los dólares alternativos. La entidad salió a vender a la tarde y pagó un poco más por el bono que estaba desarbitrado con el GD30C, que utilizan los operadores para eludir el cepo. De esta manera, los dólares alternativos tuvieron dos ruedas calmas. La semana pasada, el Central vendió en una rueda USD 20 millones en billetes para evitar que se dispare el contado con liquidación.
La otra señal que tuvo el Gobierno resulta contradictoria. Porque la política de contener al dólar -anclarlo para que no presione a los precios- no tiene demasiados creyentes. En la licitación de bonos en pesos, la preferencia de los inversores estuvo en los Boncer, que indexan por el costo de vida. Estos títulos concentraron casi la mitad de las ofertas.
En la plaza mayorista, el Banco Central dio fuertes señales de que piensa tener calmo al dólar al hacer que suba apenas 7 centavos, a USD 91,14. De esta manera, los exportadores se adelantan a liquidar los remanentes porque saben que el dólar va a valer cada día menos. El martes liquidaron USD 275 millones y el Central se llevó 100 millones. Pero entre pagos a acreedores e intervención en los mercados, le quedaron muchos dólares en el camino. Por eso las reservas crecieron 16 millones a USD 39.881 millones.
La realidad del Gobierno contrasta con la del sector privado donde algunos grandes bancos pronosticaron una inflación para todo el año de más de 50% contra 29% que asegura Martín Guzmán, el ministro de Economía. Pero no solo en eso confrontan. Los bancos del exterior apuestan a un dólar a fin de año superior a $ 140 contra $ 102,50 que augura Guzmán.
Lo cierto es que en la licitación de bonos colocó $ 76.957 millones, casi 10.000 millones más de lo que necesitaba para renovar vencimientos. De esa cifra, 44%, fue hacia los bonos indexados que vencen en febrero de 2022 y no tenían un piso de precios. Pero la demanda fue tanta, que se colocaron a la par, es decir sin tasa sobre la inflación.
Los ahorristas piensan igual que los inversores en bonos. En 11 días de marzo, los depósitos de privados ajustables por UVA crecieron 10,3%, casi $ 9.000 millones. En ese lapso, los plazos fijos a tasa se expandieron tan solo 1,6%, es decir que crecen por debajo de la tasa de interés que pagan. La apuesta a la inflación es elevada. La colocación en depósitos UVA, exige un plazo mínimo de 90 días y los pequeños y medianos ahorristas asumen el riesgo. Ellos cobran una sobretasa de casi 4% anual.
En tanto, en la plaza cambiaria tras la magra intervención, el dólar MEP y el contado con liquidación cerraron sin cambios en la plaza oficial donde el instrumento es el AL30C. El que opera con este bono, no puede quedar con un saldo a favor que exceda los USD 100 mil nominales, que equivalen a poco menos de USD 40 mil en billetes. Si quieren hacer apuestas mayores, tienen que operar con el GD30, que tiene más mercado. En esta plaza, el dólar MEP cerró a $ 145 igual que el día anterior y el contado con liquidación aumentó 70 centavos a $ 150,74. Los montos negociados fueron menores a la semana pasada: USD 27,1 millones en MEP y USD 64,8 millones en contado con liquidación.
Los fondos del exterior juegan unas monedas a los bonos locales por lo absurdo de los precios. Esas monedas son un monto importante para un mercado reducido como el local. Un bono argentino rinde 19% contra títulos de países vecinos que tienen retornos de entre 3,5 y 4%
Si bien la tasa de Estados Unidos, la que reflejan los bonos del Tesoro, tuvo una leve suba a 1,62%, 24 horas antes de que se reúna la Reserva Federal y defina la política monetaria, los títulos de la deuda argentina aumentaron 1% promedio y provocaron la cuarta rueda consecutiva de baja del riesgo país. Esta vez cedió 22 unidades (-1,4%) a 1.551 puntos básicos.
La Bolsa se contagió de la mala rueda que tuvieron las acciones en Wall Street donde hubo preocupaciones por los problemas con la vacuna de AstraZeneca, que complica la vacunación en varios países y porque se vieron decepcionados por las cifras de consumo interno, menores a las esperadas.
En este marco, la Bolsa local operó $ 749 millones, 35% menos que el día anterior. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, perdió 1,61%. Las bajas más grandes fueron la de las empresas de energía. Central Puerto perdió 4,32%; YPF, 3,19% y Transener, 2,76%.
Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en Wall Street- negociaron $ 1.808 millones, un monto algo menor al del lunes. Lo más destacado pasó por Despegar que subió 9,09% y acumula ganancias en marzo de 42,44%.
El cambio de escenario en el mundo con un dólar que creció 0,50% en dos días de la semana frente a las seis principales monedas del mundo y la baja de las tasas de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, trajeron mejor clima a la región y propiciaron la suba de los títulos de la deuda. La revalorización de los bonos argentinos tiene que ver con esta tendencia. Por supuesto, los fondos del exterior juegan unas monedas a los bonos locales por lo absurdo de los precios. Esas monedas son un monto importante para un mercado reducido como el local. Un bono argentino rinde 19% contra títulos de países vecinos que tienen retornos de entre 3,5 y 4%.
La duda de los inversores es si seguirá la recuperación de los títulos locales, porque ese escenario es el que ayuda a que ceda la volatilidad del dólar. Por ahora, las apuestas son al peso y a la inflación. Es decir, volvió el carry trade entre plazos fijos en UVA y dólar. Los inversores creen que, en el corto plazo, la inflación le va a ganar al dólar en todas sus formas. De hecho, el “blue” o dólar libre ayer neutralizó la suba del lunes y cedió $ 2 a $ 144.
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