Economías regionales: cómo arrancó el 2021 para una serie de producciones que explican el 70% del empleo rural de la Argentina

Los cítricos dulces, las peras y manzanas y el maní se destacan por su buen desempeño, mientras que la lechería, la producción de algodón y el sector ovino siguen mostrando malos resultados

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El sector ovino sigue inmerso en una importante crisis
El sector ovino sigue inmerso en una importante crisis

El concepto de economías regionales engloba a más de una treintena de actividades y complejos productivos diseminados en casi todos los puntos del país, con áreas geográficas determinadas para cada explotación, al mismo tiempo que concentra el 70% de la mano de obra rural y genera arraigo en el interior. Tal heterogeneidad hace que no exista una realidad transversal a todas las producciones, aunque existen problemas y necesidades comunes entre ellas.

Tal es el amplio abanico de actividades, que en el complejo de economías regionales hay producciones que hoy gozan de una buena rentabilidad y un buen panorama de negocios, con una contundente salida exportadora, mejora de precios y una demanda creciente en el mercado interno, mientras que otras están sumidas en profundas crisis, que ya vienen arrastrando hace meses, incluso años.

En diálogo con Infobae, el director ejecutivo de la Confederación Argentina de la Media Empresa (CAME), Pablo Vermengo, detalló cuál es la actualidad de las principales actividades, como así también las necesidades y las medidas transversales que se deben tomar para un despegue de las mismas.

A diferencia de años anteriores, hoy son varias las actividades que se encuentran con un balance favorable, incluso que lograron una mejora durante la pandemia de coronavirus. En este sentido el sector citrícola dulce, o sea, naranjas y mandarinas, viene atravesando un contexto positivo con con una recomposición de los precios internos y una mayor demanda internacional de ambos productos.

Peras y manzanas

También es bueno el momento para el sector productor de peras y manzanas, con una mayor productividad durante 2020, un crecimiento de las exportaciones del 0,7% y la expectativa de que continúe con su senda de crecimiento. Otro sector que viene teniendo buenos índices es el hortícola, integrado por cultivos como la cebolla, el tomate y la papa. Según explicó Vernengo, “han tenido una mayor demanda por la pandemia y mejores precios internos, permitiéndole recomponer al productor”. Además persiste en la buena senda el maní, con la mayoría de su producción concentrada en Córdoba, con un crecimiento en la demanda internacional, que en 2020 fue superior al 22%.

Detalle sobre el estado actual de diferentes economías regionales y su ubicación en el territorio donde se desarrollan
Detalle sobre el estado actual de diferentes economías regionales y su ubicación en el territorio donde se desarrollan

La yerba mate también integra el grupo de las producciones que están teniendo buenos resultados, con una mejora en los precios pagados por la hoja canchada. En el caso de las legumbres, en especial poroto blanco y negro, de los cuales la mayoria se exporta hacia Brasil, tuvo un crecimiento en los despachos del 0,7% interanual. Sin embargo, esta producción, como muchas otras que se producen en el norte argentino, han sufrido los efectos de la fuerte sequía que afectó la región y mucho de los productos del norte han sufrido la sequía que padecieron durante gran parte del 2020.

Sin embargo, Vernengo aclaró que los contextos beneficiosos no siempre son captados por el productor. “Algo que tiene que quedar muy claro es que el productor es productor. Generalmente, en frutas y hortalizas se entrega la producción en comisión a un operador en los mercados concentradores o, en su defecto, a empaques o cámaras de frío. Lo mismo pasa con los productores vitivinícolas, donde entregan (la uva) y luego se hace el precio. La comercialización es uno de los graves problemas que tiene las economías regionales. Tampoco los productores son exportadores, por lo que si hay una baja de retenciones y la agroindustria no derrama, los beneficios se lo quedan los operadores”.

Con el viento en contra

En el polo opuesto, se encuentran ciertas actividades muy representativas de las economías regionales, que atraviesan un contexto totalmente desfavorable y que, algunas de ellas, se encuentran sumidas en graves crisis. Tal es el caso de producciones como la leche, el algodón, la actividad ovina, la olivicola, el tabaco y el té.

En el primer caso, la crisis se fue agravando con el tiempo. Hoy la lechería se encuentra con un precio planchado y pisado y con los costos de producción en ascenso, apretando cada vez más los márgenes. Esta situación se da a pesar de que la actividad cerró 2020 con un aumento de la producción y de las exportaciones.

