Dólar libre: 7 claves que explican por qué cayó a su valor más bajo en seis meses

La divisa en el mercado marginal llegó a operarse a $140 el jueves, su valor más bajo desde el 18 de septiembre del año pasado

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Las distintas cotizaciones alternativas del dólar están lejos de los récords de octubre
Las distintas cotizaciones alternativas del dólar están lejos de los récords de octubre

El dólar libre llegó a negociarse a $140 esta semana, una cotización que lo dejó casi 20 pesos debajo del dólar “solidario” que supera los $159 en el promedio de bancos, donde se paga un recargo del 65% que implican el Impuesto PAIS y la percepción a cuenta de Ganancias y Bienes Personales.

Para el “blue” se trató del valor nominal más bajo desde septiembre pasado, seis meses atrás, y casi 30% menos que el récord de $195 por unidad anotado el 23 de octubre del año pasado. Detrás de esta caída en el dólar que se comercia por fuera del control de cambios se identifican motivos varios:

1) Sobredolarización. El crecimiento acelerado de la formación de activos externos del sector privado no financiero a fines de 2019 refleja que el stock de dólares en manos de particulares se acumuló antes del “cepo”, por lo tanto, las divisas ofertadas en el mercado paralelo fueron adquiridas a precio oficial inferior a los 60 pesos.

Los precios presentes del dólar libre están un 130% arriba que antes del cepo, brecha muy superior a la inflación acumulada y que justifica financiarse a través de la venta de dólares atesorados, en épocas de pandemia, con crisis de empleo e ingresos carcomidos por la inflación.

2) Salarios deprimidos. La inflación en alza –3,6% en febrero y 40,7% interanual y salarios que se deterioran mes a mes pulverizan el excedente para generar ahorros y dolarizarlos, lo que reduce la demanda en un mercado pequeño y marginal.

3) Sensación de dólar calmo. La disparada de octubre pasado se dio en el marco de un dólar libre que no paraba de subir y, por ese motivo, provocaba que nadie estuviera dispuesto a vender, conducta que espiralizó las cotizaciones. Por el contrario, la estabilización de los últimos meses llevó a que ahorristas necesitados de pesos decidieran desprenderse de sus divisas.

Incide también la calma del dólar oficial, que sube 8% en 2021, al ritmo de la inflación, respaldado por los elevados ingresos de divisas por exportaciones del agro en 2021.

4) Financiamiento inaccesible. La necesidad de pesos para afrontar gastos lleva a la venta de divisas –en mayor parte atesoradas antes del “cepo”– para evitar endeudarse a tasas altas en moneda local (56,1% de tasa nominal anual promedio para préstamos personales) y, en algunos casos, para el próximo pago del Impuesto a la Riqueza.

El mercado negro del dólar es contradictorio: cuando el precio del billete sube mucho, desaparece la oferta y ésta se reactiva cuando baja

5) Menos pesos en la calle. Este es un fundamento técnico, que no siempre aplica plenamente en el precio del dólar “blue”, pero es válido, pues la demanda por el billete norteamericano se nutre de los pesos en la calle, del efectivo. Y en este sentido, el BCRA está llevando adelante un trabajo prolijo, al mantener estabilizada la Circulación Monetaria (billetes y monedas en poder del público) en lo que va de 2021. Esta variable –principal componente de la Base Monetaria– decreció 4%, desde los $1.897.825 millones ($1,9 billones) del cierre del año pasado a los $1.822.518 millones ($1,82 billones) el 9 de marzo pasado.

6) Intervención oficial. Entre los factores que funcionan como una fuerza descendente que pesa sobre el dólar libre está la constante intervención del Gobierno en otras cotizaciones paralelas, que son una referencia para el “blue”, como el “contado con liquidación” o el “dólar MEP” que se operan en la Bolsa a través de la compraventa de bonos y acciones. Estas valuaciones superaron los $180 el año pasado y ahora no llegan a los 150 pesos.

7) Cesa el efecto COVID-19. Despejados los temores de una devaluación abrupta este año, la expectativa por un dólar libre mucho más caro empieza a disiparse, cuando ya se superó el punto más álgido del confinamiento social por el COVID-19 y se percibe una mayor apertura de actividades.

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