“Repsol debería erigir un momento a Cristina Fernández: YPF vale menos que nunca”, es el título de una nota del diario español El Mundo. Es un notable cambio respecto de 2012 cuando, recuerda, “Cristina era “el centro de todas las críticas en España”.
Nueve años más tarde, prosigue el artículo, “quizás la petrolera deba agradecerle a la hoy vicepresidenta y a su entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, porque YPF vale menos que nunca y está en serias dificultades financieras”.
A continuación, el artículo, del periodista Sebastián Fest, lista las “impactantes cifras” de aquella operación. “Buenos Aires envió a Madrid 5.000 millones de dólares para quedarse con la mayoría accionarial en YPF, pero el 100% de la empresa, que tiene una deuda de 6.200 millones de dólares, vale hoy en Bolsa apenas 1.500 millones”. Además, recuerda en otro pasaje, “hay un juicio pendiente en los tribunales de Nueva York que podría costarle otros miles de millones de dólares al país; se entiende así la broma que circula desde hace años en Buenos Aires: Repsol debería erigir monumentos a Fernández de Kirchner y Kicillof en su sede central”.
Matando Vaca Muerta
El Mundo reseña también que YPF fue “históricamente la mayor empresa argentina, pero ese sitio es hoy de Mercado Libre, el Amazon argentino, que por capitalización bursátil alcanza un valor de 100.000 millones de dólares y encara un agresivo proceso de expansión regional”.
Todo lo sucedido en torno de YPF, recuerda también el artículo, sucedió en gobiernos peronistas: “Carlos Menem la vendió a Repsol en 1999 por 15.000 millones de dólares y Fernández de Kirchner se la expropió 13 años después”.
Bajo el subtítulo “Matar la Vaca” (en referencia a la formación geológica Vaca Muerta, el más promisorio activo petrolero de la Argentina) el artículo afirma que la de YPF es “la tormenta perfecta”.
Por un lado, dice, las expectativas depositadas en Vaca Muerta, “que debía llevar a la Argentina saudí, nunca se cumplieron. A eso se sumó luego el efecto de la pandemia del covid, que redujo el consumo de combustibles, y las luchas políticas en YPF, donde Fernández de Kirchner logró desplazar al presidente (Guillermo Nielsen) para poner a alguien de su confianza (Pablo González, ex vicegobernador de Santa Cruz, además de ex Senador y Diputado Nacional por esa provincia) con lo cual, dice el artículo “ahora tanto el consejero delegado como el presidente responden a la ex jefa de Estado”.
Cerca del default
El artículo también recuerda que YPF “estuvo a punto de no cumplir con el pago de una serie de bonos por un importe total de 6.200 millones de dólares” y remarca que “en la Argentina del peso devaluado, el dólar es un bien tan esencial como escaso” algo que resulta “más que complejo para YPF, que tiene buena parte de sus gastos en dólares, pero recauda básicamente en pesos”.
Vaca Muerta, “el segundo yacimiento del mundo de gas no convencional y el cuarto de petróleo, repartido entre tres provincias de la Patagonia, despertó grandes expectativas en los años finales de la presidencia de Fernández de Kirchner (2007-2015)”, dice el artículo, “pero ni ella ni su sucesor, Mauricio Macri, lograron activar su potencial y tampoco lo está haciendo el actual jefe de Estado, Alberto Fernández”.
Una razón es que la guerra de precios iniciada el año pasado por Arabia Saudita afectó a Vaca Muerta, que tiene altos costos de extracción por trabajar con el sistema de fracking y con el barril por debajo de los USD 40, “deja de ser rentable”.
“A Arabia Saudita o Rusia manipular la producción de modo que el precio no supere los 30 dólares no les genera daño. Al contrario: mantienen las ventas y recuperan mercado. Para el crudo no convencional, un precio así es fatal, dado que los yacimientos requieren de un barril de al menos 40 dólares para ser económicamente viables”, cita el artículo a Horacio Lazarte, experto en mercados petroleros.
El petróleo ronda hoy los 60 dólares, sigue el artículo, “pero a la incertidumbre económica mundial se suma la argentina, y Vaca Muerta no toma vida”.
Bajo el subtítulo “Matar a los bonistas”, la nota desarrolla también el “asunto” de la deuda de YPF, “vinculado a los inusuales vericuetos del mercado financiero y cambiario argentino, que se maneja con un grado de límites y restricciones desconocidos en el resto de los países del G-20. El Banco Central, cuyas reservas están en niveles peligrosamente bajos, se resistió a liberarle dólares a YPF para que cumpliera con los pagos a los compradores de sus bonos. El más cercano es este 23 de marzo por 400 millones de dólares”.
YPF parecía encaminarse a una suspensión de pagos, pero los acreedores aceptaron finalmente la quita oferta de canje de bonos hecha por la petrolera, que pagará en efectivo el 40% de su deuda y el resto con un bono a 2026.
Contexto político
El contexto político es un año de elecciones parlamentarias “en las que kirchnerismo y oposición se juegan mucho de cara a las presidenciales de 2023″ y en la que, dice el medio español, citando a un medio argentino, el gobierno necesita “postergar el ajuste y tratar de ganar las elecciones de octubre”. Pero no le será sencillo, explica el artículo, porque “Argentina no tiene las reservas, ni va a generar los dólares suficientes para cumplir con los compromisos de este año”, que incluyen pagos al FMI y al Club de París. La nota cita además al actual senador Martín Lousteau, quien afirma que si el kirchnerismo fuera eficiente en su manejo, “YPF no valdría seis o siete veces menos de lo que valía”.
Argentina no tiene las reservas, ni va a generar los dólares suficientes para cumplir con los compromisos de este año”, que incluyen pagos al FMI y al Club de París
Para peor, dice más adelante, “semanas atrás circularon rumores de que el Gobierno de Fernández quería hacerse con el 49% de las acciones aún en manos privadas”, algo luego desmentido, pero que “contribuyó al derrumbe del valor de la empresa, que entretanto cambió de jefes”.
Se trata del cambio ya señalado, según el cual Sergio Affronti se mantiene como consejero delegado, pero Guillermo Nielsen, que estaba llamado a ser el ministro de Economía de Fernández “un reconocido especialista en restructuración de deudas, precisamente lo que YPF necesitaba” será el próximo embajador argentino en Arabia Saudita, para ser reemplazado por el santacruceño Pablo González, “muy cercano a la vicepresidenta”.
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