El anuncio del presidente Alberto Fernández del envío de un proyecto de ley al Congreso para impulsar la industria del cannabis puso en la agenda un sector económico que espera la regulación para poder salir al mercado. Mientras en el mundo se multiplican los avances en lo legal y la aparición de inversiones, en la Argentina hay muchos negocios por hacer y un potencial aprovechable como en cualquier otro sector agroindustrial.
“La industria mundial del cannabis medicinal triplicará su volumen de negocios en los próximos 5 años. El proyecto prevé la utilización del cultivo exclusivamente con fines de industrialización para uso medicinal e industrial,” dijo el Presidente.
Los expertos en el negocio cannábico hablan de que el mercado tiene tres grandes “verticales” o segmentos. Uno es el recreativo, que quedó suprimido con la palabra “exclusivamente” usada por el Presidente. Quedó claro que el proyecto no incluye la posibilidad de que en la Argentina haya venta libre de marihuana como en Uruguay o en el estado de California, en EEUU, por mencionar algunos ejemplos. La regulación apuntará a fomentar las otras dos áreas: la medicinal y la industrial.
Algunos laboratorios empezaron a importar esta materia prima farmacéutica, desarrollar su producto y hasta registrarlo (María Laura Sandoval)
Si bien en la Argentina toda la industria todavía está en una etapa embrionaria, la producción de cannabis medicinal ya tiene negocios en marcha. “Los principales laboratorios argentinos ya están trabajando en el tema del cannabis, en la fase de investigación y desarrollo de producto. Pueden solicitar un permiso al Gobierno para investigación. Algunos laboratorios empezaron a importar esta materia prima farmacéutica, desarrollar su producto y hasta registrarlo”, señaló María Laura Sandoval, consultora en negocios de cannabis y cáñamo.
La experta distingue entre el cannabis medicinal, en general con cultivos a cielo abierto o viveros, y el “cannabis pharma”, producido en cultivos cerrados (indoor) con la misma trazabilidad y estándares internacionales de producción que cualquier otro medicamento farmacéutico. En el primer caso, la inversión inicial del proyecto puede alcanzar hasta los USD 4 millones, incluyendo extractoras para iniciar el primer paso de los procesos industrializados de la cadena, que produce resinas o aceites. En el caso de la industria farmacéutica, un cultivo con altos estándares puede requerir entre USD 13 millones y USD 25 millones para arrancar el negocio, dependiendo de sus características.
Por el lado del cannabis industrial, el avance es menor pero el potencial es enorme. El cáñamo (cultivo de cannabis con bajo tenor psicoactivo o THC) se utiliza para múltiples productos en el mundo: fibras textiles livianas y resistentes, celulosa para papel, aceites medicinales y comestibles, biocombustibles, alimentos y muchos otros. Una empresa española, Cannabric, fabrica ladrillos de cáñamo; algunos modelos de Audi o BMW tienen piezas plásticas y textiles de cáñamo.
Una consultora internacional especializada en la materia, Prohibition Partners, estima que en 2024 la Argentina podría generar USD 40 millones de facturación en el mercado mundial de cannabis. Otra empresa, New Frontier Data, dice que el mercado local tiene chances mucho mayores, y que en la región podría ser superado por México, Brasil y Chile.
Además de la provincia de Buenos Aires, también hay avances en Jujuy, La Rioja, Misiones y San Juan
¿Qué chances reales tiene la Argentina de ser un actor importante en el mercado de cannabis, considerando el fuerte incentivo estatal? A la ley de impulso que prometió el Presidente, se suman mucha gestión a nivel de las provincias. El gobierno bonaerense de Axel Kicillof presentó hace pocos días la Agencia Provincial de Cannabis, que deberá ser aprobada por la Legislatura y tendrá atribuciones para otorgar y fiscalizar permisos para el uso industrial del cultivo. También hay avances en Jujuy, La Rioja, Misiones y San Juan.
Según Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina de Cannabis (Argencann), la importancia del proyecto de ley nacional es que permite abrir la puerta al sector privado. “Hasta el momento, el cannabis en Argentina parece ser un territorio casi exclusivo de las iniciativas públicas en varias provincias. A mí me cuesta pensar que podamos desarrollarnos como industria o hacer una apuesta estratégica si los protagonistas centrales de este tiempo no son las empresas y los emprendedores del país”, dijo en declaraciones a FM Milenium.
