El Banco Central volvió a ser el gran comprador de dólares, pero una buena parte los orientó a mantener acotados a los dólares alternativos. Esa intervención le cuesta alrededor de USD 20 millones por día. Por eso, el Central compra mucho y se queda con poco. Por caso, en la plaza mayorista donde se operaron USD 253 millones por la presencia de los exportadores, el Central compró USD 140 millones, pero las reservas subieron apenas USD 42 millones y quedaron en USD 39.865 millones.
Por supuesto, la autoridad monetaria actuó como si el país tuviera plena confianza en la economía y la caída del dólar se produce de manera natural. De hecho, el dólar mayorista subió 21 centavos a $ 91,07. Siguió el anclaje con un ritmo devaluatorio que oscila entre 7 y 9 centavos diarios. Los 21 centavos corresponden a sumarle lo que hubiera devaluado el sábado y domingo. Al ritmo actual de aumento, la tasa de devaluación es de 22% anual, que irá declinando en los próximos meses porque para llegar a los $ 102,50 que estima el ministro de Economía, Martín Guzmán, le queda 12,55% de margen de devaluación hasta fin de año, es decir alrededor poco más de $ 1 por mes tomando el cálculo del acumulado.
La contracara de lo que sucede en la Argentina es Brasil, donde el escándalo por la salida del ministro de Salud, las complicaciones del Covid-19 y las malas expectativas, obligaron al Banco Central a vender USD 1.000 millones al contado y USD 500 millones en swap para que el real no se dispare. A pesar de la intervención, el dólar subió 1.42% a 5,64 reales.
En la Argentina, el Banco Central continuó vendiendo bonos AL30C para contener a los dólares alternativos. En el dólar MEP se operaron USD 36,1 millones y subió 11 centavos a $144,59 pero en la plaza libre donde se opera con el GD30D, la cotización fue de $ 151, que representó un alza de $ 1. El contado con liquidación tuvo operaciones por USD 64,3 millones y aumentó 47 centavos a $149,25. En el mercado de los operadores, el precio fue de $151,39, $1,10 por encima de la rueda del viernes.
Si bien el “blue” o dólar libre, aumentó $4 a $ 146, no es un precio que parezca sostenible porque fue se dio por la influencia de unas pocas manos que compraron por precios de ocasión. En el post cierre, el valor de la divisa estaba por debajo de ese nivel.
Lo que resultó una bendición para Latinoamérica y para los bonos de la deuda argentina, fue la caída abrupta de la tasa de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años que se redujo en 7 puntos a 1,60%, mientras Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, anunciaba impuestos para los ingresos más altos (los que ganen más de USD 36.000 mensuales) y una serie de subsidios que eran esperados por el mercado. En ese mejor clima, subieron los bonos argentinos con ley Nueva York, en medio de rumores de que JP Morgan había recomendado su compra.
Los más favorecidos fueron los más largos. El GD36 aumentó 4,17%, pero los de menor plazo no quedaron atrás y el GD29 subió 3,67%. Este movimiento hizo que el riesgo país bajara a 1.573 puntos básicos. La caída de casi 2% (30 unidades) le permitió perforar el piso psicológico de los 1.600 puntos básicos y volver al rango de los 1.500 puntos que había abandonado el 5 de marzo pasado.
La Bolsa, por supuesto, se vio favorecida por este cambio de humor del mundo. La manifestación del mejor clima se vio en el volumen de negocios que fue 30% más alto y llegó a $ 1.056 millones. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 2,83%. Los avances más notables fueron los de Central Puerto (+6,27%), Comercial del Plata (+5,44%), Transportadora Gas del Norte (+5,04%) y Banco Supervielle (+5,18%).
Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York en dólares- negociaron apenas $ 1.979 millones. Los ADR’s argentinos tuvieron una buena rueda y fueron el factor que impulsó a la Bolsa local porque estas acciones se utilizan para fugar dólares al exterior vía contado con liquidación. Banco Supervielle (+8,02%), IRSA (+6,90%) y BBVA (6,60%) fueron lo más destacado de la rueda.
Para hoy se anunció otra licitación de bonos donde lo que más atraerá a los inversores serán los LECER que vencen el 28 de febrero de 2022. Es decir, que los que apuesten a una inflación elevada pueden hacer un buen negocio. Los bonos se subastan sin un piso de precio y para los inversores institucionales es una gran ocasión. De hecho, en los últimos días, cuando volvió el control sobre los dólares alternativos, los depósitos UVA retomaron el alza de más de $ 1.000 millones por día.
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