La escasez de divisas y el cepo cambiario comenzó a complicar a las industrias en medio de un tímido repunte de la demanda. La dificultad para acceder a todos los insumos importados que necesitan para producir le pone un techo, afirman, a la posibilidad de recuperarse tras el impacto de la pandemia. Desde el Gobierno aseguran que la mayoría de las solicitudes de importación se habilitan y niegan demoras excesivas para su aprobación.
El proceso entre que un importador o una fábrica que necesita insumos desde afuera inicia el trámite y consigue ese bien implica pasar por tres instancias: la AFIP, el Ministerio de Desarrollo Productivo y el Banco Central.
En el primer escritorio del Estado la AFIP pasará el filtro del sistema CEF (Capacidad Económico Financiera), que determina con una fórmula si una empresa está en condiciones de afrontar o no ese tipo de operaciones.
Pasada esta instancia, entra en juego la Secretaría de Industria. En términos generales, existen dos procesos diferentes para que una empresa pueda solicitar autorización para importar: las licencias automáticas y las no automáticas. En este segundo caso donde comienzan las quejas de empresarios y cámaras sectoriales.
El proceso entre que un importador o una fábrica que necesita insumos desde afuera inicia el trámite y consigue ese bien implica pasar por tres instancias: la AFIP, el Ministerio de Desarrollo Productivo y el Banco Central.
El Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) es el que decide qué y cuánto podrán importar las empresas. Para determinar eso, el Estado solicitará una proyección de importaciones para cada caso, algo que entre las compañías afirman que es difícil por la coyuntura económica.
“Para las licencias no automáticas, tienen un modus operandi que no responde a lo que debería ser. No contestan los teléfonos, no responden mails, de vez en cuando te llaman porque tenés que presentar proyecciones para este año o el próximo”, asegura Rubén García, presidente de la Cámara de Importadores en diálogo con Infobae.
La lógica de la automatización o no de las licencias de importación responde, según fuentes oficiales y privadas, a que las automáticas se habilitan rápido para insumos que no se producen en la Argentina, mientras que las otras tienen como meta proteger ciertos sectores industriales locales, porque se trata de bienes producidos en el país.
“Uno quiere empezar a trabajar y se encuentra con una traba. Generalmente retacean acceso a repuestos para máquinas, textiles o tejido, productos que teóricamente se busca proteger de la industria local. Ellos analizan las necesidades de importaciones y te dicen qué traer y cuánto podés traer. Y uno se queda esperando y no sabe qué hacer porque nadie se comunica”, afirmó ante este medio José Luis Lopetegui, secretario de Comercio Exterior de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
“Básicamente te afecta porque no tenés insumos para producir. Si ahora empezás a tener algo de compras y de actividad, no podés cumplir si no tenés materia prima. Mal puedo mantener así activo a mi personal”, continuó Lopetegui.
Tras pasar por esa segunda instancia, falta el acceso efectivo a dólares a precio oficial. Según García, “una empresa después de tener la habilitación va a un banco privado para que le pida al Banco Central las divisas. Y el Banco Central tiene un montón de mañas y normativas que son profusas y confusas, lo que hace que los bancos actúen con cautela extrema”, dijo el presidente de la cámara de Importadores.
La lógica de la automatización o no de las licencias de importación responde, según fuentes oficiales y privadas, a que las automáticas se habilitan rápido para insumos que no se producen en la Argentina, mientras que las otras tienen como meta proteger ciertos sectores industriales locales.
Desde la Secretaría de Industria se defienden y aseguran que “durante 2020 se autorizaron el 93,5% de las SIMIs presentadas y se puede observar que del total de licencias no automáticas presentadas, el 80% se aprobaron dentro de las 48 horas de su presentación”, afirmaron. Y que el saldo que queda sin aprobar contienen “errores de carga, inconsistencias y faltantes de información” o por “no superar los controles específicos que existen para garantizar esa previsibilidad y seguridad en el mercado”.
“No se están realizando exigencias o imponiendo criterios adicionales a los importadores. Lo que se solicitan son proyecciones complementarias, que apuntan a acercar la gestión comercial a las necesidades de los productores e importadores, así como también para brindar un marco de previsibilidad y de seguridad a empresas y consumidores”, aseguraron ante la consulta de Infobae.
Por su parte, desde el Banco Central aseguraron que la entidad no tiene ningún tipo de discrecionalidad para otorgar las divisas para las empresas que obtuvieron la autorización. “Todas las normas ya están establecidas”, comentaron.
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