Me cuesta pensar que podamos desarrollarnos como industria o hacer una apuesta estratégica si los protagonistas centrales de este tiempo no son las empresas y los emprendedores del país (Pablo Fazio)
Fazio (politólogo, emprendedor, fundador de la cervecería Otro Mundo) explicó que la ley en marcha “lo llena de orgullo”, dado que Argencann lleva varios años trabajando por ella, y que la industrialización del cannabis “forma parte de una tendencia mundial que empezó hace 10 años”.
“El universo de aplicaciones que abre este proyecto y la posibilidad de generar vectores de inversión e innovación sitúa a Argentina como un potencial jugador de peso en la industria emergente más novedosa que está protagonizando el mundo en este momento,” destacó.
El apoyo estatal ya es muy explícito pero aún se desconoce su letra chica y allí estará la clave. “No hay que regular la producción, eso es solo un eslabón de la cadena”, dijo a Infobae el empresario Facundo Garretón, fundador de InvertirOnLine y ex diputado, volcado desde hace dos años al negocio del cannabis en Uruguay con la firma YVY Life Sciences.
“La regulación también deberá abarcar la manufactura, la venta, la distribución. ¿Se va a poder fabricar solo aceite o también píldoras, parches, alimentos, bebidas, cremas de belleza? ¿Se podrá vender en farmacias o en cualquier comercio? ¿Se puede exportar o es solo para el consumo interno? Si la norma trae claridad sobre esos temas, la Argentina tiene potencial”, contó Garretón.
Con el antecedente de haber estado en el Congreso y haber tenido que analizar estos temas como legislador, Garretón advierte además sobre los riesgos de que la burocracia frene el impulso del negocio. “Hoy, si querés producir cannabis está involucrado el INTA, el ministerio de Salud, el de Seguridad, el Senasa, 5 o 6 entes estatales. Totalmente ineficiente. Tiene que haber un ente autárquico, una única agencia que lidere el tema”.
Los negocios nunca esperan a las normas sino que éstas corren detrás suyo. Según explica Sandoval, en la Argentina hay proyectos en marcha. Cannabis Avatar Sociedad del Estado (Cannava), en Jujuy, trabaja en cultivos en un vivero de 2.500 metros cuadrados, además de seguir con la línea de investigación en otras disciplinas como genética y adaptación de suelos. Se trata del primer espacio de cultivo de cannabis y producción de aceites de uso medicinal legal en todo el país, ubicado a 20 kilómetros de la capital jujeña.
Hoy, si querés producir cannabis está involucrado el INTA, el Ministerio de Salud, el de Seguridad, el Senasa, 5 o 6 entes estatales. Totalmente ineficiente. (Facundo Garretón)
Otra empresa provincial, en San Juan, acaba de ser autorizada a iniciar actividades a partir del acuerdo con un privado. También hay una empresa de participación estatal en Misiones, Biofábrica S.A. En Bariloche fue autorizado un proyecto que asoció a una ONG con una entidad científica de nuestro país que ya han sido aprobados por parte de la autoridad competente, incluso se autorizó un acuerdo de la empresa Pampa Hemp con INTA Pergamino, además de un laboratorio de genética en la provincia de La Rioja.
Otro de los casos relevantes es F&C Greenlabs, espera empezar a operar en 2022 con una inversión de USD 30 millones, de capitales nacionales. “Promete ser la planta de producción pharma de cannabis más grande de América Latina, aunque todavía sin permiso de la autoridad competente. La empresa se encuentra en la planificación de una planta de 10.000 m2 cubiertos, dentro de los cuales se proyectan los ciclos de cultivo, secado y curado, extracción y purificación, obteniendo productos de calidad farmacéutica y subproductos para producir alimentos”, contó María Laura Sandoval, que representa en la Argentina a la Asociación Latinoamericana de Cáñamo Industrial (Laiha).
La consultora también mencionó que hay “pooles de siembra, como Las Lilas, que vienen explorando el tema” y que en el campo de “la salud y alimentación animal la empresa Rosenbusch, liderada por el empresario Matías Ballestrini, también se encuentra realizando una exploración de la industria del cannabis para sumarse con un desarrollo y salir al mercado”.
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