La lechería se encuentra con un precio planchado y pisado y costos de producción en ascenso, apretando cada vez más los márgenes, a pesar de que la actividad cerró 2020 con un aumento de la producción y de las exportaciones

En el caso del algodón, la crisis en el sector textil a nivel mundial desatada por la pandemia de coronavirus golpeó de lleno a la actividad, en especial en Argentina, donde la gran mayoría del producto se despacha al exterior. Así, por ejemplo, la exportación cayó 7,1% en 2020, a lo que se sumó una baja en los precios internacionales. Caso parecido le toca atravesar a la lana, con caída de precios y de mercados por el Covid-19, acarrea un desmoronamiento de las exportaciones superiores al 50%.

Otro sector con malos resultados es el olivícola, muy dependiente de Brasil para la exportación, con una merma en los despachos del 7,2% en 2020 y con los precios internacionales que no acompañaron los últimos tres años. También hay desempeños negativos en el tabaco, que continúa tributando retenciones del 12% en un contexto de una caída de las exportaciones del 6,4% interanual y en el té, con una merma en los despachos del 13,5%.

En el caso del algodón, la crisis en el sector textil a nivel mundial desatada por la pandemia de coronavirus golpeó de lleno a la actividad, en especial en Argentina, donde la gran mayoría del producto se despacha al exterior.
En el caso del algodón, la crisis en el sector textil a nivel mundial desatada por la pandemia de coronavirus golpeó de lleno a la actividad, en especial en Argentina, donde la gran mayoría del producto se despacha al exterior.

Precios cuidados, productores descuidados

Caso aparte merece la cuestión del programa Precios Cuidados. Para Vermengo, el programa gubernamental que congela determinados precios de productos básicos genera que “las pymes no puedan sostener el negocio con un incremento en su nivel de ingresos de solo un 4% al 11%, mientras que enfrenta una constante suba en sus costos de producción del orden del 35%, y de la logística en un 45%”.

“En ese sentido, los costos que pesan sobre el empresariado llegaron a superar el 200% en relación al valor de la materia prima, ya sea por el aumento de insumos esenciales o bien por la asfixiante carga tributaria que pesa sobre el productor pyme. Sin rentabilidad el negocio es inviable en el tiempo y sin inversión es imposible mejorar la productividad de la empresa”, añadió.

Como ya se dijo, las economías regionales cuentan con actividades muy diferentes entre sí, que se desarrollan en geografías, climas y costumbres particulares. Sin embargo, se pueden implementar determinadas políticas públicas que resulten transversales a este cúmulo de sectores y lograr beneficiarlos y potenciarlos. “Toda herramienta y/o política que se diseñe para el sector debería contemplar, para ser realmente eficiente, la heterogeneidad regional y las asimetrías de la estructura productiva nacional”, aseguró Vernengo a Infobae.

Tributos por triplicado

En este sentido, el dirigente empresario detalló una serie de políticas necesarias para las producciones. Una de ellas es “rediseñar el esquema tributario, a fin de evitar la superposición de tasas y tributos en los tres niveles. Actualmente, nuestro país tiene más de 160 impuestos, una de las presiones tributarias más altas a nivel mundial. El desafío es lograr un sistema tributario más racional que contemple la sustentabilidad de la empresa agropecuaria”.

Por otro lado, observa como esencial eliminar las retenciones para estas economías. Así, aclaró que “si bien a fines del 2020 el gobierno modificó poco más de 4.500 posiciones arancelarias, sobre un total aproximado de 8.000, algunos productos sufrieron una baja en sus derechos de exportación, mientras que en otros el impuesto registró un aumento. Además, el criterio que se adoptó para definir las subas y bajas no se comprendió”.

Otro punto, es “contar con disponibilidad de mano de obra mediante la compatibilización de planes sociales y trabajo registrado”, ya que “las cosechas suelen verse amenazadas por la falta de personal. Las economías regionales deberían poder contratar trabajadores en blanco sin que, por eso, pierdan los beneficios sociales que perciben”.

Además considera que debe haber una actualización del mínimo no imponible, la creación de una cuenta única tributaria, incentivos fiscales, garantizar la disponibilidad de insumos, reducir los costos de la energía eléctrica y el gas y “garantizar el funcionamiento de Observatorios de Precios para mitigar y desalentar conductas anticompetitivas como así también nos permitirá conocer la verdadera incidencia en la cadena de valor de cada actor interviniente”.

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