La Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo reveló la reticencia de las empresas a retomar personal. La tasa de entrada se mantiene entre las más bajas en 18 años. Como en el mes anterior, las expectativas netas (aumento y desvinculaciones de las empresas con relación a la contratación de personal en los próximos tres meses, resultaron negativas en 0,4%, luego de haber detectado dos meses de presupuestos con reactivación.
Este indicador resulta de la diferencia entre la proporción de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que prevén disminuirla, lo elabora el Ministerio de Trabajo a partir de la Encuesta de Indicadores Laborales que lleva a cabo ininterrumpidamente todos los meses de 1996 entre empresas del sector privado con más de 10 empleados en relación de dependencia que operan en los grandes aglomerados urbanos del país.
“Del 7,2% de las empresas que declaran que harán cambios en sus dotaciones en los próximos 3 meses, el 3,8% espera reducir la dotación y el 3,4% estima que la aumentará. Este nivel de expectativas contrasta con el retorno del comportamiento expansivo del empleo verificado en este mes, habrá que esperar al próximo período para confirmar o no una tendencia más clara”, destaca el informe oficial que se actualiza cada mes.
Del 7,2% de las empresas que declaran que harán cambios en sus dotaciones en los próximos 3 meses, el 3,8% espera reducir la dotación y el 3,4% estima que la aumentará (EIL de Trabajo)
De ahí se desprende que la recuperación de los niveles de actividad que para enero detectó el Indec en la industria, la construcción y el comercio aún no tienen la entidad suficiente como para proyectar un aumento de carácter sostenido y desvinculado del fenómeno estadístico de la muy baja base de comparación, tras casi dos años de recesión, y que se profundizó con la irrupción de la pandemia de covid-19, en particular en el segundo trimestre del último año.
Al respecto, un “Informe Técnico del Ministerio de Trabajo” incorporó en la estadística y análisis la proporción de asalariados registrados en el ámbito privado que pasaron a estar inactivos por efecto de suspensiones y ausentismo involuntario por las restricciones que persisten la habilitación del transporte público por parte de quienes no se desempeñan en actividad decretadas no esenciales y no cuentan con medios propios o de la empresa para movilizarse.
Al comienzo de la crisis sanitaria, en abril 2020, sumaban unos 774 mil trabajadores, y representan 13,2% del segmento, y en diciembre habían disminuido a 275 mil, equivalente a 4,7% de una dotación agregada inferior en 49 mil personas a la anotada al cierre del primer cuatrimestre del año último.
El nivel de 5,52 millones de asalariados privados activos en diciembre, representaban poco menos de la mitad del total de ocupados registrados en el Sistema Integrado Previsional Argentino, e implicó una caída de poco más de 800 mil respecto de los que estaban en actividad en esa franja del mercado en marzo de 2018, al inicio del actual ciclo recesivo.
Claramente, la rigidez de la legislación laboral y cargos sobre las empresas superiores al promedio mundial, junto a la prohibición de cesantías y la doble indemnización en los despidos sin causas, imponen una severa limitación a la recontratación de personal, más aun en los casos en que por la extensión de la crisis sanitaria, actividades que fueron rehabilitadas puedan volver a una fase anterior de cierre, o de aforos que le impiden recuperar lo perdido el año anterior.
Los asalariados activos en el sector privado en diciembre acusaban una caída de poco más de 800 mil respecto de los que estaban en actividad en esa franja del mercado en marzo de 2018, al inicio del actual ciclo recesivo
Recorte de la jornada laboral
“La suspensión con percepción de una asignación no contributiva, ha sido uno de los instrumentos utilizados para sostener el nivel de empleo asalariado registrado, en un contexto de paralización de parte de la estructura productiva. En los primeros de meses de implementación de las medidas de aislamiento social, una proporción relevante del empleo en empresas privadas fue suspendido, sin embargo, junto con la reactivación de la actividad económica se verifica una reducción permanente del personal suspendido desde de junio hasta el último mes relevado”, destaca la Encuesta de Indicadores Laborales.
Según la EIL, “el porcentaje de empleos suspendidos pasó del 8,8% en mayo de 2020 a 1,8% en enero de 2021 (una caída de 7 puntos porcentuales en ocho meses). No obstante, la incidencia de las suspensiones en el empleo registrado privado sigue siendo elevada con relación a la serie histórica. Desde la perspectiva de las empresas, en enero de 2021, el 10% las empresas aplicaron suspensiones, duplicando también los valores históricos”.
De ahí surge que los puestos inactivos del personal registrado en los libros de las empresas y del SIPA por efecto del recorte transitorio de la jornada laboral, con pago parcial del salario habitual, afectó en el primer mes de 2021 a unos 105 mil trabajadores, mientras que el ausentismo involuntario habría sumado otros 150 mil casos.
Puestos por rama de actividad
La EIL también detectó que “en enero de 2021, todos los sectores de actividad, a excepción de los servicios sociales y personales (-0,2%), aumentaron las dotaciones de personal, destacándose el crecimiento del empleo en la construcción, que ascendió al 1,7% en el total de aglomerados relevados (aunque se estima que una porción acotada de esta expansión obedece a la presencia de factores estacionales)”, que provoca la disminución en diciembre, para poder cobrar un bono por desempleo. “El comercio tuvo un incremento del 0,3%, mientras que la industria y los servicios financieros y a las empresas mostraron una expansión del empleo del 0,2% y el transporte del 0,1 por ciento”, completa el análisis oficial.
Pese a ese desempeño, la cartera laboral también dio cuenta que en comparación con un año antes, cuando aún no había señales de la crisis sanitaria, los principales actores en la generación de empleo asalariado privado mantenían dotaciones notablemente menores: 7,5% en la construcción; 2,4% en el agregado del comercio, restaurantes y hoteles; 1,8% transporte, almacenaje y comunicaciones; 1,6% en los servicios financieros y a las empresas; 0,7% en la industria y 0,4% en los servicios comunales, sociales y personales.
Y pese a que el promedio general se ubicaba 1,7% por debajo de enero 2020, las expectativas de los empresarios para el trimestre marzo a mayo, se mantuvo por segundo mes consecutivo en la senda contractiva.
“Las empresas con mejor performance relativa en enero fueron las que presentan una dotación entre 50 y 199 trabajadores, con un aumento de 0,4% en sus dotaciones. En las más pequeñas la creación neta de empleo fue del 0,3%, mientras que las más grandes aumentó un 0,1% el nivel de ocupación con relación a diciembre”, aportó la Encuesta de Indicadores Laborales.
Pero como en el caso sectorial, en términos interanuales, todos los tamaños de empresas presentaron todavía disminución del empleo registrado, siendo las más pequeñas las que más perdieron.
El cuadro heterogéneo que muestran tanto los índices de actividad en la industria y la construcción del Indec, como de empleo del Ministerio de Trabajo, también se observó en la variación de los puestos asalariados en el sector privado en los principales centros urbanos del país. “En los aglomerados del interior se recupera y profundiza la expansión del empleo observada entre septiembre y noviembre de 2020. Mientras que en el GBA el cambio de tendencia en la serie resulta, aún, incipiente”, informó la EIL.
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